HASTA 40 CICLONES PARA MÉXICO: SIETE HURACANES PODRÍAN TOCAR TIERRA

Para septiembre la Conagua pronostica que las lluvias estarán por arriba del promedio y los mayores acumulados ocurrirán en el centro y el noreste del país.

Árboles y señalizaciones caídas fueron el saldo del paso huracán por Puerto Morelos
Elizabeth Ruiz/Elizabeth Ruiz
Martha Mejía
Bienestar
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La temporada de lluvias y ciclones tropicales 2021, que inició el 15 de mayo en el Océano Pacífico y el 1 de junio en la cuenca del Atlántico —en ambas finalizará el 30 de noviembre—, podría contener hasta 40 ciclones y entre ellos siete podrían tocar tierra, cifra que rebasa el promedio histórico nacional de hasta cinco máximo.

“Considerando que el número de impactos promedio en el país es de cuatro a cinco y que en ambos litorales se pronostica actividad por arriba del promedio, estamos previendo contar con entre cinco a siete impactos en territorio nacional para 2021, por lo que habrá que estar atentos a los avisos y en particular preparar a la población”, indica Blanca Jiménez Cisneros, directora general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

La Conagua pronostica que en el Océano Pacífico habrá entre 14 y 20 ciclones, entre siete y diez serán tormentas tropicales; de tres a cinco, huracanes categoría 1 y 2; así como entre cuatro y cinco huracanes categoría 3, 4 y 5.

Mientras, en el Océano Atlántico se pronostica que habrá entre cinco y 20 ciclones, de los cuales entre ocho y once serán tormentas tropicales; de cuatro a cinco, huracanes categoría 1 y 2; además de cuatro huracanes categoría 3, 4 y 5.

“Para el Atlántico se iniciará con Ana y terminará con Wanda; mientras que para el Océano Pacífico se inició con Andrés y terminaría con Zelda. Sin embargo, si se rebasan los 21 fenómenos en el Atlántico o los 24 en el Pacífico tendríamos que comenzar a utilizar letras griegas para nombrar a esos ciclones”, dice Jiménez Cisneros.

En el caso del Atlántico Norte se pronostican de 15 a 20 huracanes, promediando de ocho a doce tormentas tropicales, de cuatro a cinco huracanes categoría 1 y 2 y huracanes categoría 3, 4 y 5 se podrían esperar de tres a cuatro fenómenos climatológicos.

Impactos

Derivado de las primeras lluvias de la temporada 2021 ocurridas del 10 al 17 de mayo aumentaron los niveles de algunas presas de las regiones este, noreste, sur y oeste de México, con incrementos de 37, 24, 13 y 14 millones de metros cúbicos (Mm3), respectivamente.

Las 210 principales presas del país, que representan 92% del almacenamiento de todos los embalses a nivel nacional, actualmente alcanzan un volumen de 57 mil 158 Mm3 que, comparado con el promedio histórico para esta misma fecha, representan un déficit de seis mil 226 millones de metros cúbicos (-9.8%).

Los embalses que presentaron mayores incrementos en dicho periodo fueron el Sistema Lagunario del Río Tamesí, en Tamaulipas (23 Mm3), así como las presas Endhó, en Hidalgo (18.3 Mm3); Valsequillo, en Puebla (14.5 Mm3); Malpaso, en Chiapas (8.1 Mm3); El Cajón, en Nayarit (7.8 Mm3); El Caracol, en Guerrero (5.2 Mm3); y Tepuxtepec, en Michoacán (4 Mm3).

La Conagua detalló que para julio y agosto se prevé una reducción importante en los acumulados de lluvia en el noreste, centro y sur del país, así como un incremento en el noroeste.

Para septiembre se pronostica que las lluvias estarán por arriba del promedio y que los mayores acumulados ocurrirán en el centro y el noreste del país. Mientras que para octubre se vaticina una disminución en los acumulados de lluvia en todo el territorio nacional, con excepción de la Península de Yucatán, donde se espera un incremento.

“A nivel nacional se prevé que los acumulados de lluvia de junio y septiembre estén por arriba del promedio; y en julio y agosto por debajo del promedio”, señala Jiménez Cisneros.

Sequía y La Niña

Investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM afirman que la sequía que se registra actualmente “va de salida” debido a la temporada de lluvias y ciclones y al fenómeno de La Niña, el cual no se ubicará sin embargo en los niveles registrados de 2010 a 2012, que han sido los más intensos de los últimos 80 años.

Benjamín Martínez López, investigador del CCA, explica que el fenómeno de La Niña —que consiste en el enfriamiento de sus aguas— que se presentó en el Pacífico se aminora, toda vez que en las próximas semanas la superficie del agua se calentará y se registrarán más lluvias.

“A partir de abril ese fenómeno pasó a condiciones neutras, por lo cual podemos afirmar que la sequía terminará y comenzará a llover en ciertas zonas; pero a largo plazo el problema puede ser muy diferente y complicado”, aclara.

Explica que desde 1870 hasta 2018 se observó el incremento sostenido de las precipitaciones en la Ciudad de México. “Estamos en un periodo donde cada vez llueve más. Podrían ser buenas noticias; no obstante, un estudio donde se analizaron dos mil años de registros indirectos (provenientes de una caverna) estableció que ha habido periodos húmedos, pero también de sequías brutales que no duran uno o dos años, como las que hemos padecido, sino décadas e incluso cientos de años”.

En el Valle de México, alerta, lo preocupante es que podamos pasar de una etapa de lluvias abundantes a un periodo seco que dure decenas de años o más de un siglo, “porque ya ha pasado y existe el riesgo latente de que pueda volver a suceder. Entonces sí estaríamos en problemas fuertes”.

En tanto, Christian Domínguez Sarmiento, también integrante del CCA, añade que factores humanos como la demanda del líquido y su gestión pueden exacerbar el impacto en una región.

Hace hincapié en que el comienzo de la temporada ciclónica contribuye a aminorar los efectos de la sequía hidrológica y a llenar las presas, en especial las del norte del país. No obstante, reconoce que el problema de este tipo de pronósticos es que no facilitan identificar las regiones que podrían ser afectadas, ya que esos sistemas tienen la posibilidad de recurvarse o perderse en el océano; al alejarse de nuestro territorio se “robarían” la humedad. Por ello, indica, es importante que en el futuro se determine qué trayectoria predominará en una temporada “y en el CCA investigamos si eso se puede hacer y con qué confiabilidad”.

Acciones preventivas

En este sentido, Laura Velázquez Alzúa, titular de la Coordinación Nacional de Protección Civil, afirma que el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) mantiene actualizado el Atlas Nacional de Riesgo, donde se mapean las posibles áreas de inundación en el país en conjunto con la Conagua.

“Esta información deben usarla los municipios de manera prioritaria en sus procesos de planificación del territorio”, destaca. Agrega que también se concluyeron 32 programas estatales de Protección Civil para la temporada de ciclones tropicales y lluvias. “La Coordinación Nacional de Protección Civil mantiene comunicación permanente con estados y municipios que se encuentran en alguna situación de peligro y que por sus características pueden ser afectados”.

Jiménez Cisneros señala por su lado que se realizan operativos de apoyo y de emergencia para suministrar agua potable, rescatar agua para el riego (en el caso de sequías), desazolvar drenajes (para apoyarnos durante las inundaciones) y bombear las zonas inundadas, a través de las brigadas PIAE.

“Nuevamente quiero recordar a la población la importancia de no tirar basura a las calles. Las dos inundaciones que hemos sufrido se debieron principalmente al taponamiento de los drenajes por basura, por lo que pedimos su apoyo para este tema”, finaliza.