Empresario español busca padrino mexicano (I/II)

Lazos comerciales, inversiones y turismo: en los últimos años los españoles han encontrado en el capital mexicano un salvavidas que ha evitado la quiebra de varias empresas con relevante presencia en diversos sectores de la economía ibérica.

Redacción
Política
Rey de España visita México
Foto: NTX

El anuncio es muy claro: “Empresario español busca contraparte mexicano para negocios en puerta”. Y es que hoy la mayoría de los empresarios españoles presenta números rojos, junto con una ristra de deudas pendientes de pago, y aguarda con los dedos cruzados la recuperación de la demanda interna, que la gente recupere su nivel de consumo previo a 2008.

Con este escenario no es difícil comprender por qué se acogen a la venia del primo hermano mexicano; por qué todos buscan afanosamente un empresario azteca al que venderle desde un yate, ganadería, empresa de cualquier tamaño y hasta un equipo de futbol.

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Tampoco son compras pormenorizadas. El empresario mexicano —de talante conservador para invertir fuera de las fronteras naturales, por su aversión al riesgo— se lo está pensando bien y bastante mejor al momento de elegir hacia dónde apuntalar su capital.

Muchos tienen vínculos de sangre producto de ese mestizaje hispanomexicano y no falta quienes presumen de una vuelta “al nido” tras adquirir un porcentaje de acciones o todo el paquete completo.

Porque además la peculiaridad es dejarse ver, que los demás sepan quién manda, cuestión de carácter o de idiosincrasia en general; en España, en el sector de la hostelería, los meseros aseguran que distinguen “a un mexicano de los demás porque piden salsa Tabasco y suelen dejar las mejores propinas”.

En todo caso en el extranjero no les gusta pasar inadvertidos y en España se están dejando sentir motivados por esa luna de miel en las relaciones entre México y España refrendada hace poco con la visita del rey Felipe VI y la reina Letizia a la geografía patria.

Si en los noventas aconteció en México el desembarco (la reconquista, se dijo) del capital ibérico en grandes sectores como el financiero aprovechando la coyuntura de la privatización y del abaratamiento de activos, en la actualidad “las gangas” están en suelo ibérico.

Desde “bienvenido Mr. Moctezuma” hasta “el desembarco ruidoso de los mexicanos”, no faltan los editoriales que van recogiendo a cuentagotas las inversiones aztecas. Y aunque generalmente lo hacen más bien fijándose en los movimientos de los grandes magnates, lo cierto es que la marea azteca también va permeando en las micro, pequeñas y medianas empresas en diversos sectores.

Historias

Además de operaciones individuales hay capital público mexicano invertido en España: en 2013 Pemex, a tráves de su filial PMI, adquirió 51% del astillero Hijos de J. Barreras con asentamiento en Vigo, que construye dos floteles para la petrolera mexicana.

Otra historia menos optimista fue la que Pemex protagonizó con Repsol: en los últimos dos años hubo una serie de roces entre Antonio Brufau, cabeza de la multinacional energética, y el equipo tricolor de Emilio Lozoya Austin.

Al final Pemex decidió retirarse por completo del accionariado de Repsol y en junio de 2014 vendió 7.86% de sus acciones por un importe de dos mil 91.5 millones de euros, y del resto que conservaba, 1.28%, se desprendió en noviembre del mismo año. Así dio carpetazo a casi 15 años de contribución en el capital de la petroquímica.

Hay otras aventuras con capital privado con algunos escollos, como la multa de 455 millones de euros impuesta por el Ministerio de Hacienda a la mexicana Cemex tras detectar irregularidades fiscales en sus ejercicios de 2006 y 2009.

El propio Lorenzo Zambrano viajó a Madrid con un equipo de asesores para reunirse con altos cargos del gobierno español a fin de esclarecer la situación. Empero, Zambrano falleció el 12 de mayo de 2014 debido a una afección cardiaca que le tomó por sorpresa en el Hotel Villa Magna, en el madrileño Paseo de la Castellana.

Con todo, Cemex goza de una amplia presencia en el país ibérico. De hecho, desde 2013 inició una serie de acuerdos con la cementera suiza Holcim para realizar un intercambio de activos.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria dejó muy mal parada a toda la industria de la construcción, pues obviamente impactó en los fabricantes de cemento, pero a la fecha Cemex es una empresa líder en el sector cementero español “con una capacidad instalada de 13 millones de toneladas al año”.

Otra operación bajo la lupa, y no precisamente por temas fiscales, involucra al gobierno andaluz con Grupo México, de Germán Larrea Mota Velasco. La minera mexicana habría obtenido en licitación pública un contrato para gestionar la minera de Aznalcóllar, ubicada en el municipio español del mismo nombre.

El proceso está paralizado por una investigación judicial: “De hecho, entre los documentos que la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Junta ha enviado al juzgado a petición de la juez está una factura emitida por Minorbis —la filial creada por Magtel ex profeso para optar a la adjudicación de la mina— a AMC Mining Iberia SLU —filial a su vez de Grupo México— por un importe de un millón 210 mil euros”.

En la actualidad el proceso judicial intenta deslindar si hubo o no tráfico de influencias en la adjudicación de Aznalcóllar.

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Ola de inversiones

Más allá de estos tropiezos, pues como en toda relación hay buenas y malas, lo positivo es que el pulso de la economía española es favorable hacia una recuperación sostenida y eso sirve de imán para la inversión azteca.

De acuerdo con datos del Ministerio de Economía y Competitividad, en 2014 el capital mexicano invirtió mil 87 millones de euros, casi tres veces el monto de 2013, de 487 millones de euros.

Es significativo porque el universo de los negocios está ampliándose y no circunscribe únicamente a relaciones comerciales (al cierre de 2014 España tenía un déficit comercial de un mil 492.2 millones de euros con México) o viajes por turismo (el año pasado aumentó 100% la llegada de connacionales a tierras ibéricas con 300 mil turistas), sino que también multiplica sus caras: inversiones, coinversiones, alianzas estratégicas, intercambio de activos, participaciones accionarias, etcétera.

Sorprende identificar dinero mexicano corriendo por los canales de la economía española: es el resultado de la globalización pero también, indudablemente, del fortalecimiento de los vínculos bilaterales.

Mucho antes de que Cemex y Pemex hicieran acto de presencia en España, desde mediados de 1960, la familia Arango estableció el modelo de negocio VIPS, actualmente bajo la dirección de Plácido Arango cuya marca además incluye a Ginos.

Y si los Arango con VIPS han sorteado la crisis de los últimos años, no es de extrañar entonces que en plena vorágine recesiva triplicó el número de restaurantes mexicanos en Madrid: a junio de 2015 existen más de 100.

Si en 1999 había escasos 20 sitios, el plan de ruta gastronómica actual avizora que el sector continuará en expansión dado el apego a los sabores de cuna.

Desde luego el gusto gana territorio en el paladar de los españoles a tal punto, que en noviembre pasado el restaurante Punto MX, propiedad de Roberto Ruiz, obtuvo una estrella Michelin convirtiéndose en el primer restaurante mexicano en toda Europa con tal distinción culinaria.