CINCO ESTEREOTIPOS SOBRE EL ARTISTA

Estos lugares comunes nunca se hubieran originado si no existiera algo de verdad en ellos.

Juan Carlos del Valle
Columnas
Animalítico I. Óleo sobre lienzo, 60x50 cm.
Juan Carlos del Valle

Cuando mi hermano mayor aprendió a hablar lo primero que dijo fue, para beneplácito de toda la familia, “quiero ser abogado”. Yo, en cambio, a pocos meses de terminar la preparatoria no sabía aún qué quería estudiar. Todavía recuerdo la cara de desconcierto de mis padres cuando, hace ya casi 25 años, les dije que quería ser pintor. Y pasada la ofuscación inicial no se hicieron esperar las preocupaciones y las preguntas obligadas: ¡Eso no es una profesión! ¿De qué vas a vivir?

Con el tiempo mis padres han aprendido a disfrutar, entender y apoyar mi decisión. Sin embargo sus inquietudes de aquel entonces encuentran resonancia en la opinión colectiva sobre los artistas, alimentada por creencias y expectativas a menudo estereotipadas.

Así me di a la tarea de reflexionar en torno de algunos de los prejuicios más comunes a los que los artistas nos enfrentamos en la sociedad actual.

1. “O eres pobre, o eres millonario”. En uno de estos polos el artista debe ser pobre para poder crear, triunfar y pasar a la historia —como si el verdadero talento equivaliera a pasar penurias y recibir dinero por su trabajo lo desvirtuara y corrompiera. En el otro está el artista superestrella, el empresario exitoso, el que vende su obra en millones de dólares. En realidad la mayoría de los artistas no estamos ni en uno ni en el otro sino en algún punto intermedio del espectro procurando mejorar y vivir dignamente de nuestro trabajo.

2. “Ahora que te mueras empezará a valer tu obra”. Recuerdo que hace un par de años falleció un conocido artista mexicano y no faltaron las especulaciones —tanto en la prensa como en la comunidad artística y la sociedad en general— sobre qué ocurriría entonces con los precios de sus obras. No aumentaron, como muchos conjeturaban, ya que el valor no llega por arte de magia después de morir sino que —salvo algunas excepciones— se construye después de años de trabajo arduo y sostenido, acompañado de talento genuino, buenas relaciones y un poco de suerte.

Caracterizaciones

3. “No es un trabajo de verdad”. Ser artista es una profesión con sus particularidades y retos como cualquier otra. El trabajo creativo conlleva un gran esfuerzo y desgaste tanto físico como intelectual y emocional. Y a esto hay que sumar el sinfín de actividades indispensables vinculadas con el acto de crear y sin las cuales la obra jamás saldría del estudio: administración, promoción, comunicación, gestión de archivo, relaciones públicas y comercialización. Es un trabajo de tiempo completo.

4. “Llevas una vida de vicios y excesos”. Este estereotipo tiene que ver con el supuesto de que el artista vive entregado al consumo desenfrenado de drogas, alcohol y sexo. Desde luego que hay quienes encuentran un canal creativo desde este estilo de vida. Ahora bien, de la misma manera que ser pobre no garantiza ser buen artista, tampoco lo hace tener vicios. Más aún, hay muchos artistas para quienes el alcohol o las drogas, por ejemplo, han significado el fin de su carrera o de su vida.

5. “Solamente sufriendo alcanzarás la grandeza”. Existe la creencia de que todo gran arte debe venir del dolor y de que el artista mientras más atormentado, mejor. La manera en que se ha novelado la vida trágica de muchos grandes artistas refuerza la idea de que el sufrimiento es una noble cualidad. Si bien es cierto que algunos han encontrado en el dolor una fuerza creativa hay muchos otros que lo han hecho desde la espiritualidad, el erotismo, la fantasía o el activismo.

Personalmente creo que el sufrimiento no es un requisito para la creación sino al contrario: que la estabilidad y el bienestar personal favorecen el crecimiento artístico.

Estos lugares comunes nunca se hubieran originado si no existiera algo de verdad en ellos. No obstante nada de lo anterior es condición para ser artista ni determina la calidad de la obra. La exaltación de estas características simplifica en exceso la reflexión sobre el origen del acto creativo y promueve conductas y caracterizaciones solo para vivir a la altura de los estereotipos.