Más lecciones del Brexit

Las decisiones que implican cambios estructurales, siempre terminan impactando el circuito internacional de disputas por áreas de poder

Javier Oliva Posada
Columnas
Nigel Farage
Foto: AP

Luego del severo sacudimiento en la élite política y partidista en el Reino Unido, siguen generándose situaciones que tendrán una larga y profunda repercusión en el mundo y sobre todo, es lo deseable, en la manera de pensar y hacer la política. Y no me refiero solamente a la visión académica sino, además, a aquellos que son o aspiran a ser tomadores de decisiones. De tal forma que a continuación se enumeran otras lecciones provenientes de la compleja y complicada situación británica.

Uno. Las decisiones que implican cambios estructurales, siempre sin excepción, terminan impactando el circuito internacional de disputas por áreas de poder. ¿Alguien ha pensado en la felicidad que debe estar experimentando Vladimir Putin ante el debilitamiento inminente de la Unión Europea y del Reino Unido? O bien, ¿alguno de los promotores del referéndum, con Cameron a la cabeza, pudo visualizar las consecuencias que en materia de defensa, seguridad nacional y seguridad internacional tendría un resultado como el que se dio? Incluso en el caso de México, con reformas estructurales como la que se hizo en el sector de los energéticos, es evidente que se afectaron intereses. ¿Se consideraron?

Dos. Ante propuestas del calado como propiciar la salida del Reino Unido de la Unión Europea debe contarse con una verdadera estrategia para hacerlo sin afectar, sobre todo, el funcionamiento del sistema social. Ahora resulta que los más visibles y activos promotores del Brexit han abandonado el crucial y determinante paso de participar en las negociaciones. Actitudes claramente irresponsables como las de Nigel Farage, líder del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), anunció que había cumplido su objetivo y que a otros correspondería la segunda fase. Incluso David Cameron tampoco previó el escenario de la derrota y hoy el Partido Conservador se encuentra en una tremenda lucha por la sucesión. En cualquier decisión política se sabe que se puede ganar o se puede perder, y para ambos casos se requiere contar con los pasos a seguir.

Contrapesos

Tres. Las asociaciones entre los países para formar bloques siempre generan contrapesos de aquellos que por alguna razón no están considerados. Por ejemplo, Turquía forma parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte pero no de la Unión Europea. Las graves tensiones entre Europa y Estados Unidos con Rusia son por la posibilidad de que Ucrania forme parte de ambas estructuras multinacionales. Latinoamérica es un caso particular de constante organización y reorganización de bloques de países. El Alba, el TLC, la Unasur, el ATP, lo que a su vez de forma lógica puede incrementar la rivalidad de aquellos países que a pesar de la vecindad no sean considerados.

Cuatro. La responsabilidad de los partidos políticos para atender un grave desafío debiera propiciar la unidad de estos, dejando a un lado por el momento sus naturales diferencias. El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ha logrado el extraño beneficio de ser repudiado por la amplia mayoría de los parlamentarios de su organización. Se ha resistido a dejar el cargo, ya que argumenta que a él lo eligieron “las bases”. La acusación de sus correligionarios es que no se implicó ni hizo una intensa campaña por la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Incluso, que con tal de dejar en claro las diferencias con sus rivales conservadores corrió el peligroso e innecesario riesgo de la derrota, lo cual sucedió. En México, con lamentable frecuencia, observamos la preeminencia de las diferencias entre dirigencias y partidos, por encima de los intereses nacionales. Solo veamos cómo actúan en materia de seguridad pública.