SE MANTIENE EL ACUERDO

Las modificaciones no tendrán un impacto muy grande en la inversión o en la exportación.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Al final el acuerdo comercial de Norteamérica se mantiene con la participación de los tres países que han pertenecido a él desde su inicio en 1994. Canadá se unió al nuevo convenio en el último momento, el domingo 30 de septiembre por la noche, y con eso completó la tríada. México y Estados Unidos habían firmado un acuerdo con anterioridad.

Donald Trump presenta su renegociación como un gran triunfo político y como el cumplimiento de su promesa de campaña de que echaría para atrás el NAFTA. Dice que el nuevo acuerdo comercial es el más importante jamás firmado por su país. La verdad es que la mayor parte del tratado original queda en vigor. Las modificaciones que se le han hecho son negativas, por lo menos para quienes piensan que el libre comercio beneficia a todos los que participan, y son producto de muchos de los prejuicios económicos de Trump, pero no modificarán de manera profunda el comercio entre los tres países.


La mayor parte de las nuevas restricciones al libre comercio impulsadas por Trump se concentran en la industria automotriz y afectarían directamente a México. La elevación de la regla de origen de 62.5 a 75% golpea principalmente a nuestro país, ya que limitaría las inversiones de empresas de otras regiones del mundo —de Asia y Europa— que han visto en México una posible plataforma para ensamblar vehículos y exportarlos a Estados Unidos y Canadá. Lo mismo ocurre con la regla que establece que hasta 40% del valor agregado a un vehículo debe provenir de plantas con sueldos promedio de cuando menos 16 dólares la hora. Esto no hará que suban los sueldos en México sino que limitará las partes de la producción que se realicen en nuestro país.

A pesar de estos golpes la mayor parte de las reglas no cambian y las modificaciones, si bien serán negativas, no tendrán un impacto muy grande en la inversión o en la exportación. Si acaso aumentará la burocracia porque será muy importante para las empresas mantener una documentación meticulosa sobre en qué lugares se realiza cada uno de los procesos de producción de un vehículo. Las decisiones de las industrias se basarán no solo en el mejor lugar para realizar un determinado proceso sino que deberán tomar en cuenta si se violan o no las nuevas reglas.

Prioridad


Trump ha cuestionado desde los tiempos en que era candidato el déficit comercial de Estados Unidos. Mantiene una filosofía económica muy antigua, llamada mercantilismo, que considera que el propósito del comercio exterior es generar un superávit y evitar un déficit. La enorme mayoría de los economistas contemporáneos rechazan que ese sea el propósito del comercio internacional; pero aunque lo fuera, el déficit comercial estadunidense difícilmente disminuirá ya que es consecuencia de factores como el escaso ahorro en Estados Unidos y el flujo de capitales extranjeros al país que no cambiarán por las nuevas reglas. Tampoco aumentarán los empleos en las manufacturas en la Unión Americana. La tendencia a la automatización ha llevado a una disminución del personal ocupado en la industria a pesar de que ha subido la producción. Esta tendencia tampoco cambiará.

A Donald Trump, sin embargo, no le importan estos factores técnicos. Su prioridad es sostener, de cara a las elecciones legislativas del próximo 6 de noviembre, que él es el presidente que tiró a la basura el NAFTA. Está convencido de que una mentira que se repite muchas veces termina por convertirse en verdad.