PELIGROS LATENTES

Contaminación, desperdicio, basura y cambio climático son las principales amenazas para la disponibilidad de agua potable en el mundo.

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Martha Mejía
Nacional
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En México, como en todo el orbe, la contaminación de los cuerpos de agua representa un problema adicional al desperdicio y a la poca disponibilidad que existe del vital líquido: poblaciones, industrias y explotaciones agrícolas derraman contaminantes que van desde residuos fecales hasta químicos tóxicos, pasando por toneladas de plástico, lo que provoca graves carencias de agua potable en muchos puntos del planeta, especialmente en países en desarrollo.

A diferencia de otros recursos naturales el agua no presenta grandes pérdidas cuantitativas: su volumen total en la Tierra es siempre el mismo: tres cuartas partes, debido a que el ciclo hidrológico funciona como un proceso autorregulador y autodepurador.

El problema radica, de acuerdo con los especialistas, en su desigual distribución y en que su desperdicio puede conducir al irreversible deterioro en la calidad del líquido al superar la contaminación al proceso depurador del ciclo hidrológico.

¿Cuáles son las principales amenazas para la disposición de agua potable en el mundo? En el marco del Día Mundial del Agua, a celebrarse este 22 de marzo, vale la pena reflexionar sobre qué industrias contaminan más los cuerpos de agua, cuáles son los más afectados, así como la relación que existe entre esta contaminación y las enfermedades que pueden causar muertes.

Quién contamina

Sin duda la contaminación de aguas por plásticos es la más conocida pero hay muchos otros contaminantes: derrames de petróleo, vertidos incontrolados de la industria pesada, agroquímicos y, por supuesto, aguas residuales sin tratamiento son algunos de los grandes desafíos que enfrentan muchas aguas fluviales en todo el planeta.

De acuerdo con la UNESCO el volumen de agua que utiliza la industria es bajo: constituye menos de 10% del total de extracciones.

Sin embargo la industria ejerce una enorme presión sobre los recursos hídricos, no tanto por la cantidad que consume en la propia producción sino más bien por los impactos derivados de los vertidos de aguas residuales y de su potencial contaminante.

“Las fuentes más contaminantes que existen en el mundo y en nuestra región son la industria del petróleo, de energía eléctrica y del cemento”, señala Refugio Choreño Gómez, activista e integrante de la Fundación para el Desarrollo Integral Apaxtle, durante el webinario Procesos tóxicos y agentes contaminantes y agua, organizado por el Conacyt.

Más contaminados

Actualmente la cuenca del río Tula y el Valle del Mezquital, en Hidalgo y Estado de México, así como la cuenca del río Coatzacoalcos, en Veracruz, se consideran de las más contaminadas en nuestro país.

La primera porque ha sido históricamente vertedero de aguas negras de la zona metropolitana del Valle de México; la otra porque concentra la actividad de transformación de la industria petrolera y petroquímica más importante del país y más grande de América Latina.

Académicos, investigadores y activistas coinciden con el elevado grado de contaminación que existe en ambas cuencas y su relación directa con enfermedades que van desde la renal crónica hasta 33 diferentes tipos de cáncer, así como padecimientos en la piel.

De acuerdo con Choreño Gómez en la cuenca del río Tula y el Valle del Mezquital se encuentran 115 plantas de diversas actividades. Por citar un ejemplo dice que el complejo industrial de Tula ocupa el segundo lugar entre las 500 empresas más contaminantes de dióxido de carbono en México, Canadá y Estados Unidos. “La refinería (Miguel Hidalgo) y la termoeléctrica (Francisco Pérez Ríos) emiten 33% veces más dióxido de azufre que todo el Valle de México y son las más contaminantes del país en este ramo”, puntualiza.

Agrega que en la región existen además siete plantas de cemento. “Las cementeras, según estudios que se han hecho en España por el Instituto Carlos III de Salud, tienen un impacto de afectación en más de 50 kilómetros. En 2015 otros investigadores presentaron el estudio de afectación, donde a cinco kilómetros encontraron 33 tipos diferentes de cáncer y a cinco kilómetros casos directos de cáncer de colon. Entonces, imaginemos en esta región el impacto que se tiene por estas plantas”.

Otro ejemplo, señala, es la presa Endhó en la región de Tula, que tiene una capacidad de 182 millones de metros cúbicos y donde “hay 21 localidades ribereñas con una población afectada de 61 mil 586 personas, porque los tres pozos alrededor que abastecen a esta gente están contaminados con metales pesados. También la plaga del mosco culex es un problema en esta zona. Otros padecimientos alrededor de la presa son cánceres y enfermedades de la piel, así como enfermedad renal crónica”.

