FACTORES NEGATIVOS ALIENTAN ESTANCAMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL

La Unión Europea desacelera y en su conjunto la economía global también.

Redacción
Política
Foto: Especial
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Por Claudia Luna Palencia

El espectro de la Gran Recesión mostró algunos brotes en agosto de 2007 con la quiebra en Estados Unidos de varios bancos menores: fue el inicio de una serie de fallos que desnudaron problemas en la regulación de las instituciones de crédito.

La quiebra —en septiembre de 2008— del gigante de la inversión Lehman Brothers dejó atónitos a millones de incrédulos que confiaban en la mole financiera.

El siglo XXI está demostrando que no hay infalibles: las Torres Gemelas colapsaron ante los ojos de todo el planeta derribadas por la maldad terrorista y unos años después las hipotecas chatarra y una regulación laxa terminaron con Lehman Brothers para asombro del mundo financiero.

La Gran Recesión ha tenido como epicentro a EU, como aconteció en 1929 con la Gran Depresión, una crisis cuya dureza contribuyó al auge del fascismo y del totalitarismo en Europa y otras partes del mundo.

El crac del 29 de octubre de 1929, el llamado “martes negro”, fue el punto de inicio de una debacle económica exportada desde Nueva York al resto del mundo. Se afectó a países ricos y a pobres, muchos vieron en el proteccionismo y en la economía doméstica las claves para resistir y después para levantarse.

Si la crisis del 29 se coló hasta la década de 1940 con la Gran Recesión diversos países arrastran todavía problemas para salir completamente avante de sus efectos negativos.

A tal punto surgen los cuestionamientos, que desde el año pasado algunas voces de académicos, investigadores, economistas, asesores y hasta premios Nobel advierten que en la economía global coexisten diversas manifestaciones embrionarias de otra nueva gran crisis.

No será financiera, afirma Joseph Stiglitz. Para el Nobel de Economía esta vez el colapso provendrá por el lado del producto bruto con economías incapaces de sostener su crecimiento, de no generarlo efectivamente. Puro y duro estancamiento.

En la visión del también presidente del Instituto Brooks para la Pobreza Mundial el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, le ha dado a una economía hipoglucémica una receta de glucosa, “azúcar que solo sirve para el corto plazo” y que consiste en un estímulo fiscal aplicado para las empresas y corporativos en 2017 y un incremento del gasto a partir de 2018.

Lo que ha hecho Trump, esgrime el escritor de varios libros de economía, es atender el corto plazo sin que ninguna de dichas medidas fomente a largo plazo el camino de la inversión necesaria para crear la riqueza a favor de estimular el PIB de forma sólida y sostenible; no se construyen los mecanismos correctos para lograr un crecimiento sostenible.

“Hay una peligrosa combinación de factores obrando en la aldea global. Por una parte está Europa con economías débiles; luego está China, últimamente con un PIB que va perdiendo fuelle; después está el proteccionismo de Trump contra China e igualmente, con la misma intensidad, contra las normas globales del comercio; la OMC es sistemáticamente atacada por Trump”, asevera Stiglitz.

Europa, malherida

En esa crisis embrionaria Europa nuevamente tendrá un papel fundamental porque desafortunadamente no logra sacudirse los efectos perniciosos de la Gran Recesión.

La Unión Europea (UE) tiene encima los graves problemas de la ruptura con Reino Unido. Nadie se atreve a asumir el daño económico que provocará esta escisión en términos de dinero contante y sonante pero igualmente en el terreno de la confianza, de las expectativas, de la certeza que todo inversor necesita. Y allí el hoyo será inconmensurable.

La semana pasada la libra cayó frente al euro y el dólar; lo hizo azuzada por los comentarios absolutistas de Boris Johnson, el nuevo primer ministro británico, quien sigue la misma estrategia desafiante de su homólogo norteamericano.

Mete miedo en el cuerpo a los inversores de toda la vida, a los empresarios locales, en tanto los foráneos llevan ya meses con una estrategia para deslocalizar sus empresas hacia otras partes.

