Maradona, un volado

¿Qué Diego Maradona veremos: al profesional o al adicto?

Redacción
Todo menos politica
Maradona
Notimex

Diego Armando Maradona me llegó a conmover en días pasados al ser presentado como nuevo técnico de Dorados de Sinaloa de la división de ascenso del futbol mexicano. Diego, en su discurso, dijo que quiere recuperar el tiempo que perdió haciendo cosas malas: quizás esas cosas poco correctas eran seguir involucrado en el alcohol o las drogas.

Él compartió además que enfermó y que ahora recuperado desea encaminar su vida al éxito y al bienestar total. Y qué mejor manera de hacerlo que entrenando a Dorados.

A Diego le costaba trabajo hablar, allá en Culiacán. Yo sinceramente seguía sorprendido y no porque lo estaban nombrando estratega de dicho equipo sino porque de milagro sigue con vida.

Continuaba escuchando la conferencia. A veces me convencía con sus arrepentimientos, pero luego no le creía. Lo que sí es un hecho es que la rueda de prensa llegó a resultar estremecedora e inevitablemente me preguntaba: “¿Cómo una persona iluminada por las estrellas y el Sol pudo, después de tenerlo todo, caer tan bajo, al grado de no reconocerse?”

A Maradona le cuesta trabajo casi todo, tiene tics en los ojos y su obesidad le impide moverse y respirar con fluidez. Poco queda de aquel ser humano que se ganó al mundo gracias a su inigualable talento y sincero carisma.

Después de todo el eterno 10 argentino trabajará en México y, dicen, será el segundo técnico mejor pagado del futbol profesional de nuestro país, apenas por detrás de Ricardo Ferretti.

Pero ¿qué Diego Maradona veremos? ¿El que llegó a ser un profesional y con el balón en los pies se convirtió en el mejor? ¿O el que, sin el esférico en los botines, se hizo adicto a las drogas hasta inmiscuirse en los problemas más oscuros, esos que viene arrastrando hasta el día de hoy?

Vi a Diego en la Copa del Mundo de Rusia, a la que acudió por invitación de la FIFA, y lo miré de cerca, pero en su peor versión, con conductas desagradables. Me quedó claro que aún no supera sus adicciones. De ese retrato que tengo del Pelusa solo han pasado tres meses.

Pero qué más da, si Diego Maradona es Diego Maradona; él nunca pasará de moda; esté o no intoxicado siempre tendrá los reflectores encima. Es un tipo en lo general querido, mediático, polémico por su conducta casi siempre fuera de lugar y su fanatismo a la izquierda política. Por eso Dorados lo contrató, aun consciente de que los riesgos en la parte deportiva son muchos, pero sabedor también de que el negocio puede resultar.

Para mí Maradona y su doble moral resultan ser un verdadero volado porque, como entrenador, además, nunca le ha ido bien. Pero la moneda está en el aire y es cara o cruz.

Gancho al hígado

Debo reconocer que la llegada de Maradona a nuestro futbol ocurre en un momento crucial, justo en los tiempos en los que la propia Federación Mexicana de Futbol se ha dedicado a ningunear a su producto División de Ascenso o Ascenso MX, categoría que hoy está bajo la lupa del mundo entero y está siendo conocida por las grandes esferas del futbol internacional. ¡Vaya!

Lo que le quiero decir es que gracias al movimiento de Dorados la Liga MX, es decir, la primera división, está y estará en un rato bajo la sombra del Ascenso MX y ello sin duda resulta para los federativos un duro golpe en la zona hepática.