Por Sergio Pérezgrovas
Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Juan 8:32
Jesús no nació la madrugada del 25 de diciembre. Es más, su nombre original en hebreo antiguo es Yeshua.
Según el evangelio de Mateo en los tiempos de Herodes vino al mundo; sin embargo el rey murió en el año 4 antes de Cristo. Entonces, si el evangelista tenía razón, Jesús (Yeshua) nació antes del 4 aC.
Lucas no dice quién era el rey pero sí dice que Isabel era prima de María y concibió a Juan el Bautista poco antes.
El apóstol Lucas sostiene que mientras María estaba embarazada “hubo un decreto de Augusto por el que todo el mundo de aquella época debía pagar impuestos”. El diario inglés The Telegraph afirma que el único censo fiscal en esa región y en ese periodo lo pidió Publio Sulpicio Quirino, gobernador romano en Siria, en el año 6 dC. Hay una diferencia de diez años entre Lucas y Mateo, por lo que ninguno de los dos tiene la fecha exacta. Además ninguno lo conoció en persona.
Ni los judíos ni los primeros cristianos celebraban su fecha de nacimiento; simplemente no era importante. Los evangelios hablan de la vida de Jesús en su edad adulta, nadie toca el tema de la fecha de nacimiento.
Por último la Iglesia primitiva fijó el 25 de diciembre porque en el calendario romano era un simbolismo muy poderoso y representa el Solsticio de Invierno. Bajo el Imperio Romano ese día se conmemora la fiesta natalis solis invicti o nacimiento del sol invicto. ¿Será?
Los que sí nacieron el 24 de diciembre fueron Howard Hughes, Ava Gardner, Ricky Martin, entre otros.
Las muertes de ese día en diferentes años son las del dibujante francés Pierre Culliford, creador de los personajes de caricatura Los Pitufos; el actor, director y productor Rossano Brazzi; Toshiro Mifune, gran actor, conocido por obras del afamado director Akira Kurosawa; el también actor mexicano Tito Guízar, quien debiera su fama a la cinta Allá en el rancho grande.
Inocencia
El día en que el rompecabezas en la mente de Tristán Carnales Nazzar empezó a construirse.
Tendría cinco años y esperaba con ansia el regalo que Santa le traería esa noche. Había pedido un carrito eléctrico para impresionar a su vecina, Fernanda Zapiain, una pequeña niña güera que vivía a unas casas de su hogar. Hasta ese momento la Navidad había sido perfecta pero esa noche su papá le pediría a la mamá de Fernanda que cuidara al niño: habían atropellado a su esposa. Tris no entendía nada, era la primera vez que no estaba con sus padres; al regresar al día siguiente a su casa su padre le daría la noticia.
Comenzó explicándole a un pequeño de cinco años que Santa no existía, que el regalo que había debajo del árbol de Navidad lo compró junto con su mamá dos días antes y que era el regalo que ella le quería dar. Así que en un dos por tres Tris perdía a su madre y, lo que es peor, la inocencia.