Murió el TPP

Como en la totalidad de las naciones signantes, no hay posibilidad de enmienda, debido a lo farragoso que implicaría volver a sentarse para ubicar consenso

Alberto Barranco
Columnas
Claroscuro
Foto: Cuarto Oscuro

Aunque el Senado alargó hasta principios de diciembre sus foros de discusión sobre las ventajas y desventajas del Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP), el ejercicio era estéril, dados los cuatro cirios que le colocó la salida de Estados Unidos y Japón.

De acuerdo a las reglas, finalizada en febrero del año pasado la negociación del concierto que englobaría doce economías del planeta, el Senado estaba obligado a un sí o no en aval de la inclusión de México.

Como en la totalidad de las naciones signantes, no hay posibilidad de enmienda, debido a lo farragoso que implicaría volver a sentarse para ubicar consenso.

Aunque el escenario había sido criticado, con exigencia de ajustes, por parte de la aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, su rival republicano Donald Trump lo había satanizado.


Al triunfo de este los zopilotes empezaron a rondar.

Sin embargo, había voces que reclamaban seguir la jugada aun sin la nación de las barras y las estrellas, cuando llegó la dimisión de Japón.

México se quedó en medio.

Freno

Lo cierto es que si bien se subió al barco en afán de integrar su comercio con Estados Unidos en un marco de reglas más actualizadas tras 20 años de Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en realidad la estrategia provenía del país de allende el Bravo.

La idea de la Casa Blanca era constituir un bloque que representara un contrapeso al poderío chino, aliado este con naciones como Brasil.

En la jugada el país enfrentaría una catarata de vestidos confeccionados en las maquiladoras de Vietnam, con un costo laboral prácticamente simbólico: cinco dólares a la semana… de siete días, por más que se habían planteado candados para impedir abusos.

En paralelo, México enfrentaría la competencia de Australia y Nueva Zelanda en materia agrícola y agropecuaria, con escasas posibilidades de equilibrio. De granos a ganado bovino; de leche en polvo a cereales.

Con Canadá y Chile, ambos integrados en acuerdos de libre comercio en el país, no pareciera que el TPP le diera un mayor impulso al intercambio comercial.

En el caso de Japón el peligro apuntaba a desplazar a México en el mercado automotriz y de autopartes de Estados Unidos, dadas las facilidades arancelarias.

Otro de los puntos desfavorables a la causa nacional fue la aceptación de los doce países de una propuesta de Estados Unidos para alargar la vigencia de las patentes químico-farmacéuticas, lo que gravitaba sobre los tiempos para producir medicamentos genéricos de mucho menos costo.

Lo cierto es que la negociación se mantuvo en un terreno nebuloso en temas torales como propiedad intelectual, ventas de gobierno, patentes y marcas, lo que dejó a la expectativa a varias ramas productivas cuando el acuerdo empezó a tambalearse.

Aunque la dirigencia de los organismos empresariales salió a defender al TPP al ruido promovido por Trump, la mayoría ya no participó en los foros convocados por el Senado.

Se diría que más que prudencia era pragmatismo.

Nos salvamos, decían los susurros en los corrillos empresariales.

México siguió la huella de Estados Unidos… quien decidió frenar el camino.

¿Y ahora qué?