El destape y más allá

“La campaña será sin duda muy intensa y la votación cerrada. En este momento el resultado es imprevisible”. 

Sergio Sarmiento
Columnas
Ilustracio?n
L. Barradas

El presidente Enrique Peña Nieto recurrió a un destape tradicional para lanzar a su candidato a la Presidencia de la República. José Antonio Meade, pese a no ser militante del PRI, fue considerado como la mejor opción por el mandatario.

Meade tiene una sólida experiencia como funcionario público en gobiernos tanto panistas como priistas y cuenta con un trato amable que le genera simpatías. En las encuestas, sin embargo, Miguel Ángel Osorio, el secretario de Gobernación, se mantenía en primer lugar entre los priistas.

Osorio fue disciplinado. Informó primero a sus colaboradores que no buscaría la candidatura del PRI. Después del destape ofreció por redes sociales sus mejores deseos a Meade. Los dos salieron a comer públicamente el miércoles 29 de noviembre en el céntrico restaurante Puerto Chico, con lo que mandaron un mensaje de unidad del PRI.

Hubo un tiempo en que el destape definía en automático la sucesión presidencial. Pero esa situación ha desaparecido. Las primeras encuestas muestran un repunte de Meade una vez que se definió como candidato presidencial pero todos los estudios siguen colocando en primer lugar a Andrés Manuel López Obrador.

Meade fue seleccionado por el presidente porque sin duda piensa que tiene la capacidad de ser un buen gobernante, pero también porque Peña Nieto entiende que con el rechazo al PRI entre la población en general no es mala la idea de postular por primera vez a alguien que no es militante. Los rivales, sin embargo, han empezado ya a tratar de socavar la imagen de independencia de Meade. Incluso algunos panistas que en su momento alabaron la gestión de Meade en la Secretaría de Hacienda en el sexenio de Felipe Calderón hoy lo descalifican como un simple priista.

Retos

La contienda apenas empieza y ni siquiera hay claridad sobre quiénes serán los contendientes. El PAN apareció en primero o segundo lugar en las encuestas durante meses pero la salida de Margarita Zavala ha cambiado las reglas del juego. Como candidato independiente Margarita se ha quedado rezagada mientras que Ricardo Anaya como posible candida- to de una alianza entre el pan y el PRD se encuentra también bastante atrás de López Obrador. Las encuestas, sin embargo, ofrecen resultados muy dispares hasta este momento, fuera de coincidir en que López Obrador es el puntero.

El gran reto para López Obrador será mantener la ventaja que ya tiene. También en 2006 y en 2012 el tabasqueño inició las campañas con ventaja, solo para rezagarse en el curso de la campaña.

Para Meade el objetivo es darse a conocer y atraer el voto de quienes nunca han sufragado por el PRI; por ejemplo, los panistas que se han desencantado del partido por el manejo de Anaya y por la salida de Margarita.

Para el Frente Ciudadano el gran problema es mantener la unidad entre el pan y el PRD. Esta unidad puede resquebrajarse en el momento de escoger al candidato presidencial. Tanto Anaya como Miguel Ángel Mancera quieren esa responsabilidad.

La campaña será sin duda muy intensa y la votación cerrada. En este momento el resultado es imprevisible. Esto es una buena señal. Durante mucho tiempo el destape era el punto culminante del proceso de sucesión presidencial. Todo lo que venía después era cuesta abajo. Hoy el destape es solo parte del inicio de un proceso democrático para escoger a un gobernante.