Jóvenes indígenas: fortaleza de sus comunidades

Los jóvenes indígenas cuentan con un tejido étinico y social más arraigado

Ricardo Pérez Valencia
Política
JÓVENES INDÍGENAS
Foto: Presidencia de la República Mexicana

En las sociedades antiguas la etapa de la vida que hoy llamamos juventud, entendida esta como una edad distinta entre la infancia y la adultez, prácticamente no existía: las personas pasaban de ser niños a ser adultos con todas las responsabilidades que ello implica y, por tanto, no existían políticas públicas construidas para este sector específico de la población.

Pero gradualmente la juventud, el grupo de personas comprendido entre los 15 y los 29 años, que hoy conforman la generación más numerosa de la historia, ha logrado —sobre todo a partir del siglo pasado— ser percibida de manera distinta y que se le reconozca como un grupo importante en la transformación de la sociedad actual.

Especialistas en el tema señalan, por ejemplo, que la imaginación, ideales, energía y visión juveniles son imprescindibles para el desarrollo humano.

De hecho, en el siglo XX la idea de juventud fue principalmente representada por los movimientos estudiantiles de los sesentas. Incluso en México, por cierto, el movimiento del 68 que protagonizó la población universitaria hizo visible a los jóvenes en la vida social y política nacional.


Los estudios posteriores a esas movilizaciones estudiantiles se enfocaron sobre todo en las representaciones socioculturales de los jóvenes en las grandes ciudades y dan cuenta de la construcción de la juventud como un fenómeno urbano.

Estos parámetros dieron lugar durante mucho tiempo al modelo de modernización, que daba cuenta de su adaptabilidad a los sistemas educativos y laborales: ante este fenómeno, por tanto, el estudio de las juventudes indígenas es un tema al que las ciencias sociales prestaron atención apenas a finales del siglo pasado.

Y hoy los estudios al respecto dan cuenta del contexto de desigualdad social, de pobreza, exclusión y vulnerabilidad cultural en la que se encuentra este sector de la población.

De acuerdo con la encuesta intercensal del INEGI en 2015 la población indígena era de más de doce millones de personas, pero tomando en cuenta el criterio de la autoadscripción de las personas que se consideran indígenas, hablantes o no de alguna lengua originaria, la cifra supera 25 millones; de ellos, siete millones hablan alguna de las 364 variantes lingüísticas que existen en nuestro país; y 21% son jóvenes, datos que convierten a México en una de las naciones con mayor diversidad cultural e idiomática en el mundo.

Transición

Una de las razones de la poca investigación sobre las juventudes indígenas, explican los especialistas, radica en que tradicionalmente todavía sus integrantes pasan de la niñez a la adultez de manera directa, sin un reconocimiento de etapas intermedias (adolescencia o juventud).

De hecho, muchos adolescentes indígenas entran al mercado laboral desde los doce o 13 años, con baja escolaridad, y lo hacen casi siempre por necesidad económica.

En estos casos, desde niños asumen por lo general ocupaciones de jornaleros agrícolas, mientras que las niñas se dedican al comercio o al servicio doméstico.

Tradición

Por otra parte, se reconoce que hoy los jóvenes indígenas cuentan con un tejido ético y social arraigado, con fuertes filiaciones culturales, étnicas y lingüísticas.

Los jóvenes indígenas están interesados en preservar y difundir su lengua por medio del arte, y en conjugar el binomio tradición-modernidad.

En este sentido el director general del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), Juan Gregorio Regino, señala que es fundamental trabajar con la población joven porque 45.5% de quienes hablan una lengua indígena son menores de 30 años.

“Eso nos da una población muy fuerte y queremos pensar que potencialmente representa una fortaleza muy grande. Hoy los jóvenes están teniendo un papel muy importante, porque es en ellos donde recae la responsabilidad de la continuidad de la lengua. Y lo están haciendo a través de la música, recuperando las tradiciones musicales propias o fusionándolas con otras tradiciones”.

En la parte literaria, dice, ha sido fundamental todo este movimiento que generan los jóvenes. Y otro aspecto fundamental “son las herramientas tecnológicas: están accediendo a la tecnología, lo que permite que las lenguas indígenas estén incluso en las redes sociales. Esto nos habla de las grandes posibilidades que existen en las lenguas indígenas para reposicionarse en las comunidades y para visibilizarse con mayor fuerza en el ámbito nacional”.

Educación

A pesar de la consagración de los derechos a la educación, su pleno y efectivo ejercicio es aún deficiente en México, en particular cuando se trata de la población indígena. Además, muchas veces se vulneran derechos colectivos en materia educativa, que tienen que ver con el derecho a recibir una educación multicultural y bilingüe.

