Un poderoso tornado y una granizada sacudieron un área densamente poblada de granjas y fábricas cerca de la ciudad de Yancheng en la provincia de Jiangsu, China,
El fenómeno natural dejo al menos 78 muertos, 500 personas heridas, 200 de ellas de gravedad, edificios destruidos, árboles derribados y vehículos volcados.
Los esfuerzos de rescate se han complicado ante los daños y bloqueo de árboles que se registran en los caminos y la falta de electricidad ante la caída de postes de energía y cableado.
El desastre obligó a declarar emergencia nacional y desde Uzbekistán, donde realiza una visita oficial, el presidente chino Xi Jinping ordenó a agencias del gobierno central proporcionar toda la asistencia necesaria.
En tanto, desde Beijing, ubicada a 800 kilómetros de la tragedia, se están enviando tiendas de campaña y otros suministros de emergencia.
“Escuché el vendaval y subí corriendo para cerrar las ventanas”, dijo Xie Litian, de 62 años, un residente, en declaraciones a la prensa. “Apenas había llegado a la parte alta de las escaleras cuando oí un estruendo y vi partirse toda la pared con las ventanas”.
Entonces el techo se vino abajo “mientras me apresuraba a bajar las escaleras”, agregó Xie. Después de refugiarse en un rincón durante 20 minutos, emergió del lugar y vio el barrio transformado en un lugar desolado. “Fue como el fin del mundo”, comentó.
El sur de China es afectado cada año por lluvias en la temporada de los monzones entre mayo y julio, pero esta vez ha sido particularmente lluviosa. Los cauces de algunos ríos han excedido los niveles que tenían en 1998, cuando China se vio afectada por inundaciones que afectaron a 180 millones de habitantes, según datos oficiales.