Crisis alimentaria mundial

En la Cumbre de Desarrollo Sostenible de la ONU 193 países se comprometieron a acabar con el hambre en los próximos 15 años.

Ricardo Pérez Valencia
Política
CRISIS ALIMENTARIA
Foto: UN Eskinder Debebe

A fines de los noventas se estimaba que el motivo principal de las guerras en el siglo XXI sería la falta de agua, pero ahora el mundo entero enfrenta un nuevo reto: alimentar a más de nueve millones de personas con base en una agricultura que cada día se tambalea más debido a las altas temperaturas y el aumento de desastres naturales relacionados con el clima.

La población mundial crece de manera constante y se espera que llegue a nueve mil 600 millones de personas en 2050: para cubrir esta demanda, los sistemas agrícolas y alimentarios tendrán que adaptarse a los efectos adversos del cambio climático y hacerse más resilientes y productivos.

“Esa es la única manera en que podamos garantizar el bienestar de los ecosistemas y de la población rural y reducir las emisiones”, asevera la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con motivo del Día Mundial de la Alimentación que se conmemora cada 16 de octubre.

El organismo internacional destaca que la ganadería, por ejemplo, es responsable de casi dos tercios de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y 78% de las emisiones de metano agrícolas.

Sequías y agua

El cambio climático no da tregua. De abril de 2015 a agosto de 2016 el planeta experimentó 16 meses de intenso calor, el periodo más largo en 137 años. Agosto de este año fue el más caluroso de todos los agostos desde que se tiene registro y alcanzó un nuevo récord mensual, de acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).

Asimismo, la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) indica que julio y abril pasados han sido también los meses más calientes de la historia, por lo que en 2016 se rompieron los récords de temperatura.

De acuerdo con los especialistas el problema de la crisis alimentaria tiene varias vertientes: la primera de ellas es que todas las tierras secas presentan un peligro potencial de desertificación.

José Antonio Ordóñez, académico de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, dice al respecto a Vértigo que la desertificación se debe principalmente a la variabilidad climática y las actividades no sostenibles del hombre, ya que las formas más comunes en las que se utiliza la tierra son cultivo, pastoreo excesivo, deforestación y prácticas inadecuadas de riego.

Por ello 70% de las tierras secas de todo el mundo —con excepción de los desiertos hiperáridos—, el equivalente a tres mil 600 millones de hectáreas, está degradado.

“Con la desertificación disminuye la resistencia de las tierras ante la variabilidad climática natural; el suelo se vuelve menos productivo; la vegetación se deteriora; la degradación de tierras puede ocasionar inundaciones y, además, se pone en peligro la producción de alimentos”, indica el también director e investigador de la asociación civil Servicios Ambientales y Cambio Climático (SACC).

La segunda vertiente es que la agricultura es el mayor consumidor de agua a nivel mundial, representando casi 70% de las extracciones en todo el orbe, aunque esta cifra varía considerablemente entre países.

De acuerdo con el concepto de Agua Virtual propuesto por John Anthony Allan, el gasto de agua es enorme para producir un solo alimento. Por ejemplo: para producir un kilo de carne de vacuno se requieren 15 mil 500 litros de líquido, por lo cual afirma que deberíamos ser extremadamente conscientes sobre la cantidad de productos que consumimos.

De hecho, hay un tercer factor que conforma la crisis alimentaria y es, paradójicamente, el desperdicio de alimentos.

Según la última edición del informe trimestral Alerta sobre precios de los alimentos del Grupo del Banco Mundial, en todo el planeta se pierde entre un cuarto y un tercio de la producción de alimentos para el consumo humano.

En el informe se señalan asimismo las repercusiones económicas, ambientales y para los recursos naturales que conllevan la pérdida y el desperdicio de alimentos.

De acuerdo con Bancos de Alimentos de México (BAMX) se estima que todos los días se desperdician en el país más de 30 mil toneladas de alimento en buen estado. La mayor parte se registra en centrales de abasto, tiendas de autoservicio, restaurantes, hoteles, mercados y en miles de hogares donde no se planifican de manera correcta compras ni consumos.

