Retos militares para México

Javier Oliva Posada
Columnas
Fuerzas Armadas de México
Foto: Cuartoscuro

Es incuestionable: luego de una larga, dolorosa y muy compleja lucha contra el crimen organizado se ha instalado el tratamiento informal en conversaciones sociales, en los medios de comunicación y otras formas de intercambio de puntos de vista, del papel de la Fuerzas Armadas.

Se ha caído en la generalización y en no pocos casos en la trivialización respecto de lo que son en México y el mundo las misiones centrales de la institución militar.

Y por otro lado no hay a la vista una modificación de fondo en lo que hasta ahora hacen de forma decidida, permanente y de absoluta lealtad institucional y social.

Me refiero a que en las recientes semanas hemos sabido de muy penosas y graves situaciones, tanto en corporaciones policiacas locales como federales.

Desde luego que de forma alguna se pueden generalizar ni extender a la totalidad de sus integrantes, pero sí en cambio —a fuerza de la frecuencia de esos hechos— queda en claro que no hay condiciones para suponer siquiera que los militares en México puedan dejar de colaborar-encabezar la lucha contra el crimen organizado en todo el territorio nacional.

Nuestra nación enfrenta muy serios retos en materia de seguridad nacional, regional e internacional. Su posición geopolítica la convierte de manera natural en un jugador de primer orden en los equilibrios georregionales. De tal suerte, que los desafíos y relevancia de los asuntos militares son proporcionales. Es decir, que en estricta correspondencia nuestras Fuerzas Armadas deben ser provistas y consideradas como una completa prioridad para garantizar la paz y el desarrollo de la sociedad e instituciones.

Valoración

Hagamos un tan sencillo como elemental ejercicio de comparación entre lo que los países latinoamericanos les destinan en proporción a su Producto Interno Bruto y nos daremos cuenta de la baja valoración que tenemos respecto de la naturaleza geoestratégica del país y del instrumento por antonomasia que son las Fuerzas Armadas.

De ninguna forma se trata de argumentar en el sentido simplista de “militarizar” presupuestos o política pública alguna, sino de considerar con toda seriedad, dejando a un lado visiones superficiales, que luego de una década de intensa y extensa implicación en labores de apoyo a la seguridad pública cualquier institución acusa consecuencias de distinta naturaleza. Retos como el descongelamiento de los casquetes polares, la consolidación de potencias regionales, antagonismos-variables de nuevo tipo como la ciberseguridad, efectos (graves) del cambio climático, la carrera científico-industrial-militar, además de las ya mencionadas agendas de seguridad regional e internacional, son tan solo algunos de los serán los temas de las siguientes décadas.

Como cualquier otra política, ya sea social, económica o educativa, la militar requiere de una muy importante consideración. Sus aportaciones, si bien intangibles en un mundo sometido a la tiranía de las imágenes e inmediatez, representan la tranquilidad y certeza con las que instituciones y sociedad se pueden desempeñar en sus actividades cotidianas. Nada menor en un mundo donde el miedo, la guerra y el terror acompañan con frecuencia las primeras planas de los diarios en varias partes del mundo. Por país una tragedia: Francia, Dinamarca, Kenia, Siria, Yemen, Irak…

Los retos militares para México, pese a no ser considerados en el debate público, de ninguna manera significa que no existan o que carezcan de importancia.