Ronda 1.2, un éxito

El gobierno mexicano demostró que aprende rápido.

Juan Gabriel Valencia
Columnas
Segunda fase ronda uno
Foto: NTX

Nos hemos acostumbrado en los últimos meses a una especie de mal humor generalizado en torno de la situación actual y las perspectivas futuras inmediatas en materia económica. Baja del precio del petróleo, apreciación del dólar, ligero repunte de la inflación subyacente, caída en los ingresos del Estado y recortes presupuestales de magnitud considerable. Pero no todo son malas noticias.

Hay que recordar el escepticismo con el que se recibieron los primeros resultados de la Ronda Uno de licitaciones de campos petroleros. Se habían ofrecido 14 bloques para exploración y explotación y solamente se asignaron dos. Llovieron las críticas. Unos argumentaban que los requisitos impuestos por el gobierno mexicano no tenían paralelo con otros países productores a escala mundial. Otros aducían que era muy mal momento hacer esas licitaciones con el barril del petróleo a un precio internacional alrededor de 45 dólares. Otros más, los adversarios de la Reforma Energética, se solazaban en el clásico “te lo dije”.

Es cierto que había que modificar las bases de la licitación. Era la primera en la historia moderna de México y la posición del gobierno fue muy defensiva. También la baja del precio del petróleo más que afectar las expectativas futuras restringe, en presente, los flujos de inversión. Baste recordar que una licitación a principios de este año en Estados Unidos no logró colocar ni 10% de los bloques ofrecidos.

El pasado 30 de septiembre se dieron a conocer los resultados de la etapa dos de la Ronda Uno. Se ofrecieron cinco campos para explotación en aguas someras y se adjudicaron tres de ellos superando por mucho los mínimos requeridos por la Secretaría de Hacienda. Los consorcios integrados por los ganadores agrupan una amplia gama de inversión de diversos países que incluyen a Italia, Argentina, México, Estados Unidos y de manera indirecta Reino Unido.

Sesenta por ciento de adjudicación es altísimo y se demostraron varias cosas, dos muy importantes. La primera es que las autoridades mexicanas, sobre todo en las dos principales dependencias involucradas como son las secretarías de Energía y la de Hacienda, asimilaron las lecciones de la etapa uno y modificaron el modelo de licitación para que nuestro país resulte competitivo en el mercado mundial de inversiones petroleras. México se volvió muy atractivo y la utilidad compartida para el país será hasta más del doble de la establecida como mínima por la SHCP.

Sin experiencia

En segundo lugar se demostró un hecho fundamental en el que México tampoco contaba con la experiencia ya que la existencia previa de un monopolio hacía depender a la inversión del precio del barril en presente, no a futuro. Estaba demostrado en mercados abiertos que no existe una correlación entre baja de precio y baja de inversión en la industria energética, sobre todo de hidrocarburos. Los campos adjudicados el pasado miércoles alcanzarán su pico de producción en 2021 y significarán en los próximos años un flujo de inversión de hasta tres mil millones de dólares.

Las dos etapas concluidas hasta ahora representan los menos atractivos de toda la Ronda Uno faltando tres etapas que implican campos de aguas profundas, recuperación de campos, extracción de petróleo extrapesado y asignación de yacimientos no convencionales. El proceso de ajuste y adaptación de las bases de licitación mostró el éxito en esta segunda etapa reciente. Faltan más ajustes para las etapas posteriores que significarán decenas de miles de millones de dólares. En la próxima entrega nos ocuparemos del tema.