La música al rescate

Desde hace 10 años, Music Fund apoya a músicos y escuelas de música en los países en desarrollo y las zonas de conflicto.

Pablo Reyes
Columnas
Music Fund
Foto: Wikipedia

Music Fund cumple su décimo aniversario. La fundación europea dirigida por el filósofo y educador belga Lukas Pairon llega a su primera década promoviendo una campaña para recuperar instrumentos que quedaron olvidados en las casas de ciudadanos europeos y permitir que vuelvan a la vida en manos de niños de Gaza, Mozambique o Congo.

Lukas Pairon estudió filosofía en Suiza y Ciencias de la Educación en París. Después de graduarse trabajó durante varios años como investigador en el campo de la educación de adultos y la alfabetización de la Unesco en París y el Ministerio de Cultura de la Comunidad Francesa en Bruselas.

Más tarde se convirtió en director artístico de música contemporánea y danza en el Festival de Flandes, con base en las ciudades de Gante y Bruselas.

También fue fundador y director durante muchos años de Walpurgis, una casa de producción de ópera, música de cámara contemporánea y teatro musical en su natal Bélgica.

Desde su fundación en 1994 y hasta 2012, Pairon fue gerente general de la empresa Ictus, de renombre internacional, promotora de música de concierto contemporánea y otras expresiones de vanguardia.

Fue en 2005 cuando instituyó el Music Fund (Fondo de Música), organización que apoya a jóvenes músicos y escuelas de música en los países en desarrollo y las zonas de conflicto. Entre 2009 y 2012 dirigió la iniciativa 3dePartij (Tercera persona), un programa de intercambio entre la paz, los activistas de derechos humanos de Israel y Palestina, y jóvenes de 18 años de familias migrantes, instaurado en distintas escuelas en la ciudad de Amberes.

Proceso

En sus diez años al frente de Music Fund ha trabajado en África y el Oriente cercano e intensificado con el tiempo sus esfuerzos en Gaza después de que el director de orquesta Daniel Barenboim y el intelectual palestino Edward Said, fundadores de la West-East Divan Orchestra, le expusieron lo difícil que resultaba en algunos lugares conseguir instrumentos musicales.

Ya en 2007 Lukas Pairon y sus colaboradores comenzaron a trabajar con escuelas de música de Maputo, en Mozambique; Kinshasa, en Congo, y Tetuán, en Marruecos, así como algunos proyectos en Haití desde 2012.

En las principales ciudades de Europa el trabajo de Music Fund ha entrado en contacto también con las zonas de mayor flujo de inmigrantes, sobre todo de Oriente Medio y África. “Lo que hacemos es recoger instrumentos abandonados por todo el territorio europeo y luego llevarlos a Bélgica, donde está la sede de Music Fund. Cuando esos instrumentos llegan a Bruselas, un equipo de técnicos se encarga de devolverles el esplendor”, afirma Pairon en su página web.

“No queremos convertirnos en algo demasiado grande porque intentamos controlar cada paso del proceso para asegurarnos de que todo se hace en condiciones”, añade el fundador de la organización.

El instrumental viaja a las zonas en las que va a ser recibido por los niños. “Primero, hay pequeños periodos de iniciación de dos o tres semanas para que los niños aprendan las nociones básicas. Luego un proceso intermedio de unos años para aprender bien el instrumento. Más tarde los alumnos con más talento reciben becas para poder estudiar en Europa”, apunta Pairon, quien ya piensa en desarrollar proyectos en Vietnam, Myanmar, Túnez y la zona este del Congo.