El empleo: trampa mortal

La idea es que contratar a alguien equivale a colocarte un grillete en el tobillo.

Guillermo Fárber
Columnas
Empleo
Foto: Skaja Lee/Creative Commons

Mi primer empleo formal, en 1972, fue en una paraestatal que supuestamente iba a dedicarse al “desarrollo de los recursos humanos” (whatever that means). Como buenos tecnócratas importados, los “técnicos” chocamos con los burócratas locales (perdimos, naturalmente), emprendimos una gran cantidad de proyectos megalómanos y durante los dos años que perduró ese engendro institucional gastamos una buena cantidad de plata del erario.

Por supuesto, no produjimos más que ridículos... aparte de uno que otro recuerdo divertido para uso estrictamente privado.

El eslogan del cerebro rector de todo ese absurdo (a quien yo admiré mucho y eventualmente hice mi compadre) era: “El empleo es la columna vertebral de la sociedad”.

Así fue como me topé por primera vez con ese concepto tan alucinante como elusivo y tramposo: el empleo. No entraré en honduras intelectuales al respecto. Baste decir que me removió el tema este reciente artículo: Why I will never hire anyone, even at $1/hour.

De entrada debo reconocer que siempre coincidí con ese aserto políticamente incorrecto: Por qué jamás voy a contratar a nadie, ni siquiera a un dólar la hora (Los Ángeles acaba de subir el salario mínimo a 15 dólares la hora). Pero en 1972 ese sentimiento era vago y vergonzante. Hoy, 43 años después de mi primer choque con el tema, dicho sentimiento es más intenso que nunca y de hecho se me ha vuelto una convicción profundamente arraigada. Supongo que esto se debe a algún gen anarquista en mi ADN.

La esclavitud del empleador

En resumen, la idea es que contratar a alguien equivale a colocarte un grillete en el tobillo. Hacerlo equivale a adoptar a ese alguien, con la diferencia de que el tiempo te garantiza liberarte de el o los adoptados, mientras que con los empleados es al revés: el paso del tiempo solo puede reforzar el espesor y peso de los grilletes que te atan a él o ellos.

¿O a qué crees que se debe el auge de los mecanismos de outsourcing? ¿A un mero capricho malévolo de los capitalistas explotadores ávidos de reducir costo y así ampliar su margen de ganancia? No, el fenómeno es mucho más complejo que eso. “El costo del renglón ‘mano de obra’ se ha incrementado de un modo impagable debido a razones estructurales, incluso en el actual ambiente laboral en que el juego de oferta y demanda de mano de obra está reduciendo el salario pagado a los empleados. Por esto el costo laboral en China se han triplicado, pero los salarios netos están muy lejos de haberse triplicado”, señala el artículo.

El autor, autoempleado, calcula lo que le costaría a un patrón el overhead (costos aparte del salario asignado pero asociados a este: cuotas del Seguro Social, impuestos, etcétera) de contratar a una persona de su edad con salario de 15 dólares la hora: el doble, 30 dólares (más espacio, equipo, servicios y demás). ¿Te explicas ahora por qué Hacienda inventó las figuras míticas de Pepe y Toño, “emprendedores”?