¿NOS LLEVARÁ AL ABISMO?

Es poco probable que el gobierno federal renuncie voluntariamente a su poder para crear divisas.

Guillermo Fárber
Columnas
Foto: Especial
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Me refiero a la deuda. Llevo 25 años cronicando el desastre monetario global (desde que leí en Texas Bankruptcy 1995, de Harry E. Figgie), advirtiendo sobre el colapso que ya comenzó y suplicando que todo mundo se prepare para la catástrofe (acumular agua, alimentos, medicinas, etcétera). Debo reconocer que he fracasado por partida doble: uno, casi nadie me ha hecho caso y, dos, ya parezco el niño gritando que ahí viene el lobo… y nunca llega.

Supongo que no podía ser de otro modo: el “normalcy bias” es demasiado fuerte. Incluso me gané fama de pesimista y catastrofista entre mis amigos que no suelen ver más allá de sus narices, quienes todavía hace semanas (ya en medio de la hecatombe desatada) aludían a mis pronósticos como “miadas de perro”. En fin.

En mi infancia yo era boy scout (asociación ahora metida en un debate severo: https://www.newyorker.com/business/currency/the-boy-scouts-image-problem). Nuestro lema era Be prepared, Siempre listos. O sea, preparados: hoy se les dice “preppers” y causan cada vez menos risa. Pero entonces (1963), curiosamente, no sonaba alucinante. Un poco innecesario e infantil, tal vez, pero no demencial.

En 1995, calculó Figgie, la deuda oficial de Estados Unidos llegaría a la tremenda suma de cinco anglotrillones. ¡Completamente impagable!, clamó Figgie. Pero hoy la deuda nacional de EU es de 22 anglotrillones, a pesar de todo el maquillaje.

Gorgona

Me refiero a ese terrible fenómeno llamado hiperinflación. Dice James Turk (https://www.fgmr.com/bankruptcy-1995-revisited/): “Cuando míster Volcker elevó las tasas de interés a niveles extremadamente altos hacia el final de los setenta, EU era la nación acreedora más grande del mundo. Ahora es la nación deudora más grande del mundo. El actual presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, no tiene las mismas opciones disponibles. El gobierno federal de hoy está sobreapalancado con una enorme carga de deuda. Se alcanzaría el punto de inflexión en cualquier intento similar de fomentar la demanda del dólar elevando las tasas de interés incluso a niveles normales, y mucho menos registrar las tasas de interés reales. Entonces, ¿qué va a hacer el gobierno federal?
“Es poco probable que el gobierno federal renuncie voluntariamente a su poder para crear divisas y volver a un dólar constitucional, que se define como 13.714 granos de oro fino. No reducirá los gastos del gobierno ni aprenderá de las lecciones de la historia. Como resultado de la ilimitada propensión del gobierno federal a gastar la moneda que los bancos crean de la nada, el dólar se encuentra en el mismo camino que han tomado muchas veces los países que incurrieron en un colapso económico por el colapso de su moneda.
“Forzar los tipos de interés a niveles artificialmente mínimos ha mantenido bajo control el índice de solvencia del gobierno federal. Pero el abuso de los principios financieros y el comportamiento irresponsable de autoindulgencia no duran para siempre. Siempre hay consecuencias. El dólar se hiperinflará. Como cualquier otra moneda fiduciaria anterior el dólar terminará en el cementerio de la moneda fiduciaria”.