Renmibi: una complicación con aspiraciones

Guillermo Fárber
Columnas
Ilustración
Foto: Especial

Es la moneda oficial de China, creada en 1949. Significa “moneda o dinero del pueblo”. También se dice yuan (“trozo, pedazo”).

El valor de cada billete de banco “está escrito en chino. Los números se escriben en caracteres numerales financieros chinos tanto como en números arábigos. El valor y las palabras Banco Popular de China se escriben también en mongol, tibetano, iugur, y chuan en el reverso de cada billete”.

Este tema es de una complicación realmente enorme. Los elementos más básicos nos lo da Wikipedia: “Los hablantes del idioma chino usan tres sistemas de numeración escritos: el mundialmente usado sistema indoarábigo y dos antiguos sistemas propiamente chinos: el clásico sistema de escritura por caracteres (fonético) que aún se usa en algunas ceremonias, comerciales o cuando se escriben notas de banco como cheque (pues su complejidad dificulta la falsificación).

El otro sistema clásico es un sistema posicional, el huama (literalmente ‘números floridos o sofisticados’), que está siendo gradualmente suplantado por el arábigo”.

Actualmente el sistema huama es la única variación superviviente del sistema numérico de varillas y se usa exclusivamente en mercados chinos, como Hong Kong.

En la numeración china existen nueve caracteres básicos que representan los números del uno al nueve; los restantes representan números más grandes, como decenas, centenas, millares, etcétera. Existen dos juegos de caracteres numéricos chinos: uno para la escritura coloquial y otro para contextos comerciales o financieros.

Este último “se conoce como dàxiě y surgió a causa de que los numerales tradicionales eran muy simples y por lo tanto muy fáciles de adulterar escribiendo trazos extra”.

En este sistema numeral chino la designación por gestos es todo oootro engorro. Etcétera. Total, un enredo canijo.

Futuro embrollado

Pero, bueno, lo importante de este enredo es que, con todo y los laberintos conceptuales y gráficos de sus distintas variedades de comunicación, China parece decidida a imponer el renminbi o yuan como siguiente moneda mundial de reserva. De hecho ya comenzó a desplegar abiertamente esta pretensión con carteles exteriores (“espectaculares”) como el que anuncia a quienes acuden al aeropuerto internacional de Bangkok (uno de los más concurridos del mundo): RMB: NEW CHOICE, THE WORLD CURRENCY.

Así de claro y así de retador. Y es que “China domina el futuro del comercio mundial, en tanto dominante en el sector industrial desde hace una década. El peso del renminbi en el comercio global es enorme. El número de acuerdos bilaterales de intercambio crece cada año, tanto en Asia como en muchos países occidentales clave.

Ciudades como Londres, Frankfurt, Singapur, Luxemburgo y Toronto se consolidan cada vez más como centros de intercambio basados en renminbi, e incluso como emisores de bonos denominados en esta moneda.

El giro mundial en este sentido es tan grande, que ya algunos gobiernos están emitiendo deuda soberana en renminbi, incluida Gran Bretaña (¡ouch!). Todos los actores principales en el mundo financiero, sean gobiernos o multinacionales, se están posicionando en este sentido”.