Papa Francisco, contra viento y marea en temas polémicos

El Pontífice intenta una vez tras otra hacer que la humanidad comprenda a plenitud el poder de la  misericordia.

Martha Mejía
Papa Francisco
Foto: AP

Desde su trabajo como cardenal primado de Argentina y ahora como Papa número 266 de la Iglesia católica, Jorge Mario Bergoglio siempre ha manifestado una posición muy cercana a las clases menos favorecidas y en pro de los derechos humanos.

Fue en julio de 2013 cuando, vistiendo la envestidura de primer jerarca católico, el Papa Francisco hizo su primer viaje a la isla mediterránea de Lampedusa, desde donde quiso concienciar al mundo sobre el drama de la inmigración: “Solo me viene una palabra: vergüenza, es una vergüenza”, dijo para referirse al naufragio registrado cerca de la isla y en el que murieron al menos 93 personas y otras 250 se reportaron desparecidas al volcar una embarcación con 500 inmigrantes.


El Papa improvisó estas palabras al término del discurso ante los participantes en el convenio sobre el aniversario de la encíclica Pacem in Terris, en el que señaló:

“Hablando de crisis, hablando de la inhumana crisis económica mundial, que es un síntoma grande de la falta de respeto por el hombre, no puedo dejar de recordar con gran dolor a las víctimas del enésimo trágico naufragio. Recemos junto a Dios por los que han perdido la vida y por todos los inmigrantes. Unamos nuestros esfuerzos para que no se repitan tragedias similares. Solo una decidida colaboración de todos puede ayudar a prevenirlas”.

Globalización y derechos humanos


Este es solamente un ejemplo de los constantes llamados de Francisco para que la humanidad una esfuerzos en aras de un mundo mejor.

De acuerdo con Alejandro Sada, filósofo e investigador de la Universidad Panamericana, el Papa Francisco está muy preocupado por lo que él llama “la globalización de la indiferencia”.

El Papa piensa, explica Sada:

“Los mecanismos del sistema económico imperante y las estructuras de poder producen una cultura del descarte; es decir, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Para poder tolerar un estilo de vida que excluye a otros se ha generado, casi de manera inadvertida, un hábito de indiferencia ante los excluidos: nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás, ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe”.

Por su parte, el analista en asuntos religiosos Bernado Barranco coincide al señalar que el Papa Francisco tiene una mirada muy crítica del mundo y la comparte en sus diferentes documentos, encíclicas y en la exhortación a los católicos.

“Sobre todo, tiene una perspectiva de las consecuencias que representa la economía del libre mercado; él ha señalado en muchas ocasiones que esta economía mata, teniendo como evidencia que el mercado se convierte en un ente que aparentemente es equilibrado, pero que en el fondo es devastador: hay una especie de dictadura en la que el dinero se convierte en un Dios”, dice a Vértigo el experto en religiones.

Barranco puntualiza que por ello el Papa Francisco plantea repensar el rol que tenemos como civilización e ir a lo más íntimo en dirección de la solidaridad, sobre todo con aquellos que más sufren las consecuencias de la globalización: niños, ancianos, jóvenes sin empleo, discapacitados e indígenas, entre otros sectores vulnerables.

Pope Francis
Alessandra Tarantino/AP
El papa Francisco al t[ermino de una audiencia con trabajadores de los Santuarios Católicos en el Vaticano el 21 de noviembre del 2016. El pontífice visitará Suecia en octubre del 2016 para participar en el comienzo de un año de conmemoración del 500 aniversario de la Reforma, anunció el Vaticano el 25 de enero del 2016. (AP Foto/Alessandra Tarantino)

Pederastia

No obstante, el Papa también provoca reacciones entre algunos conservadores y tradicionalistas que cuestionan el impulso liberal que le ha dado a la Iglesia.

Si bien Francisco no realiza aún ningún cambio sustancial en la política de la Iglesia católica, sí ha abierto el diálogo a diferentes cuestiones que son terminantemente rechazadas por los grupos más conservadores, tanto fuera como dentro del Vaticano.

Una de ellas, tal vez la más compleja, es la pederastia. Cabe recordar que el Vicario argentino llegó al Pontificado en medio de una crisis en 2005, señala Bernardo Barranco, “una crisis que tiene que ver con el envejecimiento de los curas, puesto que la edad promedio es de 77 años; una crisis de imagen de la Iglesia, con todos los escándalos de lavado de dinero; una curia muy dividida y enfrentada en términos de poder; y como la cereza del pastel, un Papa rebasado, como fue Benedicto XVI, enfermo, anciano, deprimido, que renuncia”.