De hecho, abunda, “algunos estudios de contaminación de pozos en los municipios de Mixquiahuala, Tlaxcoapan y Apaxco encontraron gran cantidad de patógenos, coniformes totales, coniformes fecales, enterococos, giardia, entamoeba histolytica; metales pesados como plomo, cadmio, cobre y, sobre todo, contaminantes emergentes como sulfas, ciprofloxacino, carbamazepina, entre otros medicamentos”.

Brisa Carrasco Gallegos, académica de la Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México e integrante del Sistema Nacional de Investigadores, recuerda por su lado que estas aguas negras no reciben tratamiento de origen en los municipios ni en las industrias donde se generan.

“La solución es tirarlas en otra parte, lejos de donde yo estoy: ese ha sido el tratamiento”, alerta.

Industria petrolera

Andrés Barreda Marín, coordinador del Programa Nacional Estratégico Agentes Tóxicos y Procesos Contaminantes del Conacyt, y Lorenzo Bozada, académico y especialista en temas del agua de la Asociación de Ecología y Desarrollo Sostenible en Coatzacoalcos, indican que en el caso de la cuenca del río Coatzacoalcos, en Veracruz, la contaminación ya era grave desde 1908 pero se agudiza debido a factores como el crecimiento urbano y la creación de basureros a cielo abierto.

“La región de Coatzacoalcos, además del problema de la apertura de pozos, con todos los lodos tóxicos que eso genera y las albercas de lixiviación que tienden a contaminar el conjunto de los ríos en gigantescas áreas, tiene el agravante de que se ha concentrado la actividad industrial de transformación del petróleo”, explica Barreda Marín.

Apunta que en 1998 se descubrieron en el ejido Felipe Berriozábal, en el pozo 1004, cantidades brutales de residuos tóxicos. “Se produjo un escándalo que obligó a que las autoridades más altas de Pemex tipificaran en ese pozo 1004 el primer delito ambiental en Veracruz. Fue así como se procedió penalmente por la afectación del medio ambiente y manejo inadecuado de sustancias tóxicas. Esto derivó en la certificación de los daños que generaba a la salud humana”.

Comenta que no obstante en 2000 inició “la locura de contaminación absolutamente desmedida, no solo en Coatzacoalcos sino en la totalidad del territorio nacional ya que se dieron tres escandalosos y gigantescos derrames en 2004, 2011 y 2014”.

Además el desarrollo de este complejo petroquímico atrajo a la región a más de 100 mil personas que provocaron un crecimiento urbano completamente desordenado, entre los que destaca el basurero de Minatitlán, conocido como Las Matas, “por la cantidad de lixiviados que arroja a los pantanales y a los humedales sobre los cuales fue construido”.

En este sentido Lorenzo Bozada explica que desde hace tiempo se tienen pruebas científicas de que existen metales pesados en el tejido de peces comestibles de la región y el análisis de cabello humano también ha dado positivo para dichos metales.

“Los principales problemas que registramos son las emisiones al río Coatzacoalcos. En ese caso la industria petroquímica vierte todos sus residuos al río. En estos, por ejemplo, van los residuos de la industria química del istmo, que durante 60 años ha estado vertiendo mercurio al río. También encontramos los de la refinería de Minatitlán, donde los últimos estudios señalan que es una contaminación crónica de hidrocarburos aromáticos policíclicos y que esas concentraciones se incrementan durante los derrames”, expresa el investigador.

Añade que la relación de metales pesados es bastante grande: plomo, mercurio, cadmio, vanadio, cobre... y arsénico.

Fast fashion

Mención especial, coinciden los especialistas, es la moda rápida o fast fashion: se trata de la producción y el consumo de ropa producida en masa, la segunda industria más contaminante del mundo, después de la del petróleo. A medida que crece el mercado también crecen los daños al medio ambiente.

Por ejemplo, para producir un kilo de algodón se necesitan aproximadamente diez mil litros de agua (suficientes para que una persona se mantenga hidratada durante 13 años) y con esta cantidad apenas alcanza para una playera y un pantalón de mezclilla. Las telas luego se sumergen en baños de agua mezclada con diferentes productos químicos para blanquearlas, hacerlas más maleables, dispersar y fijar los pigmentos y, finalmente, lavarlas.

Tan solo en India, donde el agua potable es un lujo, estos procesos húmedos requieren de mil 600 millones de litros de agua diariamente.

