Entre el ser y el querer

¿Cómo puedes ser la persona a la que quieres? La clave de este dicho es la empatía.

Daniela Suárez
Todo menos politica
Entre el ser y el querer
Foto: fotogaphair/Creative Commons

¿Alguna vez has escuchado la frase que dice “a quien quieres, eres?” Seguramente al igual que a mí esta frase te pudo haber causado confusión, quizás admiración o tal vez una sensación extraña. ¿Cómo puedes ser la persona a la que quieres? La clave de este dicho es la empatía.

El diccionario de la Real Academia Española define empatía como “la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos”. Los sicólogos aseveran que empatía significa “la participación interna, objetiva y profunda de un individuo en otro en los aspectos psicológicos y personales”.

Sin embargo, el origen de la palabra viene del griego empátheia, que significa pasión.

A grandes rasgos, la palabra empatía se puede decir que es “ponernos en los zapatos del otro”. Y aunque parezca difícil de creer un estudio realizado en la Universidad de Virginia sugiere que la capacidad que tiene el ser humano de ser empático se debe a que estamos predeterminados a ello. Lo que le sucede a nuestros seres queridos y personas más cercanas lo asociamos directamente con nosotros mismos.

Para el estudio James Coan, profesor del Departamento de Sicología, eligió a 22 adultos a quienes les midió la actividad cerebral mientras les decía que les iban a proporcionar un pequeño shock eléctrico. A pesar de que era mentira, partes del cerebro se iluminaron cuando pensaron en la amenaza de recibir el shock. A la par, los científicos les dijeron a los estudiados que sus seres más queridos también recibirían un pequeño shock. Al escuchar esto, el cerebro de los participantes se iluminó de la misma manera que cuando se enteraron de que ellos mismos serían los que recibirían el tratamiento. Algo curioso es que los investigadores les dijeron a los voluntarios que personas desconocidas recibirían el mismo choque. A pesar de ello, el cerebro de los participantes no se iluminó de la misma manera, como sucedió cuando pensaron que sus seres cercanos también estaban bajo amenaza.

Límite

“A través de la familiaridad las personas se convierten en parte de nosotros. El hallazgo demuestra la capacidad cerebral de ser empáticos con otros. La gente más cercana se vuelve parte de nosotros mismos. Esto no es una metáfora ni poesía: es algo real. Literalmente nos sentimos amenazados cuando un amigo está bajo una amenaza, pero no sucede lo mismo cuando un extraño es amenazado”, asegura Coan.

De acuerdo con el equipo de investigadores el hallazgo demuestra que hay una ruptura evidente entre el yo y el otro. Cuando nos enteramos que un ser querido pasa por un problema, en automático pensamos que eso nos podría pasar a nosotros mismos. Al imaginarnos lo peor en alguien más, nos fundimos con su situación y borramos el límite existente entre nosotros. Por ello tenemos la capacidad de ponernos en sus situaciones y experimentamos las mismas sensaciones.

¿Y tú, eres a quien quieres?