¿MUERTE AL HORARIO DE VERANO?

A su implantación se dijo que habría un subsidio para los consumidores como una suerte de agradecimiento.

Alberto Barranco
Columnas
Foto: Especial
@vidacolegioDB

Con punta de lanza en el Congreso local de Chiapas, al que pretende replicar el de la Ciudad de México, se lanza una ofensiva legislativa tendente a suprimir el horario de verano, según ello por consigna del gobierno federal.

En el run run, en las redes sociales ya se inició una campaña tendente a apoyar la medida, sustentada desde el gobierno de Ernesto Zedillo en la necesidad de ahorrar energía eléctrica.

La lógica remite a la época de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno, cuando se opuso a generalizar la medida en la capital del país, lo que provocó la presentación de una controversia constitucional ante la Suprema Corte.

Esta derivó en una salida supuestamente salomónica: ni el Ejecutivo ni el jefe de Gobierno tienen jurisdicción en el asunto. La facultad de resolver sobre husos horarios en el país corresponde a la Cámara de Diputados.

Bajo ese parámetro, pues, las reformas planteadas por Congresos locales se estrellarían en la inocuidad.

Efectos

Como usted sabe el horario de verano, adelantando una hora los relojes, se inicia en abril y se prolonga hasta octubre, mes en el cual se regresan las manecillas.

En la polémica se intercalan varios factores. En el científico, por ejemplo, existe un estudio de la UNAM que habla de pérdida de productividad al distorsionarse el reloj interior de la población. En el práctico se habla de que el ahorro de energía por alargar la tarde se pierde por la oscuridad de la madrugada.

Lo cierto, sin embargo, es que la gran palanca es el supuesto ahorro de energía en un marco en que el gobierno realiza año con año un corte de caja.

Quien lidera la propuesta para que se elimine el horario es el diputado local de Morena, Carlos Castillo, en cuya exposición de motivos anota que puede influir negativamente en la calidad del sueño, sobre todo en el caso de personas sensibles, como niños y ancianos.

Implantado en 1996, el horario de verano no aplica en las entidades federativas de Quintana Roo y Sonora. En el caso de la franja fronteriza los relojes se adelantan una hora el segundo domingo de marzo y se regresan el primero del mes de noviembre.

En las olas del todo-yo al gobierno se le culpa hasta de robarnos una hora de sueño.

El problema, además, es que a su implantación se dijo que habría un subsidio para los consumidores como una suerte de agradecimiento… que nunca se reflejó en los recibos.

Sin embargo, lo correcto sería que la decisión se asumiera desde un escenario ajeno a la política. ¿Realmente el país reclama el ahorro de energía para no correr el riesgo de que la demanda supere a la oferta?