José Gurrea, de los más relevantes cronistas en castellano

Las crónicas de Gurrea se tejen del encuentro, el instinto y el azar.

Redacción
Todo menos politica
José Gurrea, uno de los más relevantes cronista en castellano
Foto: Creative Commons/Fredrik Walløe

Por: Federico González

José Antonio Gurrea Colín. Periplos. Crónicas de viaje. 12 Editorial. 117 pp.

La crónica es el territorio más fértil para la convivencia de periodismo y literatura. Es ahí donde el reportero y escritor construye su trinchera para contar una historia real y/o describir un hecho, luciendo a placer sus recursos narrativos y literarios.

En el número anterior comentamos Mejor que la ficción, la antología del ibérico Jorge Carrión, que da santo y seña de algunos de los más relevantes cronistas en castellano.

El ejercicio del académico español es valioso, incluso canónico; sin embargo, no se puede asumir como único. Al margen de sus propuestas hay un circuito de cronistas que no están en el mainstream: es el caso de Emiliano Ruiz Parra y José Antonio Gurrea Colín (Ciudad de México, 1960).

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Hoy nos ocuparemos de Gurrea y su libro Periplos. Crónicas de viaje, volumen que ofrece una selección de textos aparecidos en diversos medios impresos. En principio, habría que reconocer en el autor a un periodista sólido y experimentado. En días donde la crónica de viajes se confunde con la mera promoción turística —es cuestión de revisar las revistas de estilo de vida—, el escritor sorprende por el rigor y la profundidad con que afronta su relato.

En Sarajevo: las huellas de la barbarie, trabajo por el que obtuvo el Premio Nacional de Periodismo 2009 otorgado por el Club de Periodistas, no sólo leemos los efectos de la guerra en los Balcanes, situación dramática en sí misma, sino que Gurrea narra y transmite el pulso de la ciudad, pero también investiga y contextualiza. No se limita a decirnos que se destruyeron 188 bibliotecas, mil 200 mezquitas y mil monumentos culturales: su vocación periodística lo obliga indagar en la historia e informarnos que una de las razones de aquella guerra se encuentra en el resentimiento de los serbios hacia los bosnios, durante los muchos años en que estos apoyaron al imperio turco.

El escritor camina y sigue al instinto. Su recorrido, además de geográfico, es el de un periodista que quiere mostrar aquello que escapa de la obviedad. Por ejemplo, Estampas de Berlín, crónica ganadora del premio alemán Walter Reuter 2008, da cuenta de los efectos de la reunificación alemana. Su mirada trasciende la esfera de la geopolítica y aterriza en esos microuniversos que son las historias individuales, aquellas que sólo tienen cabida en la buena literatura. Reveladora también es La Habana: imágenes de la vida diaria, cuyo título no deja lugar a dudas sobre lo que habremos de encontrar. Más desenfadada, mas no por ello menos interesante, resulta Tulum: turismo a tope, donde, lejos de llevarnos por las bondades históricas y arquitectónicas del lugar, nos habla de cómo se ha convertido en la playa nudista por antonomasia, incluso con mayor convocatoria que Zipolite.

Ejemplos de buen periodismo, las crónicas de Gurrea se tejen del encuentro, el instinto y el azar. Hay historia, investigación, seres humanos de carne y hueso, realidades que parecen ficciones y una buena prosa. ¿Acaso el periodismo debe aspirar a más?

Otros títulos de José Antonio Gurrea son Atisbos y El largo y sinuoso camino de la transparencia.