TERMOELÉCTRICA Y RADICALES

En realidad los proyectos productivos no deberían ser sometidos a consulta.

Sergio Sarmiento
Columnas
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La termoeléctrica de Huexca, en el municipio de Yecapixtla, es una pieza clave para el desarrollo de Morelos y de otras zonas del país. Es una generadora de gas, un combustible bastante limpio, que se espera produzca 622 megavatios de electricidad. La inversión es de alrededor de 700 millones de dólares, a lo que hay que sumar el costo de un gasoducto y de un acueducto.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador anunció una “consulta popular” para este 23 y 24 de febrero en 36 municipios de Morelos, 15 de Puebla y nueve de Tlaxcala. Esta consulta no la organizará el Instituto Nacional Electoral ni será realmente democrática sino un ejercicio muy similar al que se llevó a cabo para justificar la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Para promover sobre un voto positivo el gobierno federal ofrece bajar los cobros de electricidad a quienes vivan en los municipios donde se llevará a cabo la consulta. El presidente afirma que esta termoeléctrica sí es importante porque será propiedad de la Comisión Federal de Electricidad y si no habría que comprar electricidad a empresas privadas.

La consulta se ha visto complicada por el asesinato —el martes 19 de febrero— de Samir Flores Soberanes, uno de los opositores a la termoeléctrica. Un día antes fue asesinado otro, Rubén Fajardo. El argumento de quienes se oponen a la planta, organizados en torno de un Frente de Pueblos en Defensa del Agua y de la Tierra, es que esta contaminará el ambiente y el agua. Javier Sicilia, el poeta y activista social, afirma que la planta destruye el tejido social y afectará de manera permanente al ambiente.

Indicativos

No hay ninguna razón para pensar que la termoeléctrica pueda ser más contaminante o peligrosa que cualquier instalación de esta naturaleza. Las generadoras de gas tienen un diseño convencional y se cuentan entre las más seguras y menos contaminantes que existen. Sin embargo para los activistas como Sicilia, quien preconiza el retorno a una economía precapitalista como la que prevalecía en las comunidades indígenas, esto no es suficiente. Lo ideal sería ya no tener electricidad ni carreteras ni centros comerciales. El presidente López Obrador se refirió a los opositores como “radicales de izquierda, que para mí no son más que conservadores”.

Someter todas las decisiones de inversión a consulta es un error. La pobreza es el principal problema del país y no dejará de serlo si no se realizan las inversiones productivas que generen actividad económica y empleos. La visión romántica de una economía tradicional sin energía ni carreteras condenaría al país a regresar a los abismales niveles de pobreza del pasado y que todavía se mantienen en algunos lugares. Es falso que la mayoría de la gente quiera vivir en esas condiciones de pobreza que algunos poetas consideran románticas. El flujo de migración de campesinos a las ciudades y a Estados Unidos, donde hay más inversión, más electricidad y más infraestructura, es indicativo de que la gente vota con los pies y no quiere seguir viviendo en la pobreza.

Esperemos que las autoridades encuentren y castiguen a los asesinos de Flores y Fajardo, porque ningún crimen debe quedar impune, pero también que la consulta avale la terminación y puesta en marcha de la termoeléctrica. En realidad los proyectos productivos no deberían ser sometidos a consulta. Deben cumplir con la ley y tener sus manifiestos de impacto ambiental. Pero las consultas generan siempre intentos de extorsión.