Commodities

De acuerdo con el Índice de vulnerabilidad al cambio climático, reporte anual que publica la firma de análisis británica Maplecroft, para 2025 el PIB combinado de los 67 países más vulnerables que enfrentan riesgos debido al cambio climático se triplicará de 195 mil a 572 mil millones de pesos, lo que significa casi una tercera parte de la economía mundial.

Así es que frente al temor a que disminuya la producción de los commodities o la materia prima y la falta de lluvias en zonas como la Unión Americana y otras grandes regiones de Europa y Rusia, todos los anteriores factores perfilan una inminente alerta por la escasez de granos básicos, causando inquietud en el mercado internacional de granos y presionando a un alza todavía mayor en los precios a futuro, ante la posibilidad de que la producción internacional de granos sea insuficiente para cubrir la demanda mundial.

Organismos internacionales y expertos advierten que la crítica situación que padecen los productores mundiales por el prolongado estiaje en los años recientes no solo puede provocar una presión de aumento de precios en los granos, sino que además mantendrá los inventarios en niveles mínimos.

De acuerdo con un reciente estudio de la Universidad de Birmingham publicado en la revista Nature Communications, casi la mitad de todo el maíz producido en el mundo (43%) y un tercio de todo el trigo y el arroz (33 y 37%, respectivamente) se cultivan en zonas vulnerables a los efectos del cambio climático.

Pero no todas son noticias negativas: de acuerdo con las predicciones de la propia FAO se prevé que la producción mundial de trigo en 2016 supere 1.2% el récord alcanzado en 2015, gracias al incremento de la producción en Estados Unidos, Rusia e India.

Del mismo modo, la producción mundial de arroz se incrementará 1.3% y alcanzará un nivel sin precedente, impulsada por la recuperación en Asia y aumentos en África y la Unión Americana.

Los pronósticos oficiales también indican un repunte de 1.8% de la producción mundial de cereales secundarios respecto del año pasado, en gran medida como resultado de cosechas récord de maíz en Argentina, EU e India.

Según las previsiones, la utilización mundial de cereales en 2016-2017 aumentará 1.6% hasta situarse en los dos mil 560 millones de toneladas; en particular, se prevé que el uso para forrajes se incrementará en 2.7% en 2016-2017, en vista de los abundantes suministros de maíz y de trigo de baja calidad.

Transgénicos

¿Cómo se alcanza tal superávit mundial? De acuerdo con algunos investigadores la respuesta se encuentra sustentada en los discutibles Organismos Genéticamente Modificados (OGM), capaces de crecer en condiciones adversas, resistiendo elevadas temperaturas y tremendas granizadas.

Polémicos desde su nacimiento, y con siembra comercial en un reducido número de países, su avance ha sido constante a partir de 1995, año en que se sembró por primera vez, en México y Estados Unidos, el jitomate transgénico FlvrSvr, de larga vida en anaquel.

Actualmente son 28 los países que producen transgénicos. Entre ellos destacan los mayores productores de granos: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá, India y Myanmar.

De acuerdo con el reporte 20 años de comercialización de cultivos transgénicos a nivel mundial (1996-2015), del Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAAA, por sus siglas en inglés), desde 1996 se han sembrado dos mil millones de hectáreas de tierras cultivables con OGM, una superficie enorme que supera al territorio de China o de Estados Unidos.

También en México los controvertidos OGM son una realidad: “En los últimos siete años hemos comprado a Estados Unidos más de diez millones de toneladas anuales de estos alimentos, de las que 95% corresponde a maíz transgénico”, indica el presidente de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz, Héctor Salazar Arriaga.

De acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), entre enero y mayo de 2016 el volumen de compras a EU de maíz blanco y amarillo creció 29.9% en comparación con igual periodo del año pasado, al llegar a seis millones 465 mil toneladas, cuando un año antes apenas alcanzó las cinco millones de toneladas.

A decir de Salazar Arriaga, la falta de regulación para la producción de transgénicos en el país es lo que pone en desventaja a los productores nacionales, puesto que compiten con el mercado de importaciones, principalmente el de maíz procedente de EU y Sudáfrica.

