Porras al Istmo de Tehuantepec

La apuesta a punto de cuajar ahora incluye al Istmo de Tehuantepec en el escenario de las Zonas Económicas Especiales.

Alberto Barranco
Columnas
Miguel Barbosa
Foto: NTX

Cancelada por el presidente Benito Juárez la posibilidad de una zona de libre tránsito y comercio en el Istmo de Tehuantepec ante los 5 aplazamientos del Congreso de Estados Unidos para discutir el Tratado McLane-Ocampo, siglo y medio después regresa a escena el segmento territorial más delgado del país.

Lo que había sido el antecedente, o a la mejor la muerte del proyecto para el Canal de Panamá, ha pasado en las décadas por un mar de frustración para aprovechar sus polos hacia dos océanos, Atlántico y Pacífico.


La posibilidad de conectar vía un ferrocarril transístmico los puertos de Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz, Oaxaca, se quedó a medias.

En el camino se intentó sustituir los rieles por asfalto… con el mismo resultado.


Naturalmente, la intención era constituir no solo un paso para llevar carga de Estados Unidos a los países del Extremo Oriente y viceversa sino crear una zona de maquila para darle valor agregado a las mercancías.

En 1980 se había planteado un proyecto denominado Alfa-Omega, que naufragó en una farragosa discusión económico-política.

El último proyecto frustrado para aprovechar la franja de 300 kilómetros se planteó bajo la idea de Puerto de América, con opción de un centro logístico para recibir, manejar y transportar mercancías vía marítima, aérea y terrestre.

El problema era que la apuesta inicial en materia de infraestructura exigía 20 mil millones de dólares, por más que detonaría otras por el doble.

ZEE

La apuesta a punto de cuajar ahora incluye al Istmo de Tehuantepec en el escenario de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), cuya ley que les da sustento está por aprobar el Senado.

La posibilidad habla, otra vez, de un circuito transístmico con perfil de polo industrial, lo que elevaría el desarrollo de Oaxaca y Veracruz, con extensión a todo el sudeste del país.

Las otras zonas se ubicarían en Michoacán y Chiapas.

La punta de lanza habla de constituir un régimen aduanero para los polos; colocarlos en un marco jurídico ágil; dotarlos de infraestructura de primer nivel, y ofrecer incentivos fiscales a los inversionistas.

Cada zona sería creada a partir de decretos emitidos por el Ejecutivo.

La intención es abrir ventanillas únicas para los tres niveles de gobierno.

El problema a superar será la injerencia política de los gobernadores y presidentes municipales para cernir no solo los proyectos sino la operación, por más que se habla de una Comisión Intersecretarial presidida por el secretario de Hacienda.

En el gobierno de Juárez la posibilidad de una zona que tuviera el dominio de Estados Unidos la frustró, afortunadamente, la ambición de los legisladores del país de allende el Bravo, que jugaban desde entonces a la carta de Panamá.

Aún así, el Istmo de Tehuantepec ha estado por años en la mira de los intereses extranjeros. El último intento lo patrocinaba el capital chino.

Revive, pues, la exigencia de aprovechar la rendija geográfica, ahora bajo batuta del gobierno y la participación de particulares.

¿La enésima es la vencida?