HOLA, GORDURA, MI VIEJA AMIGA

Por un lado tenemos una cifra apabullante de obesos; y, por otro, un despilfarro inclemente de alimentos.

Juan Pablo Delgado
Columnas
Foto: Especial
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No me pregunten cómo pero llegamos vivos a finales de noviembre. Para algunos esto significa que pronto celebraremos el primer aniversario de la 4T. Para mí no: yo soy más pedestre y mis preocupaciones son mundanas. En lo personal estas fechas solo significan una cosa: el inicio de las posadas y la amenaza constante de la gordura.

Seamos honestos: nadie logró bajar los kilos extra que acumularon a finales de 2018 y lo mismo pasará este año. Así se inicia esa espiral decadente de la que nunca podrán escapar. ¡Conste que me incluyo!

¿Pero quién podría culparnos? Somos un país de gordos y gordas que adoran la fritanga, los tamales, los buñuelos y la chela. ¿No me creen? Revisen los datos de la OCDE: 72.5% de la población mexicana sufre de obesidad o sobrepeso.

Frente a esta pesada realidad resulta urgente repensar nuestra relación con la comida. ¡Pero ni crean que quiero convencerlos de adoptar mejores planes de alimentación! Sabemos que eso es imposible. Lo que sí pido es atención a las cosas que no estamos comiendo. Les explico.

Ya establecimos que somos tragones profesionales. Ahora debemos aceptar que también somos unos despilfarradores. Según la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) la población de EU desperdicia entre 30 y 40% de todos los alimentos.

“¡Oh, bueno! —dirán ustedes— es que los gringos no tienen llenadera”. Pues antes de darse baños de pureza sepan que en México estamos en las mismas. Datos oficiales indican que aquí desperdiciamos 37% de los alimentos que producimos, lo que equivale a diez millones 431 mil toneladas de comida al año, que podrían alimentar a siete millones de personas.

Pa’ acabarla de fregar el Coneval (2018) indica que 25.5 millones de mexicanos presentan una carencia en el acceso a la alimentación, lo que representa 20.4% de la población total. ¡Tráguense esa, chatos!

Soluciones

Así que estamos en el peor de dos mundos: por un lado tenemos una cifra apabullante de obesos; y, por otro, un despilfarro inclemente de alimentos. Todo mientras 20% de la población no tiene acceso a ellos. ¿Qué hacer?

Pues les traigo un par de soluciones.

Les frigos solidaires Vamos primero a Francia y sus “refrigeradores de la solidaridad”. El concepto es muy sencillo: la raza y los restaurantes que quieren tirar comida mejor van y la colocan en refrigeradores que están en lugares específicos. Quien no tenga qué comer va y agarra esa comida gratis.

Happy hours ¡Otra gran idea! Porque si alguien es culpable de desperdiciar alimentos son los supermercados. Es por esto que algunos (en Europa) organizan su “hora feliz”, donde todos los productos a punto de caducar son vendidos con enormes descuentos.

Too good to go Una aplicación de celular que funciona como si fuera Bumble, nomás que en vez de tener a la banda buscando pasión tienes por un lado a un negocio que ofrece comida a punto de perecer y en el otro a una persona que busca comida barata. Hacen match con los productos y pasan a recogerlos. Esta App tiene 13 millones de usuarios y contratos con 25 mil restaurantes en once países.

Leyes Otra vez Francia, que desde hace más de una década está en guerra contra el desperdicio de alimentos. Basta con decir que fue el primer país en prohibir legalmente que los supermercados tiren los alimentos no utilizados.

Así que ya saben: una cosa es ser glotones y otra despilfarradores. La buena noticia es que en estas fiestas navideñas podemos ser gordos sin dejar de ser ecológicos.

¡Saquen los tamales!