Tour de tradiciones decembrinas

Las posadas salieron de los conventos e iglesias y se instalaron en las calles y plazas públicas.

Yolanda Trejo
Todo menos politica
Nacimiento
Foto: NTX

El mes de diciembre resulta ideal para organizar un viaje familiar que incluya poblaciones típicas, interesantes por su arquitectura y la producción de objetos artesanales que permiten adornar casas, calles, templos y comercios. La temporada es propicia para hacer buenos propósitos, recuperar amistades, cerrar ciclos y hacer nuevos planes para 2016.

Hace unos días se inauguró un sistema de iluminación especial en el Centro Histórico de la Ciudad de México que busca enaltecer las fiestas de fin de año, así como destacar el estilo arquitectónico de los edificios que se ubican alrededor de la Plaza de la Constitución (mejor conocida como Zócalo).

Sobre la Avenida Reforma también se iluminaron algunos monumentos emblemáticos.

En el interior de la Catedral Metropolitana se colocó un nacimiento, típico de Metepec, Estado de México. Sobre la fachada del inmueble se proyecta —en horario vespertino y nocturno— un video mappíng con escenas religiosas y elementos ornamentales.

En el sur de la ciudad, el Museo del Carmen, en el barrio de San Ángel, inauguró una exposición de nacimientos o belenes.

Algunas familias y coleccionistas mantienen la costumbre de colocar en sus casas nacimientos de diferentes tamaños y materiales, procedentes de diversas partes de México y del mundo. Muchas piezas han sido heredadas de padres a hijos durante varias generaciones y tienen un valor sentimental, tanto como histórico. En algunos lugares del Bajío existen talleres familiares que fabrican figuras de cera para nacimientos, destacan las de Salamanca, Guanajuato.

El Museo Nacional del Virreinato, en el Pueblo Mágico de Tepotzotlán, Estado de México, llevó a cabo un programa especial de actividades culturales: conciertos de música navideña (especialmente villancicos), pastorelas y una posada tradicional. Asimismo presenta una interesante exposición con obras del maestro Miguel Cabrera, uno de los pintores más prolíficos e importantes de la Nueva España.

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Algunos sitios importantes por su producción artesanal se ubican en Michoacán, donde se fabrican numerosos adornos de temporada, trabajados en palma (en Tzintzuntzan) y en madera (en Quiroga). Querétaro, por su parte, ofrece distintas actividades artísticas y literarias en torno del tema navideño.

La producción de esferas tiene su punto culminante tanto en Chignahuapan (Puebla) como en Tlalpujahua (Michoacán). En el primer caso se organizaron recorridos especiales para visitar las fábricas de esferas de vidrio soplado y adquirir adornos de temporada. En el segundo caso es posible admirar la destreza de los artesanos que pintan cuidadosamente cada pieza y le imprimen un sello particular. Cualquiera que sea su elección, le permitirá dar un toque festivo a su hogar o hacer un bonito regalo.

Si decide colocar en su casa el tradicional árbol puede adquirir un ejemplar natural en las zonas autorizadas cerca de Amecameca, Estado de México. La fabricación de piñatas se realiza prácticamente en todo el territorio nacional, pero destacan de manera especial las de Acolman, también en el Edomex.

En materia de devociones llama la atención el culto al Niño del Pueblo, en Xochimilco (Distrito Federal), conocido popularmente como El Niñopan. Su cuidado está a cargo de un mayordomo y los gastos de las posadas son compartidos con los posaderos.

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Origen de la tradición

En México las posadas iniciaron en el siglo XVI como nueve misas de aguinaldo en el convento de San Agustín Acolman, Estado de México. El conjunto religioso es monumental e incluye un atrio de grandes proporciones donde se llevaban a cabo las tareas de evangelización de los naturales. Con el tiempo estas misas se transformaron en una verdadera fiesta religiosa, que incluyó procesión, cantos, rezos y la ruptura de la piñata.

Respecto del origen de esta última varios autores afirman que está en China. En aquellas lejanas tierras su ruptura tenía que ver con un ritual propiciatorio de fertilidad de la tierra. Lo cierto es que de Oriente la costumbre de romper la piñata pasó a Italia (para el carnaval), se extendió a otros países europeos y llegó a México en el siglo XVI.

