El ocio y el deber ser

Conjunto de ensayos dedicados a sembrar la duda sobre algo tan elemental como es: ¿en qué se nos va la vida?  

Redacción
Todo menos politica
Escritos para desocupados
Foto: Riccardo Bonuccelli/Creative Commons

Por: Federico González

Vivian Abenshushan. Escritos para desocupados. Sur +. 300 pp.

¿Qué es la buena vida? Cada quien podrá responder de diferente manera, pero en el fondo todos miramos al mismo punto: el disfrute y el desarrollo humano. No se trata de ser irresponsable; al contrario, es hacer del tiempo libre y los momentos de ocio el camino rumbo a la felicidad y la plenitud del ser.

Fue el griego Epicuro de Samos el primero en proponer un equilibrio entre la inteligencia y el alcance del placer. Sus tesis datan del siglo IV aC. y desde entonces unos cuantos pensadores —no demasiados— se han abocado a profundizar en el tema.

La línea del tiempo del epicureísmo se extiende hasta nuestros días. Ahí están los textos de Phillipe Lopate, uno de sus mayores exponentes vivos.

En México, y de manera reciente, Luigi Amara y Vivian Abenshushan (Ciudad de México, 1972) se han subido al tren del placer como forma de vida. Sus ensayos ponen la mira en hacer del epicureísmo una reacción social y política, siempre acorde a los tiempos actuales.

“¿Siente usted que trabaja cada vez más y tiene cada vez menos (tiempo, dinero, deseo, ímpetu)? ¿Realiza labores de tres o cuatro personas por el sueldo de una? ¿Duerme bien?”, se pregunta Abenshushan al principio de Escritos para desocupados, un conjunto de ensayos dedicados a sembrar la duda sobre algo tan elemental como es: ¿en qué se nos va la vida? desocupadoslibro02.jpg

Fines

Por supuesto no se trata de un cúmulo de recetas sencillas ni propias de manuales de superación personal. Tampoco de un material sociológico donde se hace historia del progreso y de la forma en que caímos en el abismo de la deshumanización. La escritora se concentra sobre todo en el presente y en aquellos atavismos que nos distraen del sano hábito del ocio y la realización personal.

La cosificación, el dinero, el trabajo, las redes sociales: todos elementos innatos a nuestra época pero que paradójicamente dejaron de ser medios para convertirse en fines.

Con ecos de las viejas ideologías anarquistas —por favor no confundir con el radicalismo político carente de responsabilidad social—, las tesis de Abenshushan promueven la defensa y necesidad del tiempo libre como el espacio al que debemos los principales desarrollos científicos y artísticos. Si no fuera por los minutos de esparcimiento de hombres de ciencia y humanistas seguramente nunca habríamos salido de la cueva.

Si algo justifica la historia es la pertinencia del ocio como factor revulsivo. No se trata de cambiar todo de tajo ni de erradicar al sistema. Bastará si después de leer estos ensayos vitales (no ortodoxos) usted repara en la relación entre su tiempo libre y la libertad.

Otros títulos de Vivian Abeshushan son El clan de los insomnes y Una habitación desordenada.

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