TRUMP SE ENVALENTONA

Trump siente que ha quedado más firme y que puede empezar ya el trabajo para su reelección.

Sergio Sarmiento
Columnas
Ilustración
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El Partido Republicano perdió el control de la Cámara de Representantes así como de siete gobiernos estatales. Mantuvo, sin embargo, el Senado, donde incluso amplió ligeramente su mayoría. Donald Trump buscó convertir la derrota parcial en una gran victoria y por eso celebró el resultado electoral con bombo y platillo.

Quizás el populista presidente de Estados Unidos no está completamente equivocado. Es muy común que el partido en la Casa Blanca sufra un retroceso importante en las elecciones intermedias ya que los electores le cobran todas las facturas que genera cualquier gobierno.

Los republicanos sufrieron derrotas significativas este 6 de noviembre pero no tan grandes como habría cabido esperar, tanto por la ineptitud del mandatario como por el hecho de que este alcanza una aprobación de solo 40% entre la población en general. Trump demostró que sabe manipular a la gente. Su campaña de temor por la caravana migrante que atraviesa México tuvo un gran éxito. El mandatario logró que un número muy importante de sus simpatizantes saliera a votar en unas elecciones intermedias, que usualmente generan poco o ningún interés. No en balde considera que los comicios fueron un triunfo para él.

La misma noche de la elección Trump se comunicó telefónicamente con la coordinadora de los demócratas en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para felicitarla por el triunfo de su partido. Fue un gesto generoso e incluso democrático. Casi de inmediato, sin embargo, empezó a mostrar una vez más su talante autoritario. En una conferencia de prensa al día siguiente se negó a contestar las preguntas de un reportero de la CNN, Jim Acosta, y afirmó que los medios que lo cuestionan son el “enemigo del pueblo”. Forzó también la renuncia del procurador general Jeff Sessions, a quien le había recriminado en varias ocasiones no haber detenido la investigación de un fiscal especial sobre la presunta intervención del gobierno de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 en EU.

Lo que no mata…

Lejos de expresar preocupación por la falta de un respaldo claro en las urnas Trump se ha mostrado envalentonado. Su partido perdió terreno pero el golpe no lo alcanzó a matar y por lo tanto lo fortalece. El presidente siente que ha quedado más firme y que puede empezar ya el trabajo para su reelección en 2020. Una de las grandes diferencias sobre la situación que tenía antes es que nadie en el Partido Republicano se atreve ya a oponerse a sus designios. Trump se ha convertido en el único dueño del “gran viejo partido”.

El camino no está pavimentado para permitirle al presidente impulsar su agenda política en la nueva Legislatura. La nueva Cámara de Representantes empezará a oponerse a sus iniciativas y ocurrencias de manera sistemática. Pero esto le da también una ventaja a Trump. En los últimos dos años él ha sido el único responsable de todas las decisiones: por ejemplo, la de renegociar el Tratado de Libre Comercio o la de imponer aranceles punitivos a los productos de otros países, lo que ha tenido consecuencias negativas para muchos grupos de la sociedad estadunidense. A partir de hoy, sin embargo, el presidente podrá responsabilizar a un Congreso obstruccionista por las cosas que no salgan como él quiere.

A Trump le costará más trabajo impulsar sus propuestas pero se le facilitará el camino para lograr lo que más le interesa: reelegirse como presidente de Estados Unidos dentro de dos años.