La moneda británica no aguantó la presión de Johnson como nuevo paladín de un Brexit duro: el nerviosismo la arrastró hacia un nuevo mínimo de 1.09 euros por libra y de 1.21 dólares por libra.

En ese balancín las operaciones bursátiles están igualmente inciertas en los parqués europeos: tres días ganan y dos pierden o viceversa, la especulación se instala auspiciada a golpe de un tuit, de un cruce de declaraciones. Ya sucedía con la anterior primera ministra, Theresa May, y las autoridades que conforman el gobierno de la UE, pero con Johnson al frente de Downing Street la retórica va a peor.

Además hay una visible ralentización en las economías europeas; sus crecimientos marginales no logran revertir el desastre socioeconómico fruto de los largos años de frenazo en el PIB; países en los que antes se hablaba de excluidos o marginados hoy recaban estadísticas de pobreza, desde la España mediterránea hasta la Francia de Macron y la Alemania de Merkel.

Las tasas de desempleo siguen elevadas en España y Grecia, según Eurostat. En la primera se ubicó en 13.6% y en la segunda en 17.6%. En ambos países supera 25% por género y edad; las mujeres son las más afectadas, así como los jóvenes de 18 a 30 años.

La economía europea acusa síntomas de debilidad. El miércoles 31 de julio Eurostat dio a conocer que el PIB de la UE creció marginalmente 0.2% en el segundo trimestre del año; le afectan la reducción de la demanda mundial, la guerra comercial y una espiral de incertidumbre con inversores y empresarios que retrasan sus decisiones de hacer negocio.

Aquí en Europa la preocupación actual no es el ritmo de Grecia sino la atonía de Italia, que ha entrado en recesión técnica: se trata de la cuarta economía de la UE.

Estrujada por los dos polos del populismo, el de izquierda y derecha que gobiernan en coalición, el país de la bota cerró el año pasado con una caída de su PIB en el tercer y cuarto trimestre de 0.1%; para este primer semestre, de acuerdo con el Instituto de Estadística de Italia, el PIB se ubicó en cero por ciento.

Como tal la UE desacelera y en su conjunto la economía global también. Según el FMI este año “alrededor de 70% de la economía mundial, medida por el PIB, experimentará una desaceleración”.

Maniobras internacionales

Hay un escenario muy complicado. En opinión de Jorge Gordillo, director de Análisis Económico de CIBanco, con la guerra comercial entre EU y China las perspectivas económicas se deterioran.

“Europa tiene más riesgo de recesión en los próximos meses. Si bien EU es la economía que dará la pauta sobre si nos encaminamos o no a una recesión mundial, hasta ahora no da evidencias contundentes de una sostenida desaceleración económica. Incluso reportó cifras de crecimiento del PIB el segundo trimestre, mucho mejor a lo esperado por el mercado financiero”, explica el experto.

En entrevista con Vértigo, Gordillo añade que actualmente en EU hay una palpable preocupación por las políticas económicas y comerciales de Trump (incluido su conflicto comercial con China), lo que sumado a la debilidad de varias economías desarrolladas en Europa y en Asia podría terminar “descarrilando la alta demanda que se refleja en el consumo de los norteamericanos”.

Desde luego hay otra serie de estragos y maniobras en consideración: “En respuesta a esas preocupaciones sobre riesgos para la economía y ante cierta evidencia de una desaceleración casi simultánea, en los últimos dos meses ocho bancos centrales del mundo han recortado sus tasas de interés: Rusia, Taiwán, India, Sudáfrica, Australia, Corea del Sur, Indonesia y Turquía; Brasil posiblemente también bajará sus tasas. Además la Fed, el Banco Central Europeo y el de Japón han abierto la puerta a retomar las políticas monetarias acomodaticias”.

Hace unos días la Reserva Federal cumplió con las expectativas de los analistas internacionales que preveían un recorte de un cuarto de punto en sus tasas de interés; las redujo en 0.25 puntos para ubicarlas en 2 y 2.25%, rompiendo con su estrategia establecida desde 2008.