Especialistas en la materia indican que son múltiples los desafíos que enfrentan los pueblos originarios para tener una educación de calidad, entre ellos libros en su lengua y contenidos que atiendan sus necesidades específicas de formación.

El INEGI reporta que en 40 años se ha quintuplicado el porcentaje de indígenas con educación básica, lo cual sin duda es un avance significativo, pero entre la población indígena solo 62% de los jóvenes de 15 a 24 años ha completado la educación básica, es decir, nueve años de escolaridad.

Para la consejera del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), Sylvia Schmelkes, el principal desafío a corto plazo para este sector tan importante como es la juventud indígena estriba en lograr una integración relevante al sector educativo: “La educación tiene que ser el medio por el cual se fortalezca y se desarrolle un mayor arraigo, una mayor conciencia y un mayor compromiso de los jóvenes indígenas con sus comunidades”, indica.

Schmelkes advierte que de no atender esas necesidades educativas nos arriesgamos a que se siga reproduciendo en el sistema nacional de enseñanza la desigualdad social.

El INEE, puntualiza, “demanda que se atiendan las necesidades específicas de los pueblos originarios, que enfrentan las peores carencias del sistema educativo nacional, por lo que requieren una enseñanza verdaderamente bilingüe e intercultural y que se produzcan textos en sus lenguas”.

Identidad e integración

Entre la mayoría de los adolescentes indígenas no hay dudas de su identidad étnica. La lengua es el aspecto que más los identifica como indígenas, pero también mencionan otros atributos, como el sentimiento de pertenencia a sus grupos étnicos y la vigencia de tradiciones.

“Uno de los desafíos más grandes que tenemos como sociedad nacional es justamente esta valoración de la diversidad de las lenguas, de toda esta riqueza lingüística y cultural que tenemos y cómo potenciarla, cómo fortalecerla. No solamente bajo un discurso de conservación de las lenguas sino incluso, y eso los jóvenes nos lo están mostrando, de expansión, de posicionamiento, de alternancia de las lenguas. Y sobre todo de un crecimiento del bilingüismo”, afirma el director del Inali.

Los adolescentes indígenas muestran cada vez mayor apertura e interés en las nuevas tecnologías, los lenguajes, la estética y las formas de sociabilidad que hoy son parte de una cultura juvenil global, expresa por su parte Humberto Israel Díaz Villanueva, secretario de la Juventud (Sejuve) de Guerrero.

En materia de juventud, destaca, se desarrollan plataformas de participación artística y cultural, pero también de emprendimiento. “En Guerrero, por ejemplo, el instituto del emprendedor estatal ha permitido vincular proyectos productivos con apoyos económicos que lleguen a las regiones donde mayormente se necesitan y que ayuden a inhibir situaciones de pobreza”, expresa.

Hoy, agrega, se trata de abrir el panorama de interculturalización e internacionalización a programas que les permitan a esos jóvenes desarrollarse.

En este sentido José Manuel Romero Coello, director del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), reitera que la mirada hacia este sector ha cambiado. “Antes no se veía a los jóvenes como un grupo sujeto de derechos sino como un grupo vulnerable, por lo que se han diseñado programas que incluyen a la juventud indígena con el objetivo de contribuir al fortalecimiento de sus capacidades y habilidades para el trabajo, la creación de empleo digno y la implementación de proyectos de emprendimiento”.

Otro ejemplo, comenta, es el programa Poder joven radio y televisión, que tiene más de 600 promotores y de ellos alrededor de 40 son jóvenes que hacen programas en lengua indígena.

“Además, a través de los institutos estatales de juventud y de los más de 400 centros de Poder joven… estamos atentos a cualquier acto de discriminación contra un joven indígena o contra cualquier joven, por el simple hecho de ser joven”, puntualiza.

El mañana

Especialistas nacionales e internacionales dictan una serie de recomendaciones para el desarrollo de las juventudes indígenas, como políticas a favor de la diversidad e interculturales; iniciativas públicas y políticas gubernamentales que atiendan las múltiples maneras de ser de los jóvenes, incluidas categorías y atributos construidos en los niveles jurídicos, institucionales y comunitarios.

Asimismo, promover proyectos interculturales en contextos urbanos y rurales que detonen políticas públicas contra la violencia y la discriminación.

Además, apoyar la formación y capacitación de profesionales especializados y sensibilizados en temas indígenas y asegurar su presencia y participación en esferas de decisión en los ámbitos gubernamentales.

Hoy las investigaciones tienen que voltear a ver los contextos rurales, poner sobre la mesa de discusión la construcción y las transformaciones de la juventud indígena, que ha sido excluida por su doble condición: por ser jóvenes y por ser indígenas, pero que poco a poco, por sus propias acciones, ha ganado atención en las ciencias sociales.