De acuerdo con Alejandro Monteagudo, director general de AgroBIO México, el campo mexicano, como muchos otros del mundo, se encuentra en un momento de crisis debido, por una parte, a la dependencia en las importaciones de granos y, por otra, al azote de plagas, cambio climático y variaciones meteorológicas que repercuten en las distintas etapas de la siembra.

“Todo eso obliga a los productores a usar la tecnología. Y es ahí donde la biotecnología agrícola es una opción; no es la única, pero sí una opción”.

Al respecto Luis Herrera Estrella, director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, señala que desde hace un par de décadas las semillas mejoradas, certificadas y los híbridos están en manos principalmente de tres empresas: Syngenta, Pioner y Monsanto, esta última con el porcentaje más alto del mercado.

Ante tal escenario el especialista, pionero en Ingeniería Genética, propone como alternativa que se apoyen programas nacionales para desarrollar empresas productoras y distribuidoras mexicanas: “Tenemos que fortalecer a los productores nacionales de semilla, que tienen un mercado a la fecha de 7% del total, mientras que las transnacionales tienen 93 por ciento”.

En cambio José Sarukhán, miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia, considera que “México no está preparado para los transgénicos”.

En el país, opina Sarukhán, “no tenemos la organización para poder manejar adecuadamente esas tecnologías”. Y en el caso del maíz “perdemos soberanía alimentaria si no usamos la diversidad genética”.

Para el premio Nacional de Ciencias y Artes 1990 y ex rector de la UNAM, el problema no es científico sino económico, social y cultural: “El punto a valorar es la alimentación, aunque las empresas la desestimen y les importe más las ganancias”.

De acuerdo con los especialistas consultados, México requiere elevar de manera rápida la producción de granos si quiere enfrentar el problema de la menor disponibilidad de maíz, trigo y soya, lo que tendría repercusión internacional.

México

Para garantizar la seguridad alimentaria en el país el gobierno federal implementó la Cruzada Nacional Contra el Hambre, los comedores comunitarios y un aumento en la producción agroalimentaria.

De acuerdo con la FAO, “la seguridad alimentaria de una nación se alcanza cuando todas las personas tienen acceso, en todo momento, a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades nutricionales alimenticias para llevar una vida sana y activa”.

Con base en ello, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 prevé el Programa Nacional México sin Hambre.

La reforma constitucional de los artículos 4 y 27 en 2011 reconoce el derecho a la alimentación como una garantía fundamental de todas y todos los mexicanos.

El hambre se considera la expresión más lacerante de la pobreza y cuando afecta principalmente a la población infantil genera daños físicos e intelectuales muchas veces irreversibles.

Ante este panorama, el 22 de enero de 2013 el presidente Enrique Peña Nieto expidió el decreto que establece el sistema nacional de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, en el que asumió su compromiso de garantizar el ejercicio efectivo de los derechos sociales, para lo cual se requiere asegurar una alimentación y nutrición adecuada a la población en condición de extrema pobreza o con carencia alimentaria severa.

Al respecto el titular de la Sagarpa, José Calzada Rovirosa, afirma que el gobierno federal tiene la misión formal de crear las mejores condiciones para producir alimentos, así como una responsabilidad social enorme para hacer más justo al campo.

Cruzada

La Cruzada Nacional Contra el Hambre es una estrategia de política social, integral y participativa que a través de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) tiene el objetivo de dar una solución estructural y permanente a ese grave problema que existe en México que es el hambre.

Como resultado de la coordinación entre dependencias del gobierno de la República, estatales y municipales, así como una alianza con la sociedad civil, a enero de 2016 se tienen registrado que cuatro millones 536 mil 275 personas en condición de pobreza extrema alimentaria han sido atendidas por al menos uno de los programas sociales que forman parte de la estrategia.

En los resultados intermedios de la Cruzada, los municipios evaluados presentan una disminución de 57.5% en la carencia alimentaria.

Comedores comunitarios

Como parte de la Cruzada, la Sedesol instrumentó el Programa de Comedores Comunitarios con el fin de mejorar las condiciones de acceso a la alimentación de la población ubicada en Zonas de Atención Prioritaria, ya sean rurales o urbanas.