Lo hizo ante la presión de la Casa Blanca para apuntalar a la economía norteamericana: menores réditos aúpan a las personas y a las familias a tomar créditos para el consumo; las empresas también se benefician en sus planes de expansión vía la deuda.

En Europa el euríbor lleva tres descensos por tercer mes consecutivo y se encuentra en -0.188%; es el indicador para la contratación de las hipotecas que para muchas familias implica un respiro sobre todo si recién se endeudan.

—¿La guerra comercial entre EU y China es el único factor que ha alterado el ritmo de crecimiento mundial?

—Adicionalmente al conflicto comercial entre las dos mayores potencias del mundo destaca el agotamiento del efecto positivo de los estímulos de la rebaja impositiva de 2017 en EU; luego están el Brexit, los altos niveles de deuda en China, el auge de movimientos políticos euroescépticos en economías importantes de Europa, como Italia y Francia, y tensiones geopolíticas.

—China lleva años acumulando una ralentización en su PIB. ¿Cuánto puede impactar a la baja el PIB global?

—Durante las últimas tres décadas el papel de China en la economía mundial se ha incrementado significativamente. Su preponderancia es tan amplia que abarca no solo la producción, el consumo y el comercio mundial sino que también la convierte en uno de los actores más importantes del sector financiero global.

Sin embargo, tras un crecimiento extraordinario, la economía china ahora se expande a un ritmo menor que en los últimos 30 años, lo que frena los mercados globales, de bienes y financieros. La paulatina transición desde una estructura productiva muy enfocada en las exportaciones y la industria a otra más centrada en el consumo interno y el sector servicios explica, en parte, este menor crecimiento. La otra parte tiene que ver con la guerra comercial.

Una desaceleración adicional del PIB chino, agrega Gordillo, se transmitiría a la economía mundial mediante varios canales: un descenso en el comercio internacional de bienes y de servicios finales; una menor demanda de materias primas, especialmente petróleo y metales, y un deterioro de la confianza global, con implicaciones negativas en los mercados financieros.

A su vez Kenneth Rogoff, analista de The Guardian, cuestiona si la administración Trump puede honestamente decir que tiene las habilidades y la experiencia para lidiar con un nuevo gran colapso.

Es imposible saberlo, subraya Rogoff, quien critica además que si algo va mal en la actualidad en buena medida es culpa de Trump: “Él ha creado una crisis cuando la economía mundial iba creciendo”.

¿Qué tipo de crisis se gesta? Para Gordillo no se trata de una crisis económico-financiera como la de 2008, aunque el economista de CIBanco prevé episodios de pérdida de dinamismo económico.

“Las guerras comerciales con China y otros países (amenazas constantes a Europa, Japón, México) sumadas a restricciones a la inmigración, a la inversión extranjera directa y a la transferencia tecnológica, pueden tener profundas repercusiones sobre las cadenas globales de suministro”, afirma.

—Mientras uno pierde, otro gana. ¿Qué acontece con EU?

—El PIB estadunidense del segundo trimestre confirmó una desaceleración con respecto del reportado en el primer trimestre (2.1% versus 3.1% anualizado). No obstante el dato fue mejor al esperado por los mercados financieros y aún refleja una economía norteamericana sólida, con señales alentadoras en el mes de junio para importantes indicadores (como el informe de empleo, las ventas al menudeo, producción industrial e inversión en equipo), que reactivan la confianza en que el deterioro económico podría no profundizarse en los próximos trimestres. El crecimiento estuvo sustentado sorpresivamente por el mayor aumento en el consumo privado en cinco años. La parte débil del reporte se observa en la inversión y en el comercio exterior (por la imposición de aranceles), así como algunos rubros que hacen evidente que los efectos positivos de los estímulos fiscales que dio Trump el año pasado se diluyen.

No hay que obviar, indica Gordillo, la preocupación que los inversores y analistas han tenido casi todo el año sobre que el posible efecto negativo del conflicto comercial entre EU y China “agrave la desconfianza en los agentes económicos y se traduzca en mayores caídas en la inversión privada”.

