DESAPARICIÓN FORZADA TERRIBLE AUSENCIA DE LIBERTAD Y JUSTICIA

Considero que la libertad será siempre un proceso continuo e inacabado.

Ricardo Pérez Valencia
Columnas
Foto: Especial
Cuartoscuro

Rosario Ibarra de Piedra, quien ha luchado durante más de 40 años en defensa de la libertad y el respeto a los derechos humanos, con especial interés en casos de desapariciones políticas, no tiene planeado detenerse: hoy exige al nuevo gobierno federal crear una Comisión de la Verdad para una investigación exhaustiva de las desapariciones forzadas.

—¿Qué tan difícil o complicado ha sido su camino en busca de la libertad?


—El secuestro de mi querido hijo, Jesús Piedra Ibarra, en la ciudad de Monterrey, y los secuestros de muchos otros jóvenes en diversos estados del país, perpetrados por el Estado mexicano en las décadas de los 70 y 80 nos mostró el camino terrible, sinuoso y oscuro, de lo que hoy sabemos es la desaparición forzada. Cuando iniciamos la lucha por la libertad de nuestros familiares, primero en forma individual y después organizados en el Comité ¡EUREKA!, conocimos la sevicia, la maldad y el terror que ejercieron los gobiernos criminales que padecimos. La desaparición forzada constituye la más terrible ausencia de libertad y de justicia que puede padecer una sociedad.

—En su amplia lucha por la libertad ¿cuáles son los principales logros obtenidos?


—Luchar por la vida y la libertad de un hijo o de un ser querido en un país gobernado por sátrapas es luchar contra toda adversidad; es una lucha sin tregua contra la impunidad, la desmemoria, la injusticia, la simulación o el silencio de las autoridades.

Hoy sabemos, puntualiza Ibarra de Piedra, “que la desaparición forzada es todo eso y muchas otras atrocidades: hace 44 años no lo sabíamos. Hoy podemos decir que nuestro principal logro fue no perder la esperanza y mantener la convicción de buscar a los nuestros con vida. Gracias a esto 148 desaparecidos pudieron regresar a sus hogares”.

—¿Cuál es la diferencia que percibe entre sus inicios en esta lucha y el México actual?

—La desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad que ha afectado a familias completas por varias generaciones. Esta práctica la cometieron policías y militares mexicanos: de eso hay suficientes pruebas y de que fueron entrenados por el gobierno estadunidense en contrainsurgencia.

Los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, sostiene, “atendiendo al llamado paranoide del gobierno de Estados Unidos a combatir la ‘amenaza comunista’ en Latinoamérica, implementaron la Doctrina de Seguridad Nacional y crearon la nefasta y criminal Dirección Federal de Seguridad (DFS), agencia que operó impunemente durante varias décadas. Los desaparecidos de ese entonces eran en su mayoría jóvenes que reivindicaban demandas estudiantiles o gremiales, campesinos y maestros. Otros eran militantes de partidos de oposición o integrantes de la guerrilla”.

La característica común de los desaparecidos en los sesenta, setenta y ochenta del siglo XX fue su participación política y su oposición a un régimen represor, apunta. “Los desaparecidos de Felipe Calderón y de Peña Nieto son resultado de actos terroristas orquestados desde el poder contra la población. Las matanzas en varios estados del país, las masacres dentro de las prisiones o en mercados o centros de convivencia de personas, o las desapariciones masivas eran operativos simultáneos muy bien calculados, donde el culpable siempre era un ‘crimen organizado’ que sin razón lógica y objetiva, desde nuestro punto de vista, arremete contra la población inerme”.

Para Rosario Ibarra de Piedra “es muy triste ver que para las mayorías en la actualidad el término desaparecido es sinónimo de muerto; y ese ha sido el grave error, porque con eso se firma su sentencia de muerte. Nosotros siempre los hemos buscado vivos: así nació nuestra consigna: ¡Vivos los llevaron! ¡Vivos los queremos!”

Respuestas

—¿Dónde termina esta búsqueda?

—Mis compañeras y yo, junto a todos los familiares que conformamos el Comité ¡EUREKA!, hemos luchado durante más de 40 años, siempre con la inquebrantable esperanza de que algún día veríamos cambiar las cosas y alcanzaríamos la justicia que tanto anhelamos todos los humillados y ofendidos de este país. Hoy a un poco más de 100 días del inicio de este flamante gobierno, le estamos demandando la creación de una Comisión de la Verdad respaldada con todas las bases jurídicas necesarias para llevar una investigación exhaustiva de las desapariciones forzadas documentadas por nuestro Comité. Los gobiernos criminales que cometieron este delito tendrán que responder qué hicieron con nuestros hijos y familiares. No buscamos consuelo a nuestra pena, no buscamos tener calma, resignación y reposo: los buscamos a ellos.

—¿Qué necesita nuestro país para seguir avanzando en este aspecto?

—Necesita que sus ciudadanos conozcan la verdad sobre los horrores de un pasado reciente que ha sumido a México en una crisis humanitaria. Necesita que se reconozca que la desaparición forzada en nuestro país fue una estrategia de “terrorismo de Estado” para controlar a la población. Necesita desmantelar un aparato represivo y de espionaje que ha persistido durante más de 50 años, pensado y creado para llevar a cabo la desaparición forzada y asesinatos, que contó con centros de detención clandestina dentro de campos militares, bases navales y edificios federales. Necesita rescatar la memoria histórica, reconstruirla, a la luz de nuevos hallazgos.

Pero sobre todo necesita justicia.

—¿Considera que se puede alcanzar una libertad absoluta?

—Considero que la libertad será siempre un proceso continuo e inacabado.

—¿Para usted que es la libertad?

—Pregunta compleja acerca de un concepto de difícil definición, que ha ido variando conforme han evolucionado las sociedades…

Rosario Ibarra de Piedra, dos veces abanderada presidencial por el extinto Partido Revolucionario de los Trabajadores y cuatro veces candidata al Premio Nobel de la Paz, nació en Saltillo, Coahuila, en 1927. Su labor como activista y política inició cuando el 18 de abril de 1975 el segundo más grande de sus hijos, Jesús Piedra Ibarra, fue secuestrado por razones políticas. En 1977 fundó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, también conocido como Comité ¡EUREKA!, una organización de madres y familiares de desaparecidos políticos. También lucha por las comunidades indígenas y a favor de poner fin a la violencia contra la mujer. Fue diputada federal y ha sido asesora de Andrés Manuel López Obrador.