Hasta el momento la dependencia tiene más de cinco mil comedores en 19 estados de la República Mexicana, en los que a diario se sirven 1.1 millones de raciones para mas de 500 mil mexicanos.

El secretario de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda, afirma que con el Programa se ha logrado disminuir hasta en 30% la carencia alimentaria y en los comedores comunitarios instalados en el país se informa y se acerca a la población a otros programas sociales como Prospera, Pensión para Adultos Mayores, Seguro de Vida para Jefas de Familias, 3x1 para Migrantes y Estancias Infantiles.

“Estamos relanzando a los comedores comunitarios como puentes hacia el ejercicio pleno de los derechos sociales y se trabaja todos los días para dejar sembradas las políticas públicas duraderas que ofrezcan la oportunidad para salir de la pobreza”, dice.

Miranda puntualiza que la pobreza en el país es un obstáculo para la cohesión social y muchos de los conflictos que enfrentamos obedecen a la falta de oportunidades.

Fernando Soto Baquero, representante de la FAO en México, afirma en tanto que en nuestro país se desperdicia 37% de los alimentos, lo que equivale a productos que podrían alimentar a siete millones de personas en pobreza alimentaria.

Superávit

Calzada Rovirosa informa por otra parte que México registra actualmente un superávit en el sector agropecuario, hecho que se suscita por primera ocasión en los últimos 21 años.

“Nada más para citar un ejemplo del crecimiento económico que ha tenido nuestro país en materia agroalimentaria: el año pasado, el valor de las exportaciones llegó a 26 mil 700 millones de dólares. Nuestro principal mercado es Estados Unidos, a donde exportamos 82% del valor de las exportaciones agroalimentarias mexicanas, lo que equivale a exportar diariamente 70 millones de dólares de alimento”, explica el titular de la Sagarpa.

Agrega que este año se podría llegar a los 30 mil millones de dólares y así consolidarnos como el doceavo productor del mundo de alimentos de un total de 194 países. “Tenemos un escenario y una plataforma de lanzamiento de un campo mexicano espectacular; podemos hacer cosas mejores, toda actividad humana es perfectible. En la medida en que podamos trabajar juntos Poder Legislativo y Ejecutivo las cosas saldrán mejor”.

Destaca que es prioritario apoyar a la agricultura familiar, a los pequeños productores, a las mujeres y jóvenes para arraigarlos a las actividades del campo. “Por ello, se hace imprescindible diseñar políticas estratégicas para dar mayor valor a la producción y poder colocar nuestros productos en los mercados nacionales y extranjeros, logrando mayores ingresos y oportunidades para todos, que son propósitos fundamentales que tenemos día con día en la Sagarpa”.

Además, las exportaciones agroalimentarias en 2015 representaron un ingreso de divisas por 26 mil 713 millones de dólares, cifra superior a otros conceptos como remesas, exportaciones petroleras o ingresos por turismo.

En este sentido, comparativos internacionales indican que el sector agrícola tiene un valor de producción por hectárea cultivada de mil 717 dólares, superior al obtenido por Estados Unidos, Brasil, Argentina o Canadá.

Respecto del planteamiento para disminuir en más de 20% el presupuesto para el sector en 2017, el titular de Sagarpa afirma es un reto para el campo mexicano y una oportunidad para revisar cuestiones que no funcionan y depurar padrones. “Sin duda alguna, con un presupuesto que ha ido a la baja por cuestiones de recortes, pero hemos tratado de ser mucho más eficientes en la aplicación de los recursos públicos”.

Esfuerzos

Pese a los problemas, los especialistas son optimistas respecto de la capacidad que tiene el planeta para garantizar la alimentación de sus más de nueve mil millones de habitantes… si estos logran adquirir conciencia de la necesidad de garantizar ese futuro y trabajar juntos para el bienestar de todos.

En lo que a México respecta, dice Calzada Rovirosa, “hacia adelante hay áreas de oportunidad enormes. México tiene más de once mil kilómetros de litorales y 26 millones de hectáreas cultivables; 22 millones están cultivadas en la actualidad. Si se prioriza el cultivo de productos con más valor, como las frutas o verduras, el potencial de crecimiento en el corto plazo es enorme”.