El crepúsculo de los dioses (keynesianos)

Financializarlo todo es una enfermedad, no una muestra de astucia

Guillermo Fárber
Columnas
Empresas
Foto: NTX

Este articulito de Charles Hugh Smith me parece que da en el mero clavo y es muy oportuno: We’re in the eye of a global financial hurricane. Hay tres dioses caídos: el crecimiento infinito en un mundo finito, el tomar prestado a futuro para financiar el consumo presente dizque para empujar la demanda agregada y los estímulos monetarios vía la “financiarización” de la economía.

Los tres dioses han fallado y los únicos que se resisten a reconocerlo son los usual suspects, sus fieles adoradores: los bancos centrales y todos los economistas, salvo los de la escuela austriaca.

Repaso

Pasemos lista a esos tres dioses caídos.

1. Crecimiento. Según la lamentable teoría keynesiana el crecimiento es un objetivo prioritario y premisa esencial, no importa qué tipo de crecimiento sea, ni qué costos implique (humanos, de tiempo, de capital, de oportunidad, de riesgo). El “crecimiento” es sagrado, incluso en su versión cancerosa-financiera actual de “riqueza” de puro papel, con su obligada secuela de desigualdad brutal entre los cada vez menos que tienen demasiado y los cada vez más que no tienen casi nada. Este “crecimiento” canceroso, agresivo, patológico, es el único que un siglo de keynesianismo le ha traído a la humanidad.

2. Endeudarse a lo salvaje (como hoy lo han hecho casi todos los países, estados, municipios, individuos, familias y empresas que han podido hacerlo) no es una “estrategia sabia”, como nos han hecho creer los keynesianos. Este segundo dios de endeudarse hoy para financiar el consumo (la inversión es otra cosa y bajo su manto se cometen enemil crímenes económicos) es robarle dinero al futuro, a nuestros hijos, nietos y bisnietos, para gastarlo hoy en nuestro beneficio. No es una jugada inteligente rumbo a la prosperidad; es un acto inmoral rumbo a la bancarrota. Es permitir hoy los derroches, a costa de condenar a las próximas generaciones a la escasez. Y usarlo para darse una mejor vida, recompra de las propias acciones, adquirir diplomas académicos absurdos, etcétera, es todavía más indecente.

3. Estímulos monetarios. Financializarlo todo es una enfermedad, no una muestra de astucia. Este tercer dios nos ha conducido a la situación actual, en que el mundo está al borde del peor colapso de la historia pero nada más no quiere verlo. Es como aquel suicida que se lanza del piso 88 y cuando está a tres metros del suelo afirma que hasta ahí todo va de pelos. Y objetivamente tiene toda la razón: la gravedad se ha suspendido para él y el viento le refresca el rostro. Este tercer dios keynesiano ha obligado a aplicar medidas extremas, hasta hace poco impensables y claramente ya sin salida: QE y NIRP. Esto es, emisión desaforada de dinero fíat (de papel o electrónico) y tasas de interés negativas. La tercera y definitiva demencia, la cashless society, está ya anunciada, y no sabemos si a los orates que dirigen el sistema financiero global les dará tiempo de implementarla.