La reforma energética en marcha

Juan Gabriel Valencia
Columnas
Reforma energética
Foto: Cuartoscuro

Aun cuando en una especie de frenesí por lo negativo algunos grupos de opinión pública hasta parecen disfrutar las malas noticias, no todo es sombrío en el horizonte de las oportunidades y de los logros del gobierno y del país.

Para nadie es un secreto que desde el año pasado ha caído el precio del petróleo. El descenso ha sido del orden de 50% hasta que la mezcla mexicana se ubique en la actualidad en un promedio de 50 dólares por barril. Además de su impacto en las finanzas públicas del gobierno federal, esta situación ha propiciado que el tiempo y los alcances de la reforma energética integral que realizó el Ejecutivo federal junto con el Congreso de la Unión hayan sido cuestionados y que sus beneficios para México se pongan en tela de juicio.

Esos han sido juicios provenientes de prejuicios y catastrofismos infundados. ¿Por qué? Algunos llegaron a decir y a afirmar que al actual nivel de precios la apertura a la inversión privada de la industria petrolera del país resultaría poco atractiva. Los hechos desmienten esa predicción.

Es necesaria una revisión cuidadosa desde un punto de vista histórico de cómo se han comportado a nivel internacional las inversiones de las grandes empresas petroleras a escala mundial. Por ejemplo: en 1993 y 1994, con precios de petróleo por debajo de 20 dólares por barril, tres de las cinco petroleras más grandes del mundo alcanzaron su pico de inversión en esa década.

No se puede demostrar que exista una relación directamente proporcional de la inversión en activos fijos de la industria con el precio a valor presente del crudo, ya que son inversiones que toman años de maduración y lo que se invierta próximamente en México estará en operación no antes de cuatro o cinco años. Si a ello se asocia la estimación de una recuperación económica mundial en los años 2018 a 2022, no tiene por qué adelantarse una caída en el incentivo a una intensa capitalización en el marco del nuevo modelo energético mexicano.

Va

Es sabido que la Ronda Cero, que era solo para las asignaciones de campos y bloques petroleros a Pemex, concluyó hace unos meses, restando los demás campos y bloques a la competencia de todas las empresas que lo considerasen atractivo, incluido el propio Pemex. Con ese objetivo se abrió la Ronda Uno de licitaciones para exploración y explotación de los yacimientos mexicanos.

Contra la opinión de quienes casi celebrarían el fracaso de la apertura energética de México, los avances alcanzados hasta la fecha por la Ronda Uno desmienten los malos augurios.

En la primera etapa de la Ronda Uno, para exploración, se inscribieron 34 empresas, incluidas las principales y más grandes del mundo. En la segunda etapa que inició recientemente ya han pagado para competir siete y cuatro más se han inscrito, todas ellas para extracción en aguas someras. Cabe añadir que el plazo de inscripción está lejos de haberse vencido.

Más adelante, a fines de este mes, se abrirá la tercera etapa para empresas interesadas en operar en campos maduros y hacia julio de este año comenzará la cuarta etapa de inscripciones y licitaciones en lo que se refiere a aguas profundas, crudo extrapesado, yacimientos no convencionales y Chicontepec. Todos los analistas internacionales están sorprendidos del interés mundial despertado por la apertura energética de México.

La reforma va, pésele a quien le pese.