Comezón interminable = dermatitis atópica

Sebastián tiene 17 años y se rasca en todo momento hasta sangrar. El picor en la piel no tiene fin, dice. No duerme adecuadamente, está molesto, pues a pesar de que hace todo lo necesario para el cuidado de la piel, el problema continúa: “Me baño con agua tibia, con jabones neutros, no me tallo, me seco cuidadosamente y me aplico el emoliente…pero continúan la resequedad, comezón y ardor. Me siento frustrado”, dice el adolescente quien desde pequeño sufre dermatitis atópica.

Lorena Ríos
Todo menos politica
Dermatitis atópica
(Foto: Internet)

Sebastián tiene 17 años y se rasca en todo momento hasta sangrar. El picor en la piel no tiene fin, dice. No duerme adecuadamente, está molesto, pues a pesar de que hace todo lo necesario para el cuidado de la piel, el problema continúa: “Me baño con agua tibia, con jabones neutros, no me tallo, me seco cuidadosamente y me aplico el emoliente…pero continúan la resequedad, comezón y ardor. Me siento frustrado”, dice el adolescente quien desde pequeño sufre dermatitis atópica.

El aumento de la edad materna, estilo de vida occidental, contaminación ambiental, tabaquismo durante el embarazo, disminución del periodo de lactancia, así como el uso de cremas y jabones perfumados o con esencias son responsables de que la incidencia de dermatitis atópica en México se triplicara en los últimos 30 años.

María del Mar Sáez de Ocariz Gutiérrez, médico adscrito al Servicio de Dermatología del Instituto Nacional de Pediatría (INP) y vocal de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD) detalla que la dermatitis atópica afecta a 20% de la población mundial y, dado que es una enfermedad fundamentalmente pediátrica, hasta 85% de quien la padece son niños, por lo que se considera que puede afectar a entre 10 y 15% de la población infantil del planeta.

En dermatología pediátrica, la dermatitis atópica se ubica dentro de los diez primeros lugares de consulta por enfermedades de la piel.

En el instituto constituye el primer motivo de asistencia en el servicio de dermatología pediátrica.

Además, se ha reportado que la prevalencia de esta alteración en la piel de 1971 a 1981 fue de 12.9%, mientras que de 1982 a 1992 se incrementó a 16.9%, por lo que es probable que hoy en día sea aún mayor.

Afecta el aprendizaje

La especialista explica que “es una enfermedad que altera significativamente la calidad de vida de millones de personas y es un hecho que la educación terapéutica, donde los pacientes y familiares entienden qué es su enfermedad, qué la desencadena y cómo se puede mejorar, incrementa las posibilidades de mejorar ante el tratamiento”, señala.

Este padecimiento es una enfermedad inflamatoria, multifactorial, acompañada de resequedad y rascado frecuente. La piel del niño carece de lípidos, por lo que el beber líquidos no es útil para hidratar la piel, siendo las cremas emolientes e hidratantes bajo prescripción las que reestablecen la barrera normal cutánea. Por ello, tanto el calor como el frío lo afectan: en época de verano el sudor favorece la comezón; mientras que en el invierno se reseca y también causa prurito.

Sáez de Ocariz Gutiérrez menciona que dentro de los factores que desencadenan este fenómeno cutáneo se encuentra el hecho de que uno o ambos padres tienen o tuvieron el mismo problema. “Las precauciones que deben considerarse son el polvo excesivo de la casa que provoca comezón; de ahí la idea de asear diariamente y ventilar; no es recomendable el uso de jabón en la piel inflamada ni la aplicación de cremas con colorantes, perfumes o esencias de moda”, advierte la dermatóloga.

También alerta que el sudor es la principal causa de comezón en el niño, siendo los pliegues los más afectados. Por lo anterior, recomienda que se aplique agua fría en las zonas de prurito, así como una crema hidratante para que el menor siga jugando. “Deben bañarse después del ejercicio para retirar el sudor de todo el cuerpo”, precisa.

La sensación de comezón llega a afectar su calidad de vida, incrementa las lesiones de piel, existe mayor irritabilidad, disminuye el descanso, aparece bajo rendimiento escolar, sube el gasto económico y la tensión familiar, por lo que una de las funciones de la recién creada Fundación para la Dermatitis Atópica es la de dotar de material didáctico que explica los posibles factores desencadenantes de prurito, así como de las medidas que ayudan a atenuar los síntomas.

Apoyo

Carola Durán Mckinster, jefa del Servicio de Dermatología del INP y presidenta de la Fundación para la Dermatitis Atópica, expone que “los niños que padecen este mal tienen una calidad de vida alterada, no duermen, tienen problemas de concentración y están muy irritables, pues la comezón no tiene fin”.

Ante el creciente número de casos pediátricos surge la Fundación, cuyo interés es participar en el financiamiento de trabajos de investigación y de estudios clínicos sobre la enfermedad, del soporte en acciones científicas y mediáticas para reforzar su conocimiento, los tratamientos y las medidas generales para ayudar a los pacientes y familiares a que tengan una mejor calidad de vida; también se trabajará en la creación de herramientas pedagógicas destinadas a los interesados.

La Fundación cuenta con una mesa directiva conformada por médicos dermatólogos, una enfermera y una sicóloga. Además, ya arrancaron los talleres gratuitos para padres, pacientes y familiares; los cuales están planeados llevarse a cabo cada tres meses y divididos en temas como: medio ambiente, consejos generales y hábitos, higiene e hidratación, alternativas al rascado y, por último, técnicas de relajación, todo destinado a mejorar la vida de los pacientes.

Para participar de manera gratuita en las actividades de la Fundación se invita a que llamen al número telefónico 1084-5528, con Mónica Mérida, o bien pueden registrarse en el sitio www.fundacion-dermatitis-atopica.com.mx.

“Si los padres comprenden la enfermedad, pueden ayudar a controlar y superar el problema en los menores”, resalta Durán Mckinster.