VARGAS LLOSA Y LA DISCULPA

Siguen encerrando a los indígenas en comunidades regidas por usos y costumbres.

Sergio Sarmiento
Columnas
Ilustracio?n
Ilustración

Mario Vargas Llosa, el Premio Nobel de Literatura, respondió a Andrés Manuel López Obrador, quien exigió al rey de España una disculpa por la conquista de hace 500 años, diciendo que el presidente mexicano debe haberse equivocado de destinatarios. “Esa carta debió mandársela él mismo y responderse, o respondernos, por qué México, que hace cinco siglos se incorporó al mundo occidental gracias a España, y que hace 200 años es independiente y soberano, tiene todavía tantos millones de indios hacinados, pobres, ignorantes, explotados”.

Las palabras que Vargas Llosa pronunció en la inauguración del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española en Córdoba, Argentina, ante la presencia de los reyes Letizia y Felipe VI de España, provocaron airadas descalificaciones en México. “Creo que le falta a Vargas Llosa contextualizarse —respondió Tatiana Clouthier, la diputada por Morena y ex coordinadora de campaña de López Obrador—. Anda un poco distraído con esto del matrimonio nuevo o con el noviazgo nuevo y no se ha fijado que en México están pasando cosas distintas en este momento”.

Y no, Vargas Llosa no está distraído. Sus críticas al sistema político mexicano han sido siempre agudas e informadas. En 1990, en un encuentro con intelectuales convocado por Octavio Paz, se refirió al sistema político mexicano como “la dictadura perfecta”. La declaración causó un profundo malestar en el PRI, el mismo que hoy vemos en la nueva clase política en el poder.

Mensaje

Que un escritor liberal como Vargas Llosa critique a un sistema corporativista como el mexicano no debe sorprender. En medio de los dimes y diretes, sin embargo, lo importante es entender el mensaje de fondo de Vargas Llosa. No tiene sentido seguir culpando a la Conquista, que ocurrió hace 500 años, de los problemas actuales de los indígenas del continente americano. Hace 200 años que los países del hemisferio occidental son independientes, pero la independencia no ha eliminado la marginación indígena.

No solo son los gobiernos mexicanos los que han fracasado en el esfuerzo por lograr una mayor prosperidad de los indígenas. Tampoco lo han conseguido Estados Unidos y Canadá, que se cuentan entre los países más prósperos del mundo, a pesar de que otorgan generosos subsidios a las tribus que mantienen en reservas con leyes especiales.

Benito Juárez, el presidente mexicano más liberal de la historia, tenía mejores soluciones, quizá porque provenía de una comunidad indígena. Proponía que en lugar de encerrar a los indígenas en reservaciones había que integrarlos a la sociedad. Los indígenas debían tener los mismos derechos y obligaciones de cualquier ciudadano, y hacia eso se encaminaba la Ley Juárez que impulsó en 1855, la cual eliminó los fueros del clero, los militares y los indígenas. Juárez rechazaba la propiedad comunal de la tierra, como la que hoy se conserva en los ejidos, y sostenía que los indígenas debían gozar de derechos de propiedad privada, como cualquier ciudadano.

Sin embargo los gobiernos mexicanos, y el de López Obrador no ha sido hasta ahora excepción: se han negado a aceptar estas propuestas liberales y siguen encerrando a los indígenas en comunidades regidas por usos y costumbres y sin derechos cabales de propiedad. Eso los mantiene en una situación de pobreza extrema a 500 años de la Conquista y a 200 años de la Independencia.