Hacia una ley de bienestar animal

Martha Mejía
Política
55% de los perros en centros de control canino del Distrito Federal son entregados por los propios dueños para ser sacrificados.
Foto: NTX

En México existen problemas graves de bienestar animal que incluso caen en situaciones de maltrato y crueldad, con graves consecuencias negativas para la salud pública, tanto de seres humanos como de animales, la producción de alimentos, la conservación de especies silvestres y las relaciones sociales.

Carlos Esquivel Lacroix, jefe del Departamento de Vinculación y Comunicación de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, considera de vital importancia que México cuente con leyes que complementen aspectos no atendidos por la legislación sanitaria y ambiental vigente, que apoyen a la industria pecuaria y la producción animal eficiente, sostenible y de calidad.

“Se requiere de una ley que sirva a la vez para resolver problemas de tenencia responsable de animales, lo que se traduce no solo en bienestar animal sino de salud pública y ambiental; que ayude a que la investigación biomédica que se realiza en el país se haga en una calidad acorde a normas internacionales; que contribuya a la conservación de la fauna silvestre, y que promueva una cultura de respeto a la vida y la naturaleza”, dice Esquivel a Vértigo.

El especialista apunta que los retos de México en materia de bienestar animal pueden clasificarse en problemas relacionados con el alojamiento y mantenimiento; problemas relacionados con el transporte y movilización; problemas relacionados con la matanza y eutanasia; problemas asociados a la comercialización de los animales y, finalmente, problemas relacionados con el manejo que se hace de los animales.

Propuesta

Por ello la propuesta de una Ley General de Bienestar Animal, iniciativa de un grupo de especialistas de la UNAM que apoyan actores de la sociedad civil, diversas ONG e instancias gubernamentales, busca cubrir vacíos legales y deficiencias, entre ellos la definición de lo que los términos bienestar y protección animal significan.

Esquivel Lacroix resalta que vale la pena diferenciar los conceptos de bienestar animal y protección animal, pues el primero incluye pero no se limita a las consideraciones sobre protección animal o trato humanitario de los animales.

El bienestar animal, dice, es una idea amplia: “Se trata de un área del conocimiento científico que se basa en estudios de conducta y fisiología de los animales y, por lo tanto, donde se puede evaluar de manera clara y objetiva el estado biológico de un animal y su calidad de vida con una escala que va desde malo o bajo hasta muy bueno, pasando por niveles intermedios”.

Agrega que una iniciativa de esta naturaleza establece las disposiciones relativas al bienestar de todos los animales, sean estos de producción, trabajo, utilizados en espectáculos, aquellos que se encuentran en exhibición, utilizados en la enseñanza e investigación o de compañía, así como todo lo relativo a su alojamiento, comercialización, transporte, movilización, matanza y eutanasia.

En este sentido el bienestar animal tiene impacto en aspectos relativos a la salubridad general de una nación, la sanidad animal, el desarrollo rural, la protección y preservación del equilibrio ecológico, la enseñanza e investigación biomédica, la conservación de fauna silvestre y la regulación de elementos naturales susceptibles de apropiación.

La propuesta, que incluye 142 artículos agrupados en nueve títulos, 26 capítulos y tres artículos transitorios y que presentó al Senado de la República el 11 de diciembre pasado Jesús Casillas, del Partido Revolucionario Institucional, de momento se encuentra en las comisiones de Medio Ambiente y Estudios Legislativos y está en espera de ser dictaminada.

Perros y gatos

Esquivel Lacroix indica que 55% de los perros en centros de control canino del Distrito Federal son entregados por los propios dueños para ser sacrificados.

En total se trata de 30 mil perros al año, tanto de origen callejero como con propietario, que sufren este destino final a causa de la tenencia irresponsable.

Por otra parte, señala, “la presentación de la ley no es un ‘refrito’ de las leyes actuales que regulan la vida silvestre y el manejo agropecuario en el país, por lo que no sobrerregula las normas de la materia ni requiere erogación del erario”.

Pérdidas económicas

Francisco Galindo, coordinador del Centro Colaborador sobre Bienestar Animal y Sistemas de Producción Ganadera de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), señala por su parte que actualmente existen grandes pérdidas económicas en el país en el tema de producción de alimentos, ya que no se cuenta con un marco regulatorio tangible aplicable que permita valorar la situación.

Por ello la iniciativa también prevé el bienestar de los animales de abasto, que son los que sirven para el consumo humano, ya que el proceso de producción representa riesgos potenciales en ellos y dañan el rendimiento de la industria.

“El mal manejo en los rastros deriva en traumatismos y comisos, además de que un animal que ha estado sujeto a eventos de estrés muy agudo utiliza sus reservas de glucógeno de tal manera que provoca problemas de calidad en la carne que posteriormente consumimos. Esto finalmente se traduce en un montón de pérdida por que la vida en anaquel de estos productos finalmente se acorta”, explica.

Añade que a un productor le interesa ofrecer un artículo final que sea inocuo, pero que salvaguarde el bienestar de estos animales. “Esta ley prevé el transporte y el manejo. Permite ver perfectamente qué eslabón de la cadena productiva es la que no está bien en términos de bienestar”, asegura Galindo.

Los especialistas señalan que la propuesta cuenta con el aval de las principales organizaciones gremiales veterinarias y el sector académico tiene por objetivo crear un marco regulatorio que promueva el bienestar de todos los animales.