Emmanuel Carballo: el crítico

De alguna manera fui el oficial del registro civil de la literatura mexicana: Emmanuel Carballo 

Redacción
Todo menos politica
De alguna manera fui el oficial del registro civil de la literatura mexicana: Emmanuel Carballo
Foto: Creative Commons/Sebastien Wiertz

Por: Federico González

Es temprano aún. Estamos en abril apenas y 2014 será recordado por el adiós de una generación: Juan Gelman (1930), José Emilio Pacheco (1939), Federico Campbell (1941), Gabriel García Márquez (1927) y Emmanuel Carballo (1929). Todos poetas, narradores y periodistas de altos vuelos. Algunos, claro, más célebres y famosos que otros.

A Emmanuel Carballo le tocó desempeñar el rol de crítico. Por décadas se dedicó a conocer a detalle el mapa narrativo de México. Fue de los primeros en destacar el valor de Juan Rulfo; celebró las primeras novelas y cuentos de Carlos Fuentes —solo las primeras—: “De alguna manera fui el oficial del registro civil de la literatura mexicana. Me tocó redescubrir a escritores como Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Martín Luis Guzmán y Julio Torri”.

Colaboró en el suplemento México en la cultura; se desempeñó como secretario de redacción de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica y de la Revista de la Universidad; fundó, junto a Fuentes, la Revista Mexicana de Literatura.

A principios de los cincuentas fue de los primeros integrantes de La mafia, un grupo de escritores e intelectuales encabezados por Fernando Benítez y donde tuvieron cabida Poniatowska, Monsiváis, Cuevas, Rojo e Ibargüengoitia, entre muchos otros. Al paso del tiempo Carballo se distanció de ellos y se movió por su cuenta.

Periferia

Riguroso y polémico, cosechó amigos y detractores. Cuando pocos lo hacían, celebró el surgimiento de José Agustín y Gustavo Sáinz; calificó a Laura Esquivel y Xavier Velasco como escritores de cuarta. A Daniel Sada le reconoció talento, pero cuestionó su grado de complejidad. A Monsiváis, Elizondo, Pacheco y Elizalde les atribuyó un lugar importante, pero dentro de México: “Son de consumo doméstico”, dijo. Nada que ver con Arreola, Gorostiza, Reyes o Paz, a quienes veía de alcance mundial.

“Mi método agrupa distintas maneras de entender el texto: la bibliográfica, la histórica, la sociológica, la sicológica, la antropológica y la más importante de todas: la estética. Trato de desmontar un cuento o una novela, mostrar al lector cómo están hechos (personajes, estructura, estilo) y volverlos a armar como si fueran objetos de alta relojería”, escribió en 1989.

Durante los últimos años se concentró en la investigación. Su campo de acción llegó quizás hasta Jorge Volpi y Xavier Velasco. Se le relegó a la periferia de los círculos más visibles de las letras. Otros críticos más jóvenes, como Christopher Domínguez, Evodio Escalante o Rafael Lemus llegaron a su relevo. Cada uno con diferentes intereses.

En 2006 se le entregó el Premio Nacional de Ciencias y Artes y en 2009 la Medalla de Oro de Bellas Artes. Aquellas preseas no hicieron más que recalcar algo que ya sabían incluso sus enemigos: Carballo fue de los grandes críticos de literatura mexicana del siglo XX.

Emmanuel Carballo murió el pasado domingo 20, víctima de un infarto. Tenía 84 años. Descanse en paz.

Títulos de Emmanuel Carballo: Protagonistas de la literatura mexicana, Ya nada es igual y Párrafos para un libro que no escribiré nunca.