Literatura y experimentación

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Literatura y experimentación
Foto: Creative Commons/Jorge Mejía peralta

Por: Federico González

En alguna ocasión le preguntaron a Arturo Ripstein si ya estaba todo dicho dentro del cine. La respuesta del autor de El lugar sin límites fue que aún faltaba mucho por descubrir y que no se había agotado ni la décima parte de las posibilidades que otorga el séptimo arte.

Aquella cita regresa a la mente del reseñista apenas concluye la lectura de Conjunto vacío, de Verónica Gerber Bicecci (Ciudad de México, 1981), pieza ganadora del Premio Aura Estrada 2013.

¿Podemos definir a la obra como una novela? Probablemente sí. De hecho, así se lee. No obstante, la autora es la primera en desmarcarse de las categorías y prefiere llamarlo libro; así no más.

No pasemos por alto que Gerber Bicecci es también artista visual, de modo que su proceso creativo abreva de distintas disciplinas, en este caso de las matemáticas y en particular de la teoría de conjuntos.

Los diagramas dialogan con la palabra escrita a la hora de contar la historia de Verónica, una joven universitaria que pone una raya más al tigre de las decepciones amorosas. Tras la ruptura vuelve al departamento de su madre, un sitio abandonado —mamá ya no está—, y a partir de ahí la protagonista intentará recuperar su sentido de vida y pertenencia.

Territorios

La lectura se mueve por varias pistas. La más clara es el puente entre los esquemas gráficos y la letra impresa. Si bien la historia se puede leer de corrido, de no prestarles atención a los “conjuntos” se pierde la dimensión de la pertenencia.

Otro territorio de la obra de la escritora-artista visual es la porosidad de la pieza: no es gratuito que se filtren aspectos biográficos que tocará descubrir al curioso lector que continuamente busca el perfil vivencial dentro del proceso creativo.

Por último, hay un sustrato de fondo digno del sicoanálisis. La protagonista es una chica que atraviesa por un periodo formativo; no podemos hablar de una educación sentimental, pero sí de una época donde el carácter se curte; aquí tenemos que hablar de la presencia-ausencia de las figuras paterna y materna. ¿Cómo interpretar que la joven vuelva al departamento de la madre —aunque ella no está— después de la ruptura amorosa? ¿Tiene que ver con una necesidad de regresar al vientre? Pregúntele a Lacan o Freud, podría decirnos Verónica Gerber Bicecci.

Lo claro es que Conjunto vacío es un experimento que trasciende la mera estética discursiva para asentarse en temas intrínsecos al ser humano, sea la identidad, el espacio, la ausencia o la constante acumulación de vacíos.

Otro título de Verónica Gerber Bicecci es Mudanza.

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