LAS FUERZAS ARMADAS EN EL PLAN NACIONAL DE PAZ Y SEGURIDAD

Lo más relevante es la adecuación, actualización y estructuración de una renovada doctrina y pensamiento militares.

Javier Oliva Posada
Columnas
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Notimex

Por fin el pasado miércoles 14 se despejaron dudas y se frenaron especulaciones respecto de cuáles serán las principales medidas del próximo gobierno de la República para recobrar la seguridad y la plena vigencia del Estado de Derecho. Sobre todo se establecieron las responsabilidades de las Fuerzas Armadas en la tarea de cumplir con una de las absolutas prioridades para la enorme mayoría de la sociedad.

La mayor parte de la intervención del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, se refirió a la relevancia que tendrá la creación de la Guardia Nacional, concepto que sabemos acompaña a la historia constitucional de nuestro país desde 1857. Pero el término ha sido solo una referencia sin que hasta ahora hubiera tenido sentido ni contenido. Incluso en su intervención el futuro secretario de la Defensa Nacional, Luis Sandoval, especificó que la nueva corporación será en los hechos una fuerza armada más para así sumarse al Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina-Armada de México.

Por otra parte la puesta en marcha de la Guardia Nacional, que durante el periodo de transición administrativa más de una vez se desechó como una opción para hacerle frente a la ola criminal que vive el país, implica sin lugar a dudas que las Fuerzas Armadas no solamente continuarán en las labores cruciales de apoyo a la seguridad pública y en la contención a la criminalidad sino que incrementarán de forma notable dichas actividades. La creación de una fuerza armada implica, además de las medidas anunciadas el miércoles 14, un sustancial ajuste tanto para la Secretaría de la Defensa Nacional como para la Secretaría de Marina-Armada de México.

Atención

Sin duda lo más relevante es la adecuación, actualización y estructuración de una renovada doctrina y pensamiento militares de México.

En efecto, al tratarse de un cuerpo intermedio la Guardia Nacional con una formación, jerarquías y adiestramiento militares tendrá la función de articular en una sola corporación a la Policía Federal, a las Brigadas de Policía Militar y de la Policía Naval. De esa forma las Fuerzas Armadas, sin que dejen de hacer por el momento la tareas de apoyo a la seguridad pública, en unos tres años —de acuerdo a lo anunciado en la presentación del programa— se concentrarán en lo que son sus misiones consagradas en la Constitución.

La atención debe ponerse a que con el paso del tiempo se evite o confunda que en la medida del éxito que pueda tener este cambio estructural se suponga que entonces el país no requiera de Fuerzas Armadas y con ello desaparezcan estas y únicamente perviva la referida Guardia Nacional. Y este es entonces el segundo ajuste fundamental para el Ejército y la Marina: que en la medida en que se deban crear las condiciones de infraestructura, instrucción y educación internas para consolidar la formación de los futuros integrantes de la nueva fuerza armada al mismo tiempo deberá mantenerse e incluso fortalecerse la profesionalización de los militares que opten por continuar la carrera de las armas.

En este sentido tanto el almirante José Rafael Ojeda Durán, como próximo secretario de Marina, como el general Luis Crescencio Sandoval González, como siguiente titular de la Sedena, tienen la gran responsabilidad y oportunidad de velar por la continuidad y proyección de las Fuerzas Armadas como sustento fundamental de la identidad nacional y del enorme aprecio que la sociedad tiene por ellas.