Agosto y el PRI

Juan Gabriel Valencia
Columnas
César Camacho Quiroz
Foto: Cuartoscuro

Por alguna razón en la historia el mes de agosto que acaba de comenzar es complejo y lleno de presagios y decisiones. Empieza agosto en México desempiojada la Selección Nacional de Futbol, con un futuro incierto, menos por la ausencia de un director técnico golpeador que por un conjunto de futbolistas rumbo al Mundial del 2018, si es que llegan.

Agosto, mes en el que se decidirá la presidencia del Partido Revolucionario Institucional, la organización política en el poder —hasta donde alcanza el significado de la frase—, y que seguramente detonará otros cambios dentro de la cúpula gobernante, supuestamente todos de ese partido, aunque no siempre, encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto.


¿Punto de inflexión? No necesariamente. Esa mentalidad entre estadística e historiográfica de mitad del sexenio, una cuarta parte, un bienio, hacen pensar a muchos en la necesidad de un parteaguas del proceso de las cosas si no procesal, al menos mediático. Y, como dice el dicho, la ocasión hace al ladrón… de la realidad.

Habrá cambio a fecha fija en la presidencia del PRI nacional los últimos diez días del mes de agosto. ¿Quién? La respuesta no es obsecuente sino realista y con fundamento teórico: el que diga el presidente, jefe de Estado, jefe de gobierno, jefe del partido. Lo anterior no propone, sino explica que la cabeza del partido gobernante en el gobierno determine el perfil personal y el proyecto de relevo en el PRI. Cualquier otra opinión es legítima como lo es su derecho a vivir analíticamente en Disneylandia.

Indicios hay. El presidente en un tema muy específico fue claro: que el partido tenga presencia en las universidades. ¿Eso implica edad y sintonía con las preocupaciones de los jóvenes de nuestra educación superior? ¿Supone esa hipótesis un perfil biográfico de edades, si no iguales al menos cercanas? ¿Conlleva que el próximo dirigente nacional del PRI haga propias, sin importar su edad, las críticas juveniles al estilo y fondo del ejercicio actuales del poder en México? La respuesta no es ni lineal ni sencilla, aunque para muchos ya es un anticipo.

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¿Es importante el cambio en el PRI? Lo es. Es el partido mayoritario: 29% de la preferencia electoral. En sí mismo el cambio es importante cuando se tiene en las manos la realización de doce procesos electorales de gubernaturas en 2016 y el impedir, que no es lo mismo que conducir, que se salga de cauce la preparación de la candidatura presidencial del PRI en 2018, que a pesar de florituras democráticas no tiene la misma importancia que otras candidaturas siendo la del partido gobernante, aunque no atraviese por su mejor momento.

Uno quisiera pensar que decisiones de esa monta responden a un diseño. Si es así, esa sola decisión lleva aparejada una estrategia de juego y por tanto consecuencias colaterales en los demás jugadores y piezas.

El nombramiento del presidente del PRI nacional podría estar acompañado de cambios en el gabinete presidencial y en los jugadores de primera línea, lo que tendría como consecuencia cambios en el gabinete y en la primera línea con la resultante de modificaciones en el equilibrio de grupos en torno de los potenciales candidatos de 2018 y eventualmente en la elección del presidente de México ese año. De ese tamaño es agosto y el relevo en la presidencia nacional del PRI.