“La industria de la ropa genera casi 8% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), incluyendo el CO2, y la cantidad de agua que se consume para producir ropa es impresionante”, explica a Vértigo Gabriela Jiménez Casas, investigadora del Instituto de Biología de la UNAM.

Explica que para producir zapatos de deporte se consumen alrededor de cuatro mil 400 litros; las camisas de fibras sintéticas, mil litros de agua potable; las camisetas de algodón, mil 200 litros.

Todos esos residuos acuosos se vierten en los ríos locales. En Indonesia, por ejemplo, unas 200 fábricas textiles vierten sus aguas residuales en el río Citarum, considerado el más contaminado del mundo.

En México, en 2012, se denunció a varias empresas fabricantes de mezclilla por contaminar los ríos San Juan en Querétaro y San Pedro en Aguascalientes.

Mientras que en los países desarrollados la contaminación del agua se considera un delito, en las naciones en desarrollo esta actividad suele pasar inadvertida.

Ríos del mundo

Por el momento no existe ningún estudio científico global que haya sistematizado una clasificación de los cuerpos de agua contaminados más allá del plástico. Sin embargo los ríos que se citan a continuación figuran entre los más contaminados del planeta.

Ganges Se encuentra en India y es considerado sagrado para el hinduismo ya que sus aguas pueden supuestamente limpiar a las personas del pecado. Pero también es el tercer río más grande del mundo en cuanto a descarga y su condición religiosa no evita que sea el quinto que más plástico expulsa al mar.

Y es que la enorme población de más de 400 millones de personas que rodea el Ganges arroja gran parte de sus desechos al río, causando en la zona la expansión de muchas enfermedades transmitidas por el agua.

De hecho los hindúes que no pueden permitirse pagar una cremación se deshacen incluso de cadáveres en el río.

Citarum Localizado en la isla de Java aloja a más de la mitad de la población de Indonesia. Da servicio a casi 150 millones de personas que utilizan el agua del río para beber y pescar, aunque también para deshacerse de sus aguas fecales. Sin embargo el mayor problema está en las miles de fábricas, principalmente del sector textil, que bordean el río y vierten rutinariamente sus desechos en él, tiñendo al agua de cualquier color menos el natural.

A pesar de que en diciembre de 2008 el Banco Asiático de Desarrollo aprobó una ayuda de 500 millones de dólares para sanearlo, el estado del río sigue siendo tóxico en la mayoría de sus tramos.

Pasig Localizado en Filipinas, aunque es una de las principales vías fluviales de Manila, la capital del país, está rodeado en su mayor parte por barrios marginales que contribuyen directamente al abandono del río.

Las aguas residuales y la basura de las comunidades se vierten a diario en este río, pero además absorbe enormes cantidades de desagüe industrial. De hecho este río está tan fuertemente contaminado que ha sido declarado “biológicamente muerto”, lo que significa que no hay ningún tipo de vida que pueda sobrevivir en sus aguas.

¿Qué hacer?

“Creo que una de las formas que tenemos de actuar para llegar a los legisladores justamente es la investigación científica que arroja estos datos que dan fe sobre las afectaciones reales, exponer de una manera seria la situación real y señalar los problemas que originan en la población”, indica Brisa Carrasco Gallegos, académica de la Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México.

Agrega que otra ruta para enfrentar esta problemática es también por medio de la participación social y la denuncia. “Sabemos que muchos de los proyectos no han tenido éxito a partir de que hay una oposición social; esto es lo que logra visibilizar las problemáticas. Aquí en la región son los movimientos sociales los que han tenido impacto para frenar algunas iniciativas”.

En este sentido, explica, las empresas “tienen que operar de manera limpia, tienen el dinero y los recursos para cambiar sus tecnologías y continuar operando de una forma más limpia”.

Al respecto Andrés Barreda Marín estima que se requiere como acción urgente un estudio epidemiológico serio de parte de la Secretaría de Salud para determinar exactamente en qué consiste el conjunto de agravios y de enfermedades acumuladas en las distintas regiones del país.

“El Conacyt lo que hace, también como una acción por parte del gobierno federal, es organizar de entrada este seminario para hablar claramente de los problemas que están ocurriendo y para desarrollar las actividades y las investigaciones que sean necesarias en ese sentido. Desgraciadamente no se puede resolver mágicamente la cantidad de problemas y depende mucho del nivel de organización, transparencia, claridad y contundencia científica con que la propia academia, con que las propias universidades y sobre todo las organizaciones sociales pongan el problema sobre la mesa. Es momento de hablar muy claro”.