La importancia de hidratar la piel

Martha Mejía
Todo menos politica
La importancia de hidratar la piel
Foto: Creative Commons/Martin Cox

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano: lo cubre y actúa como barrera protectora aislando al organismo del medio que lo rodea. De esta forma lo protege, le ayuda a mantener la integridad de su estructura y le conecta con el medio ambiente que le rodea.

Este órgano está compuesto por tres capas: “La epidermis es la más externa, la que vemos y tocamos, nos protege frente a toxinas, bacterias y pérdida de líquidos; la dermis es la intermedia y la más gruesa, se compone principalmente de fibras de colágeno que hacen que la piel tenga propiedades de firmeza y elasticidad; y, por último, la tercera capa es la hipodermis, que ayuda a conservar la temperatura corporal, proporciona forma al contorno corporal y le da movilidad a toda la piel”, explica en entrevista la dermatóloga Ana Lilia Ruelas, de la Fundación Mexicana para la Dermatología.

Este órgano, con sus tres a cuatro kilogramos de peso y sus casi dos metros de longitud, es el más pesado y el más amplio del cuerpo humano y se renueva constantemente cambiando sus células muertas.

Este proceso de regeneración se realiza naturalmente, pero puede acelerarse por medio de cuidados apropiados.

Ayuda

La piel protege al organismo de agresiones externas que pueden afectar a su equilibrio natural, función que cumple gracias a su propio mecanismo de hidratación que la mantiene, a su vez, flexible y resistente.

“Este órgano nos protege de agentes externos, del calor y el frío, del aire y los elementos, de las bacterias; es impermeable; se repara y lubrica a sí misma; incluso elimina algunos residuos del cuerpo”, explica Ruelas.

No obstante, a veces el mecanismo natural de hidratación no es suficiente y debemos aportar una ayuda extra que evite la sequedad de la piel, las grietas, la descamación o la dureza excesivas.

Y es que el cuidado de la piel y su hidratación es esencial a cualquier edad y en cualquier época del año, ya que si la piel no tiene un completo equilibrio será más probable la aparición de arrugas, manchas, celulitis o flacidez.

Además, con el paso del tiempo las glándulas sebáceas son menos activas y la piel pierde en cierta medida la capacidad de retener agua, por lo que se reseca con mayor facilidad.

“La piel se renueva constantemente. Las capas superficiales se recambian entre tres a cuatro semanas; es decir, nos descamamos con frecuencia. Sin embargo, después de los 30 años es cuando comenzamos a ver disminución de ciertas células, se va perdiendo la tensión de la piel y se va haciendo cada vez más flácida, va envejeciendo paulatinamente a partir de esa edad”, explica la especialista.

Asimismo, otros factores externos como la calefacción, el aire acondicionado y el sol facilitan la evaporación de agua. El tabaco y el alcohol también son componentes que agraden a este órgano.

Recursos

De acuerdo con Ana Lilia Ruelas, para mantener un equilibrio completo en nuestra piel es necesario hidratarla diariamente tanto en el exterior como en el interior.

Desde el exterior se puede hacer con el uso de cremas hidratantes para el cuerpo o para áreas específicas, como manos, pies y rostro.

Las cremas corporales son un excelente recurso para cuidar la salud de la piel y de todo nuestro organismo por cuatro razones fundamentales: aportan elementos que permiten suavizarla; contribuyen a la regeneración de células; humectan e hidratan, y proporcionan vitaminas.

“Es importante tomar en cuenta que hay algunos cuidados generales de la piel, pero dependen de la etapa de la vida y la predisposición genética de cada persona, aunque en general lo que los dermatólogos recomendamos es un baño diario con agua tibia y un jabón suave, además de una buena humectación”, indica la dermatóloga.

En este sentido es importante usar productos hidratantes acorde con las necesidades de cada persona, para lo cual es muy importante saber qué tipo de piel tenemos y tomarlo en cuenta a la hora de elegir o comprar cremas.

“Se debe hidratar la piel usando un lubricante, una crema emoliente, sin perfume, sin muchos químicos y aplicarla de una o dos veces al día”, indica Ana Lilia Ruelas.

La especialista señala que dentro de la naturaleza hay diversos elementos con propiedades que ayudan a mantener en buenas condiciones a la piel.

También hay que tener en cuenta cuáles son los mejores momentos para hidratar la piel y en los que las rutinas que llevemos a cabo serán más efectivas: mediante cremas o lociones por la mañana y por la noche. Por la mañana será tras levantarse y antes de empezar la rutina diaria; y por la noche, justo al final del día, después de haber lavado la cara y eliminado el maquillaje por completo.

“Siempre con la cara totalmente limpia para que no haya ninguna partícula de suciedad que impida una completa penetración del producto hidratante, ya que el el estado de la piel también puede ejercer un impacto significativo sobre nuestra autoestima, pues es el único órgano directamente relacionado con la belleza”, dice Ruelas.

Agua y alimentación

Desde el interior se puede hidratar la piel con el hábito de tomar un mínimo de ocho vasos de agua al día, ya que es el elemento vital de este órgano y garantiza elasticidad, luminosidad, resplandor, transparencia y juventud.

Asimismo, mantener una alimentación completa, variada y balanceada es esencial para mantener la hidratación en la piel y su luminosidad.

Finalmente, la actividad física conforma el tercer factor para lograr una piel sana y reluciente: el ejercicio mejora el humor y el tono muscular, por lo que también es importante para realzar la apariencia de la piel y eliminar toxinas.