RECHAZO PRESENTE

Se midieron por medio de un escáner las ondas cerebrales antes y después de la exclusión.

Daniela Suárez
Columnas
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Ilustración

En artículos anteriores he mencionado estudios acerca de Mindfulness, esa práctica y actitud de vida que ayuda a poner énfasis en el enfoque de nuestra atención hacia el momento presente. Esta nos ayuda a estar en contacto con nuestros sentimientos y redirige la atención hacia algo positivo, y a la vez es un catalizador que nos permite tanto alejar como desviar los pensamientos negativos de uno mismo y de los demás.

La práctica de Mindfulness nos ayuda a desapegarnos de cómo reaccionamos a las situaciones para disfrutar del momento sin tener lamentos o arrepentimientos tanto del pasado como de cosas que aún no suceden.

De hecho los seres humanos estamos “configurados” para ser sensibles y debido a que por naturaleza somos seres sociables tendemos a sentirnos insatisfechos cuando alguien nos rechaza.

El rechazo es algo que nos hace sentirnos fuera de, y esta sensación puede traer consigo problemas como baja autoestima y pensamientos negativos hacia nosotros mismos. ¿Pero será que la práctica de Mindfulness nos puede ayudar a reaccionar mejor ante un rechazo? Un nuevo estudio publicado en el Journal of Social and Affective Neuroscience sugiere que sí.

Experimento

Para la investigación el equipo de expertos convocó a 40 participantes. Con ellos midieron mediante la “escala consciente de atención” (Mindful Attention Awareness Scale, MAAS)la atención ante y a la experiencia del momento presente e indujeron mediante un programa de computadora un rechazo social en algunos de los voluntarios.

Dividieron para el experimento a las personas en grupos de tres y en cada uno los participantes jugaban en línea simultánea e inicialmente.

Después de algunas rondas, dos participantes (por instrucción de los investigadores) comenzaron a excluir al tercero. Con esto se midieron por medio de un escáner las ondas cerebrales antes y después de la exclusión.

Al comparar la respuesta cerebral en reacción a las rondas de inclusión y de exclusión los expertos pudieron determinar qué áreas del cerebro se iluminaban con la exclusión. Con esa base se hizo una escala de estrés social en respuesta a ello y se midieron las amenazas a cuatro necesidades básicas: pertenencia, autoestima, control y existencia significativa.

Los resultados demostraron que las personas que practican Mindfulness, medido con MAAS, reportaron menos estrés tras ser rechazados. A la vez estas personas presentaron menos conectividad entre el área ventrolateral y prefrontal y las regiones medianas del cerebro, involucradas en la respuesta al estrés.

En general los análisis estadísticos mostraron menor conectividad del área ventrolateral y prefrontal, lo cual en parte explica una menor angustia social en los participantes que practican Mindfulness. De hecho esta área del cerebro es la que ayuda a regular las respuestas emocionalmente negativas y con mejor entendimiento de ella se podría ayudar a las personas a valorar el rechazo como algo menos personal e importante. Como parte de los resultados los investigadores sugirieron que la atención plena puede hacer que los centros emocionales dentro del cerebro reaccionen en menor escala al rechazo. A pesar de que aún hay mucho por explorar con este estudio quizá pensar en la práctica del Mindfulness nos podría ayudar a sentirnos menos afectados.