Consiste en una olla de barro forrada con papel de china de diferentes colores o bien en una estructura de cartón. La figura de mayor tradición es la estrella de siete picos donde cada pico representa —según la creencia de los católicos— un pecado capital. Romperla simboliza la lucha entre el bien y el mal.

Se rellena con frutas de la temporada y los participantes deben pegarle con un palo y tener los ojos vendados. Hay muchos cantos que acompañan al ritual, como Dale, dale, dale, no pierdas el tino, mide la distancia que hay en el camino…

Una magnífica descripción de las posadas tradicionales del siglo XIX la encontramos en El libro de mis recuerdos, de Antonio García Cubas. También resulta interesante la información que recopiló Sebastián Verti en su libro Tradiciones Mexicanas.

Existe una amplia bibliografía que destaca aspectos interesantes sobre el origen y evolución de las tradiciones decembrinas y la forma como se expresan en la literatura, la música, el arte y el trabajo artesanal. Independientemente de las creencias religiosas que se profesen, es innegable que escritores, músicos y artistas plásticos connotados produjeron obras extraordinarias en torno del pasaje del nacimiento de Jesús, en el pesebre de Belén.

Producción artística y artesanal

Entre los temas predilectos de los pintores están las escenas de Las adoraciones, bien se trate de los Reyes Magos o de los pastores. En este tipo de composiciones los adoradores del recién nacido se presentan con atuendos muy diversos, especialmente los reyes magos, quienes aparecen con vestimenta real, como si fueran nobles príncipes, o con elementos propios de los astrólogos y magos.

Los tres personajes representan los continentes conocidos antes del descubrimiento de América, es decir: Europa, Asia y África, y se acompañan de un animal representativo de cada continente: caballo, camello y elefante.

En la obra Breve historia de la Navidad, Francisco José Gómez refiere que:

“Melchor, el más anciano, portaba oro; Gaspar, hombre maduro, incienso, y Baltasar, en plena juventud, mirra. Sus edades, las tres del hombre, juventud, madurez y vejez, indicaban que cualquier momento de la vida es bueno para postrarse ante Dios”.

En México se conservan excelentes pinturas que abordan el tema del peregrinar de José y María y del nacimiento de Niño Jesús. Al respecto le sugiero visitar la colección permanente del Museo Nacional de San Carlos, así como la pintura central del Altar de los Reyes, en la Catedral Metropolitana de México.

Además de las obras de arte existen piezas artesanales que emplean las más diversas técnicas y materiales.

La costumbre de poner un nacimiento tiene su origen en Italia. Se dice que la primera representación la llevó a cabo Francisco de Asís en una comarca italiana, donde invitó a varias personas a caracterizar a los personajes centrales. Con el tiempo la representación del pasaje se hizo con figuras de barro.

En México la creatividad de los artesanos ha dado lugar a nacimientos elaborados con innumerables materias primas.

En algunos casos las escenas bíblicas alternan con escenas costumbristas y tipos populares. En San Miguel de Allende, Guanajuato, encontrará nacimientos trabajados en hoja de lata; en Toluca, representaciones en vidrio, y en Metepec, en barro cocido y policromado.

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Algo más

Varias casas editoriales han dado especial relevancia al tema de la Navidad y han hecho un rescate importante de obras literarias y crónicas de épocas pasadas que abordan el origen y evolución de pastorelas, nacimientos, posadas y piñatas.

Las posadas salieron de los conventos e iglesias y se instalaron en las calles y plazas públicas, adquiriendo un toque popular que fue incorporando otras costumbres como la fiesta y el baile. Al tal grado se alejaron de su objetivo primero, que en algunos periodos de la historia fueron prohibidas por las autoridades en turno.

En la actualidad esta tradición se ha ido perdiendo debido a los gastos que implica su organización y al olvido de su esencia. Asimismo se han incorporado elementos de las culturas nórdicas.

Le invito a conocer las tradiciones del mes de diciembre y a disfrutar de los dulces y la gastronomía típica, especialmente pavo, romeritos con mole y bacalao. Recuerde probar el ponche, los buñuelos y la colación. Pásela muy bien en compañía de sus familiares y amigos.