Problemas de capital humano

Sergio Sarmiento
Columnas
Capital humano
Foto: Internet

El capital humano es uno de los factores más importantes para lograr el desarrollo y la prosperidad de un país. Desafortunadamente, es también un indicador en el que México ocupa un lugar decepcionante.

El Foro Económico Mundial dio a conocer la semana pasada su Índice de Capital Humano. En este México aparece en el lugar 58 de un total de 124; Yemen aparece en el último lugar.


Nuestro país está detrás de naciones como Grecia, Filipinas, Argentina, Panamá, Mongolia, Malasia, Costa Rica y Tailandia, entre otros.

Y esto preocupa porque la experiencia nos demuestra que las naciones que tienen un mayor índice de capital humano gozan también de una mayor prosperidad.

En el primer lugar del mundo en este campo se encuentra Finlandia. Le siguen en los primeros puestos Noruega, Suiza, Canadá y Japón. Estados Unidos ocupa un lugar bastante rezagado en este índice, el 17, pero sigue estando muy por arriba de México.

Lo que más inquieta es que los rubros en que México está peor ubicado son precisamente los indispensables para construir un país más próspero en el futuro.

Tenemos calificaciones particularmente malas en la calidad de la educación primaria, en que estamos en el lugar 102. Si se consideran todos los niveles del sistema educativo, caemos todavía más a la posición 107.

En un mundo cada vez más competitivo contar con mejores recursos humanos es absolutamente indispensable. Los salarios para los trabajadores sin conocimientos han venido descendiendo en los últimos años y no solo en México sino en todo el orbe. En cambio la demanda y la remuneración para trabajadores especializados han venido subiendo.

El problema en México no es necesariamente de cantidad sino de calidad. México tiene más de 3.1 millones de estudiantes de educación superior en estos momentos. El problema es que 1.3 millones están en Ciencias Sociales, Administración o Derecho, que son campos ya saturados. La calidad de la instrucción, por otra parte, es bastante insatisfactoria. Muchos de los graduados de preparatoria o incluso de universidad carecen de conocimientos esenciales de matemáticas o de lenguaje.

Desfase

Cada año se gradúan más de 500 mil jóvenes mexicanos de las escuelas de instrucción superior. Pero el desempleo entre ellos es mayor que entre quienes carecen de educación. Parecería que hay un desfase entre las escuelas y el mercado laboral.

La solución no solo radica en arrojar más dinero a las escuelas o en ampliar la matrícula de estudiantes. Claramente es necesario mejorar la calidad de la instrucción, pero también reestructurar el número de plazas para que refleje lo que sabemos de la situación actual del mercado laboral. Seguir produciendo graduados en campos saturados puede ser contraproducente. No solamente se deprimirán de manera artificial, como ya ha ocurrido, sino que se generará una frustración lógica entre quienes pasen cinco años en una institución universitaria que al final no les garantiza ni empleo ni un salario adecuado.

Por lo pronto, uno de los indicadores internacionales más respetados sobre el capital humano nos coloca en una posición deficiente en comparación con otros países del mundo, incluso menos prósperos que el nuestro. Tenemos malas calificaciones, pero no por falta de cobertura sino por mala calidad. Por eso tenemos que aplicar las soluciones de manera inteligente. Aumentar la cobertura del sistema educativo no resolverá nada. Tenemos que mejorar la calidad.