Museo de Chopo: 40 años (II/II)

El Museo del Chopo ha sido parte activa y fundamental de la vida cultural de México.

Masha Zepeda
Todo menos politica
Museo de Chopo
Foto: Omar Bárcena/Creative Commons

De aquel que fue el primer Museo de Historia Natural en la Ciudad de México aún hoy muchos se acuerdan porque lo recorrieron y vieron en sus vitrinas huesos, minerales, muestras de hojas, animales disecados y, por supuesto, al gran esqueleto de dinosaurio (que era una réplica) dando la bienvenida a los visitantes al centro del enorme espacio.

Muchos rememoran incluso que de niños fue la primera vez que tuvieron oportunidad de acercarse al mundo científico y por estar situado en un barrio popular la afluencia era constante: allá por 1922 el museo era tan visitado, que se le consideraba el mejor de México y recibía a mil 200 personas al día. Y fue cuando familiarmente se le comenzó a llamar “Museo del Chopo”.

Luego de concretarse la autonomía universitaria, en 1929, el edificio pasó a ser parte de la UNAM. Pero al paso de los años sus malas condiciones y el saqueo de su acervo provocaron su cierre definitivo como museo científico en 1964 y lo que quedaba de su colección se distribuyó entre el Museo de Historia Natural de Chapultepec, el Museo de Geología y diversos institutos, escuelas y facultades de la UNAM.

Cuando los sesentas estaban por terminar, el edificio se hallaba totalmente abandonado y en muy malas condiciones: las autoridades universitarias comenzaron a estudiarlo y a dar ideas para el hermoso espacio en absoluta decadencia. Incluso se propuso desmontarlo y venderlo como chatarra, pero afortunadamente surgió la Ley de Monumentos Artístico e Históricos, que obligó al INAH a catalogarlo y a la UNAM a protegerlo.

En 1971 el edificio, hundido en la soledad y el olvido, sirvió para filmar La mansión de la locura, de Juan López Moctezuma, y Purgatorio, de José el Perro Estrada.


En el enorme edificio se quedaron algunas de las hermosas vitrinas de madera y vidrio que mostraban moluscos, estrellas de mar, conchas, insectos, plumas y una enorme variedad de cascarones de huevo.

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Fundamental

Para su reinauguración, el 25 de noviembre de 1975, durante la rectoría de Miguel Soberón, abrió sus puertas ya como Museo Universitario del Chopo encaminado a la labor cultural y social, dependiendo del Departamento de Museos y Galerías que encabezaba la inolvidable Helen Escobedo, quien dio la primera coordinación de actividades a la escritora Elena Urrutia.

De ese momento a la fecha han sido sus cabezas los artistas o especialistas Ángeles Mastreta, Arnold Belkin, Elva Macías, Monserrat Galí, Lourdes Monges, Alma Rosa Jiménez y quien es hasta el momento su titular, el músico José Luis Pacho Paredes.

El Museo del Chopo ha sido parte activa y fundamental de la vida cultural de México. Por ahí han comenzado sus carreras incontables artistas, intelectuales e intérpretes que han hecho nuestra realidad como país: fue punto de encuentro y reunión en el terremoto de 1985, para después organizar la primera subasta en pro de los damnificados con una enérgica Raquel Tibol que se posicionó como la pujadora más efectiva en toda la historia de nuestro país.

En fin: talleres para niños, jóvenes, familias, el Tianguis del Chopo, las exposiciones colectivas aglutinadoras de diversas generaciones, retrospectivas memorables, la Semana Cultural Gay, las temporadas de teatro en el Foro del Dinosaurio, la solidaridad y la constante renovación son características de nuestro amado Museo del Chopo, que seguirá por siempre sorprendiéndonos.

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