Diabetes mellitus: mitos y consecuencias

La diabetes mellitus afecta en México a 13 millones de personas, de las que 50% aún ignora que tiene la enfermedad 

Lorena Ríos
Todo menos politica
Diabetes
Foto: NTX

Se calcula que la diabetes mellitus afecta en México a 13 millones de personas, de las que 50% aún ignora que tiene la enfermedad que, al no ser tratada adecuadamente, puede llevar a las familias a la pobreza, a los pacientes a sufrir complicaciones cardiovasculares, enfermedad renal, pérdida visual y, a nivel nacional, representa gastos por 105 mil millones de pesos en el sector salud, pérdida de productividad y ausentismo laboral.

Esta problemática sanitaria no es exclusiva del país sino que es una epidemia a escala mundial, pues datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Federación Internacional de Diabetes (FID) señalan que hay 371 millones de personas con esta enfermedad, cifra que en 2030 se duplicará puesto que cada hora se diagnostican 38 nuevos casos y casi 80% de las muertes por diabetes se producen en países de ingresos medios y bajos.


A pesar de la avalancha de personas con diabetes, todavía no se le da la importancia que merece a esta epidemia, pues no provoca la muerte ni dolor al momento, sino que es una agonía larga si no se diagnostica y trata a tiempo, por lo menos en un lapso de diez años este padecimiento lesiona órganos como corazón, cerebro, riñón, ojos, extremidades y piel, entre otros.

Tener diabetes mellitus tipo II significa que los niveles de glucosa se encuentran elevados en la sangre, resultado de que hay carencia o ausencia de la hormona insulina que produce el páncreas.

La insulina tiene la función de reducir la concentración de glucosa cuando esta se encuentra elevada, en especial después de ingerir alimentos. Actúa al permitir que las células y tejidos del organismo capten la glucosa y la almacenen.

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Pobre control

La diabetes requiere de tratamiento de por vida y cuando está mal controlada aumenta el riesgo de complicaciones graves y costosas. De hecho, se estima que 75% de los enfermos no logra controlar los niveles de glucosa, advierteErnesto López Almaraz, médico adscrito al Departamento de Nefrología del Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas Salvador Zubirán (INNCMSZ).

De los casi 13 millones de pacientes diabéticos, “solo 5.5 millones cuentan con un diagnóstico previo; de ellos, únicamente cuatro de cada cinco reciben tratamiento, mientras que el resto no tiene un acceso adecuado a los servicios médicos y, desafortunadamente, solamente uno de cada cuatro tendrá un control adecuado de la glucosa”, revela el nefrólogo del Centro Médico ABC.

“Para lograr un control adecuado de los niveles de glucosa se debe realizar una combinación entre una dieta adecuada con restricción de carbohidratos, disminución de peso controlado y la realización de actividad física, ya que esta favorecerá el uso de la insulina en el organismo, y finalmente una gran variedad de medicamentos, incluyendo la insulina” recalca.

Añade que “el apego al tratamiento es vital, porque esperar que el medicamento solo haga el trabajo es realmente poco probable”.

López Almaraz menciona que entre los principales síntomas de la diabetes mellitus se encuentran sed excesiva, agotamiento, visión borrosa, perder peso en forma inexplicable y orinar con mayor frecuencia.

“Al fugarse la glucosa por la orina, ocasiona que los pacientes tengan mayor apetito y por ello comen con frecuencia, pero al mismo tiempo pierden peso y muchas veces se confunden, cuando en realidad esta pérdida de peso es un signo de un síndrome metabólico muy severo”, recalca.

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Sedentarismo

Por otro lado, la American Journal of Clinical Nutrition publica un estudio en el que descubre que la vida sedentaria provoca el doble de fallecimientos prematuros (antes de los 70 años) que la obesidad. La investigación indica el problema y sugiere como solución el invertir 20 minutos al día en caminar a paso ligero, a fin de reducir el riesgo de muerte prematura entre 16 y 30%. Esta variación en la rutina diaria favorece más a quienes, siendo inactivos, mantienen un peso normal, aunque también es provechoso para quienes sufren sobrepeso.

Está demostrado que llevar una vida activa contribuye a mantener a raya multitud de enfermedades crónicas no transmisibles. Sin duda, la actividad física es fuente de buena salud y bienestar. Y sin embargo el sedentarismo es una realidad creciente, con sus evidentes perjuicios para la salud.

La OMS atribuye a la inactividad física el cuarto factor de riesgo en la tasa de mortalidad mundial, que corresponde a 6% de todas las muertes, y estima que es la causa principal de 27% de la diabetes mellitus y de 30% de la carga de cardiopatía isquémica en todo el mundo.

Educación en diabetes

Hay una serie de mitos que rodean a esta enfermedad. Uno de ellos es que emociones fuertes como sustos, estrés, ansiedad o enojos profundos disparan la diabetes.

Sin embargo, la nutrióloga Nancy Ortiz Pizaña explica que aun cuando esos factores sí influyen en los niveles de glucosa, no quiere decir que a partir de estos dé diabetes: “Más bien, ya tenían la enfermedad y la emoción fuerte hizo que se sintieran mal, por lo que al acudir al médico sale el diagnóstico. En realidad es algo que ya estaba presente y por el susto o disgusto se dieron cuenta”, precisa.

La también educadora en diabetes advierte que los principales factores para disparar la diabetes en una persona son la genética, sobrepeso u obesidad y vida sedentaria.

“Una persona con un padre diabético tiene 50% de riesgo de presentar la enfermedad; pero cuando son madre y padre diabéticos ese riesgo se eleva a 75%”; de ahí que recomienda a los hijos un mayor cuidado y vigilancia médica para que en forma oportuna cambien a un estilo de vida saludable.

Ortiz Pizaña advierte que el consumo de productos industrializados tiene mucha relación con el aumento del sobrepeso y obesidad en el país, ya que en ocasiones

“No sabemos leer las etiquetas y muchas veces por traer la palabra integral o light pensamos que es muy sano, nos confiamos y los consumimos de manera libre. Necesitamos más educación e información en la forma de adquirir y consumir los productos, para realmente llevar a cabo una alimentación sana y equilibrada”.