El analista señala que dicha dimisión fue en el mejor de los casos estratégica, porque eso permitía que se rearticulara un nuevo proyecto que en ese momento estaba absolutamente fracturado. Fue así como se le permitió la presencia a un Papa jesuita venido del sur, que no estuviera vinculado con todas esas polémicas, intrigas y antagonismos.

“El Papa Francisco entró con un mandato, que es poner orden en la curia y ordenar las ideas sobre el Vaticano, sobre todo cuando surgió la fuga de documentos, los llamados Vatilinks I y II, que muestran que el Banco del Vaticano ha tenido contactos con el crimen organizado y el lavado de dinero, concretamente con la mafia italiana”.

Por lo tanto, explica Barranco, Francisco comenzó y continúa haciendo una serie de reformas que han sido muy cuestionadas por esos grupos de detractores que se ven afectados por las reformas.

“Son grupos que ven afectados sus privilegios, sus cuotas de poder; pero sobre todo el confort de lo económico. Acusan a Francisco de ser un Papa populista, al que le falta la categoría e intelectualidad de Benedicto XVI, quien era exuberante desde el punto de vista de exquisitez intelectual; es decir, la curia quiere que el Papa reine en la Iglesia pero que no la gobierne: lo tratan de sabotear y cada vez es más intenso el sabotaje”, explica.

Fue en este contexto que el tema de la pederastia catapultó la fractura de los bloques conservadores en la curia.

“Cuando surge el tema, con el Papa Juan Pablo II y después en el pontificado de Benedicto XVI, las posiciones estaban muy divididas. El viejo bloque quería que la Iglesia cerrara filas y planteaba que eran ataques contra ella a fin de destruirla y debilitarla. Su postura era defender la estructura clerical”.

Mientras tanto, otro sector, más cercanos al Papa Benedicto XVI, propuso abrir el tema y reconocer las fallas. “Esto se dio prácticamente después de 2008 y hasta 2013, cuando se produjo la renuncia de Joseph Ratgzinger (Benedicto XVI)”, señala Barranco.

Hace énfasis en que el Papa Francisco es mucho más radical que esas dos posiciones, ya que califica a la pederastia como una vergüenza. “No ha ido más allá de lo que hizo Ratgzinger; pero la idea que tiene la Iglesia es encontrar fórmulas que le permitan empatar las legislaciones locales frente al castigo, por así decirlo, social de corte secular y el castigo eclesiástico canónico; y esto le tocará probablemente materializarlo a Francisco”.

En abril de 2014 el máximo líder del Vaticano ofreció perdón por el daño causado por los miembros de la Iglesia que abusaron de menores. En una de sus declaraciones más fuertes hasta el momento sobre la crisis de abuso sexual en la Iglesia católica, el Papa dijo sentirse “personalmente obligado a asumir todo el mal que una cantidad importante de sacerdotes hicieron”.

De hecho, desde diciembre de 2013 el Vaticano anunció la creación de un grupo especializado para ayudar a la Iglesia a solucionar la crisis a raíz de los abusos cometidos y nombró a sus miembros en marzo pasado.

Una segunda cuestión en torno de este tema, señala Barranco, es que el Papa Francisco creó una comisión que va más allá de la condena a los pederastas, puesto que ha ejercido una modalidad que consiste en penalizar también a aquellos que fueron cómplices, llámense obispos, cardenales o altas jerarquías religiosas.

Y para darle más credibilidad, esta comisión está compuesta por víctimas de abuso sexual y coordinada por el cardenal arzobispo de Boston, Sean O’Malley, quien es el presidente de la comisión para la reforma de la curia internacional. “Entonces, ya está constituida; vamos a ver ahora cuáles son los resultados”, indica Barranco.

banner-papa.jpg

Matrimonios

En los últimos meses el Papa Francisco reafirmó la oposición de la Iglesia católica a las bodas entre personas del mismo sexo, pero no las satanizó cuando en julio de 2013, en su vuelo de regreso a Roma tras visitar Brasil, el jerarca católico señaló: “Si alguien es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”

En este sentido, Alejandro Sada —también miembro de la organización Catholic Voices— estima que “la Iglesia no dirá de pronto que el matrimonio sacramental puede ser heterosexual u homosexual, según cada quien elija. Lo que sí es sorprendente es cómo el Papa Francisco nos invita a sacudirnos de todo prejuicio para ser misericordiosos. Eso no es nada nuevo en la Iglesia; nos recuerda con fuerza la enseñanza del mismo Cristo, que nos advierte: ‘No juzguéis, para que no seáis juzgados’”.

