Semillas mejoradas: qué y para quién

Uso de insumos con excelente calidad genética y sanidad para hacerle frente a una posible crisis alimentaria. 

Martha Mejía
Política
Semillas mejoradas: qué y para quién
Foto: Creative Commons/vladimix

El Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dieron a conocer que durante los próximos diez años la producción agrícola mundial crecerá a un promedio de 1.5% anual, es decir, mucho más lento que el registro de 2.1% de la década anterior, lo cual enciende una alerta roja: la creciente población del planeta requiere cada día más productos alimenticios, mientras que la escasez aumenta.

Entre las causas de esta caída en la producción agrícola, destacan ambos organismos, están la poca expansión de las tierras agrícolas, el alza en los costos de producción, la escasez de recursos y las presiones medioambientales y del clima que son agravados por el cambio climático.

Abdolreza Abbassian, economista de la FAO, señala que para alimentar a la población mundial, que llegará a nueve mil millones de personas para 2050, se necesitará un incremento de 70% de la producción global de alimentos en los próximos 40 años, tarea que se percibe titánica pues mientras la población mundial crece 1.55% anual, los rendimientos del trigo, que es la mayor fuente de proteína en países de bajos recursos, habrán sufrido un descenso de 1 por ciento.

Un botón

El especialista señala que mención especial merece Egipto, país en el que un tercio de sus 80 millones de habitantes vivirían en el umbral de la pobreza y que se ve obligado a destinar ocho millones de toneladas de trigo anuales —de los que seis millones serían importadas— para producir el pan subsidiado, imprescindible para evitar las revueltas sociales, como la de 2007.

A ello se agrega un desarrollo económico bajo, caracterizado por el crecimiento de macrociudades y megacomplejos turísticos y la consiguiente reducción de la superficie destinada al cultivo agrícola por lo que es urgente que revise sus políticas agrícolas y retorne a la costumbre de disponer de reservas propias de granos para situaciones de emergencia.

México

De acuerdo con el director del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados, Rafael Aréstegui, México se encuentra en la antesala de una crisis alimentaria con consecuencias graves para el bienestar social.

Alerta que a la fecha el país importa 80% del arroz que consume su población, 42% del trigo, 31.9% del maíz y 8.2% del frijol; además de 40% de la leche, 53% de la carne de aves, 68% de la carne de res y 78% de la carne de cerdo.

Resultado de lo anterior, añade, según la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en 2013 México ocupó el lugar 30 entre 107 países que forman parte del Índice Global de Seguridad Alimentaria.

En este contexto los especialistas señalan que con una producción tan baja, cualquier mala cosecha por la razón que sea se vuelve peligrosa. No obstante, también apuntan que los elevados precios significan buenas oportunidades para los productores agropecuarios, que podrán obtener grandes beneficios de sus empresas.

Para ello incentivos a la modernización, la producción y la inversión en el campo son más que urgentes.

Semillas mejoradas

Uno de esos incentivos fue anunciado por la Sagarpa, que dio a conocer la creación del Sistema Nacional de Semillas que, dijo, contribuirá a fortalecer las acciones para contar con insumos de calidad para los productores de México.

Belisario Domínguez Méndez, director general de Productividad y Desarrollo Tecnológico de la Sagarpa, quien hizo el anuncio, señaló que las semillas son consideradas como un elemento fundamental para elevar la productividad y competitividad en la agricultura mexicana; por eso, añadió, se debe garantizar que los productores empleen insumos con excelente calidad genética y sanidad para fortalecer e impulsar el crecimiento agropecuario nacional.

Lo que se busca, indicó, es mejorar la producción, uso y acceso de semillas de calidad de variedades adecuadas para impulsar la productividad y adicionar valor a los alimentos, así como incrementar el ingreso rural, aprovechando y protegiendo la riqueza genética y cultural en forma sustentable.

“El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, tiene entre sus metas mantener e incrementar la productividad e inclusión de los productores, particularmente los de menor escala, donde las semillas contribuirán a estos objetivos”, dijo.

La Sagarpa, añadió, fomenta el uso de semillas certificadas en la producción agroalimentaria, con el propósito de hacer al sector agrícola más productivo, competitivo, rentable y sustentable.

Seed Care Institute

En nuestro país más de 50% de los cultivos anualmente sufren la pérdida de semilla debido a diversos factores, situación que representa fuga de capital para los productores al tener reponerla en sus cultivos.

Sin embargo, “con el uso de investigación y aplicación de biotecnología, las semillas pueden lograr mejor resistencia y rendimiento”, señala Javier Valdés, director de Syngenta México.

En este marco, dentro del complejo de la Ciudad Agropecuaria de Jalisco se inauguró el Instituto Seed Care, que pretende dar servicios en el desarrollo de aplicaciones, soporte en el manejo adecuado de la semilla, la seguridad y apoyo general de los productos.

En entrevista con Vértigo, Ioana Tudor, directora global de Seed Care Institute, explica que estos institutos son centros de investigación donde se desarrollan los químicos que fortalecen y cubren a las semillas.

Señala que desde el punto de vista del agricultor estos centros de investigación son de suma importancia, ya que lo verdaderamente relevante de esta tecnología es “la precisión en su aplicación y en las medidas de seguridad al hacerlo”.

Por su parte el gerente del laboratorio de semillas, Antonio Tejeda, explica que con las nuevas tecnologías aplicadas a la semilla los productores de todo el país pueden garantizar su inversión en semilla de alta calidad, que les dará “un mejor comienzo para su cultivo contribuyendo a un mejor uso del agua, aprovechamiento de los nutrientes que les traerá como consecuencia un mayor rendimiento”.

Tudor añade a su vez que “anteriormente la oferta era hacia productos para atacar plagas o para crecer mejor al cultivo, pero ahora el cambio climático hace que se tengan que considerar factores como la tolerancia al frío o a la sequía, que es el concepto de manejo de estrés de la planta”.

En la siguiente entrega tendrán voz los productores y campesinos, así como la experiencia internacional en el uso de esta tecnología.