Hasta el momento no se ha materializado de forma significativa: es solo especulación y percepción.

Reajustes en los mercados

Actualmente los países que salen mejor librados de la desaceleración económica son Estados Unidos, India, Panamá, Perú, Corea del Sur, Vietnam y Nigeria.

Por lo pronto los mercados seguirán con altibajos, los mercados bursátiles atendiendo a las noticias cortoplacistas, las principales bolsas se mantienen con rendimientos atractivos incluso máximos históricos y recuperándose por completo de las fuertes caídas de finales del año pasado.

Gran parte de los últimos máximos históricos se explican por las apuestas de recortes de tasas de interés por parte de la Fed. Los mercados financieros son adictos a los estímulos monetarios. Los inversores que invierten en los índices de EU se muestran preocupados de que los niveles están caros y próximamente no se justificarán con aumentos en las utilidades que muestran las principales empresas que cotizan en el S&P 500, pero por lo pronto los reportes del segundo trimestre superan las expectativas del mercado.

Por su parte las divisas y las tasas de interés seguirán más inmersas en los planes de cada economía por defenderse de la desaceleración y de la guerra comercial.

El presidente Trump se queja de que la política monetaria expansiva de otros países provoca depreciaciones generalizadas de sus monedas respecto del dólar, afectando negativamente la competitividad de EU.

Incluso Trump critica fuertemente a la Reserva Federal por mantener un dólar fuerte con las tasas de interés altas y su estrategia de reducir el balance de activos.

Por los comentarios de Trump, el Departamento de Comercio estudia la manera de establecer un régimen de sanciones con aranceles adicionales a los países que devalúen sus monedas. “Pero como en la mayoría de las cosas que comenta Trump, su retórica acerca de la guerra de divisas tiene una visión equivocada. El punto de vista de Trump es un cambio radical a la perspectiva histórica de EU, que siempre ha apostado por un dólar fuerte para que sea la referencia de los mercados financieros y símbolo de estabilidad económica”.

¿Qué pasa con México?

Un análisis de CIBanco acerca de la situación de México abunda en los factores cíclicos de inicio de cada sexenio:

1. Históricamente se crece poco durante el primer año de gobierno (al menos existe un patrón en los últimos tres inicios de sexenio).

2. Hay una pérdida de confianza y aumento de la incertidumbre entre los inversores por decisiones durante el periodo de transición y en los primeros días del nuevo gobierno.

“Respecto del punto número uno la desaceleración en el primer año de un sexenio es explicada principalmente por subejercicios del gasto público ante la curva de aprendizaje de los nuevos funcionarios y una menor inversión privada, en espera de conocer las nuevas reglas del juego del gobierno entrante. Adicionalmente hubo factores que, si bien con impacto negativo limitado, le jugaron en contra al desempeño de la economía mexicana. En particular la huelga en las maquiladoras en el norte del país, los bloqueos a las vías férreas en Michoacán, el desabasto de combustibles por el combate al huachicoleo y retrasos en los cruces fronterizos de mercancías con EU por las amenazas de Trump”.

Lo adicional es que la debilidad económica se amplía y en algunos casos intensifica en el segundo trimestre del año. Los recientes datos de actividad económica materializaron la decepción de que la economía en el segundo trimestre tuvo un desempeño tan malo o peor que el registrado en el primer trimestre.

“Han crecido las voces de que la economía mexicana está en recesión técnica. Sin embargo para que este fenómeno se presente es necesario observar una caída significativa de la actividad económica que se extiende por toda la economía en su conjunto, que dura más que unos pocos meses y que sea normalmente visible en el PIB real, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y en las ventas al menudeo y mayoreo”.

Por consiguiente todavía no hay aún elementos suficientes para confirmar la recesión. A pesar de que existen signos de debilidad en la economía, sobre todo en construcción y minería, hay señales mixtas en las manufacturas y crecimientos positivos en el sector consumo: en cuatro de los últimos cinco meses esos dos indicadores reportaron tasas positivas.