José García Narezo (I/II)

José García Narezo pasó su infancia entre España y México; como adolescente, le tocó sufrir la Guerra Civil española.

Masha Zepeda
Columnas
Obra de José García Narezo
Foto: Internet

El pintor, impresor y escritor español Gabriel García Maroto (1889, La Solana, Ciudad Real-Ciudad de México, 1969), quien perteneció a la Generación del 27, llegó a México en 1928 junto con su esposa, la mexicana Amelia Narezo Dragonné —hermana de la pintora Irene Narezo Dragonné— y sus tres hijos: Gabriel, Sara y José, los dos últimos sordomudos de nacimiento.

Al llegar el pequeño José, de tan solo seis años, ya sobresalía por su interés en el arte e ingresó cuatro años después a la Escuela al Arte Libre de Tlalpan, que dirigía Alfredo Ramos Martínez, quien estudió, se formó y trabajó en Francia.

Cuatro años más tarde, en 1938, la familia regresó a España poco después de que, a sus 15 años, el joven pintor participara en la Exposición Internacional de París en 1937.

De lleno

José García Narezo pasó su infancia entre España y México; como adolescente, le tocó sufrir la Guerra Civil española, momento en que se editó su libro Un niño y la guerra: trayectoria plástica, ilustrado por él y editado por el Ministerio de Instrucción Pública en 1938.


Al volver a México, de nueva cuenta toda la familia y ya en calidad de refugiados políticos, el novel artista decidió acoger la ciudadanía mexicana, mientras que su obra como pintor se enfocaba hacia el surrealismo con una gran influencia europea. Con el paso del tiempo García Narezo llegó a ser más reconocido que su dinámico y polifacético padre, tanto en la escena mexicana de la posguerra como en su natal España.

En plena actividad creativa expuso en tres continentes: América, Europa y Asia, mientras que de manera individual tuvo exhibiciones en la Galería Arden de Nueva York (1938), la Casa de la Cultura de La Habana, la Galería Stendhal de Los Ángeles (1939), el Museo Young de San Francisco (1944), la Galería de Bellas Artes de San Diego (1945) y el Museo White Memorial de San Antonio, Texas (1952).

Como buen pintor mexicano, hijo de las posguerras, también fue muralista y en Ciudad Obregón, Sonora, pintó Energía eléctrica en el servicio de Sonora e hizo un mosaico italiano en la Plaza Cívica de Las Lomas en Cuernavaca, Morelos.