Santiago Hernández (I/II)

El Museo del Estanquillo exhibirá al gran público la vida y obra del artista Santiago Hernández.

Masha Zepeda
Columnas
Exposición de Santiago Hernández
Foto: Internet

Recién abierta al público en el Museo del Estanquillo (Isabel la Católica 26, Centro Histórico), la estupenda muestra con el larguísimo título Santiago Hernández. Niño héroe, artista romántico, caricaturista fundamental recopila por primera vez a manera de retrospectiva —bajo la curaduría del caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón— una gran parte del trabajo (más de 200 piezas) de este minucioso dibujante.

Se trata, además, de uno de los más importantes litógrafos mexicanos del siglo XIX y también un agudo caricaturista —considerado por muchos especialistas el mejor en la historia de nuestro país— que a través de lo que publicó en los periódicos de la época nos permite conocer el contexto político e histórico en el que vivió.


En este aspecto es incluso muy interesante ver cómo la figura de Benito Juárez —a quien respetaba enormemente— también recibe sus críticas y lo retrató varias veces escondido en otros trabajos. Se puede decir que tenía una obsesión por la imagen del presidente oaxaqueño, pero al mismo tiempo lo usaba con humor (algo parecido a lo que hizo Francisco Toledo en los ochentas del siglo pasado cuando dedicó una fructífera serie a Juárez en diversos soportes, incluso fósiles y muy variadas técnicas como cera, collage, tinta, estampa y gouache que fue expuesta en la Galería López Quiroga e incluso se editó un lindo libro que reprodujo todas las obras, sin duda una de las mejores épocas del pintor juchiteco, tan influyente como valioso).

Con el objetivo de difundir y dar a conocer al gran público la vida y obra de Santiago Hernández (1833-1908, quien nació y murió en la capital mexicana), el Museo del Estanquillo decidió exponer una de las secciones del acervo de Carlos Monsiváis que más lo entusiasmaban, ya que su admiración y reconocimiento hacia él era tan comprometido, que dedicó mucho de su tiempo a rastrear y adquirir su obra.


Y aunque la mayoría de la obra expuesta pertenece a la colección del cronista mexicano, también hay algunas en calidad de préstamo de otros coleccionistas.

Héroe

En palabras del curador, durante el recorrido inaugural, esta muestra es “un acto de justicia cultural, ya que revela a un artista esencial del siglo XIX que había quedado sepultado en el olvido… Un personaje absolutamente fascinante. Y en un momento en el que el país parece estar desmoronándose, es importante recordar que hubo mexicanos que hicieron grandes esfuerzos por consolidarlo y construirlo”, como es el caso de este artista que además desde su infancia participó en actividades políticas e incluso destacó a sus 13 años como uno de los que atacaron y tomaron el convento de San Francisco y un año después participó en la defensa del Castillo de Chapultepec contra los invasores estadunidenses: él fue uno de los Niños Héroes que defendió a nuestra patria y combatió ferozmente.

Así la historia ha dejado de lado en partida doble a este personaje fascinante, ya que desde el punto de vista histórico no se le considera dentro de los Niños Héroes (no fue mártir, pero sí combatiente y héroe sobreviviente) y desde el mundo del arte no se le ha reconocido tampoco su grandeza y aportación.