Al respecto Barranco señala que es difícil que la postura de la Iglesia católica cambie respecto de los homosexuales, ya que para ella la relación de una familia está vinculada a la procreación hombre-mujer; por lo tanto, una relación de personas del mismo sexo es contra natura, por lo que no está a favor. Sin embargo, añade:

“Francisco, con su actitud más humana, compasiva y de mayor apertura frente a estos temas que forman parte de nuestra realidad, está sentando las bases para que en el futuro no muy lejano la Iglesia tenga una manera diferente de intentar relacionarse y percibir el tema de la homosexualidad y de las nuevas parejas; es algo que se va a dar, pero no creo que a corto plazo ni creo que se dé en el ciclo de Francisco”.

A su vez Roberto Blancarte, profesor e investigador de religión del Colegio de México (Colmex), señala en entrevista en este sentido que el principal reto que enfrenta la Iglesia es que debe entender mejor cómo ahora los feligreses católicos viven para poder readaptarse a sus necesidades.

VATICANO RUSIA
Andrew Medichini/AP
ARCHIVO - En esta fotografía de archivo del 30 de enero de 2016, el papa Francisco ora durante una audiencia especial en el Vaticano. El papa Francisco y el líder de la Iglesia ortodoxa rusa se reunirán la próxima semana en Cuba, en un paso histórico para solventar el cisma que hace un milenio separó al cristianismo en este y oeste, anunciaron el viernes 5 de febrero de 2016 ambas iglesias. (Foto AP/Andrew Medichini, Archivo)

Guerra y terrorismo

Hoy la Iglesia tiene más prestigio que nunca en cuestiones relacionadas con la paz. Por eso los líderes de todos los países leen las declaraciones del Papa Francisco después de los miércoles en el aula Pablo VI y los domingos durante el Ángelus. Hoy en día se respeta la autoridad informal del papado.

“En esos mensajes escucharemos solo exhortaciones a la paz y al diálogo, nunca a la violencia”, señala Sada.

Luego de los atentados en París de noviembre pasado, Francisco se refirió a los ataques terroristas y dijo: “Estoy conmocionado, no entiendo estas cosas, hechas por seres humanos (...) No hay justificación religiosa ni humana. No es humano”.

No solamente en conflictos bélicos, sino también en los diplomáticos, específicamente en el de Cuba y Estados Unidos, la intervención y el mensaje de Francisco han sido de alivio.

“Lo que el Papa ha hecho es tratar de volver a situar a la santa sede como un actor internacional importante. Y digamos que parte de sus viajes o de sus intervenciones o sus intermediaciones se han dirigido a ello”, señala Blancarte.

Esperanza

México es una parada indiscutible del líder del Vaticano no solo por su gran culto a la Virgen de Guadalupe ni tampoco por ser el segundo país con mayor número de católicos en el mundo, “sino por ser una nación que hoy atraviesa por tiempos difíciles y necesita del mensaje de esperanza, misericordioso y renovador”, indica Bernardo Barranco.

El martes pasado, al finalizar su encuentro anual con diplomáticos en el Vaticano, el Papa Francisco manifestó su alegría por la visita que realizará a cuatro estados de nuestro país, misma que de acuerdo con los especialistas se espera renovadora y llena de esperanza.

“Creo que si bien no vendrá a romper lanzas, sí tratará de aportar esperanza. Y eso es interesante en la medida en la que pueda refrescar la atmósfera cada vez más enrarecida y la distancia cada más notoria que tiene el pueblo con sus conductores”, apunta Bernardo Barranco. “Sabemos que hablará de inmigración, violencia, familia, desempleo, derechos humanos de los indígenas, que son temas que a él le interesan”, indica por su parte Roberto Blancarte. “Creo que el mismo Papa quedará sorprendido de ver la reacción del pueblo mexicano, sobre todo porque es un Papa latino. Por otra parte, sabemos que México tiene heridas profundas de corrupción, problemas en nuestras estructuras políticas y de migración. Y el Papa Francisco viene con mensaje de esperanza a estimularnos a que sepamos vivir como prójimos y no solo como vecinos, con esa indiferencia que tanto caracteriza al hombre moderno. El mensaje del Papa seguirá estimulándonos hacia la misericordia con el otro”, finaliza Alejandro Sada. papa-03.jpg