Pese a los beneficios innegables de la tecnología, la preservación digital del patrimonio sonoro y audiovisual requiere del uso de la energía de forma ininterrumpida, lo que representa uno de los factores causantes del calentamiento global, condición a la que se suma la obsolescencia del equipo de cómputo que se utiliza para ello y que deviene en basura tecnológica. Se calcula que solo se ha digitalizado 30 por ciento de la memoria histórica.
La especialista del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI), Perla Olivia Rodríguez Reséndiz, puntualiza: “estamos en un momento coyuntural, sabemos que existe gran cantidad de contenidos grabados en soportes magnéticos que aún no se han digitalizado y que podrían perderse, si no se transfieren los contenidos antes del 2025”.
La doctora en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid, advierte que en México existen aproximadamente un millón 500 mil grabaciones sonoras y audiovisuales en diferentes radiodifusoras, televisoras e instituciones públicas. Se estima que se ha procesado aproximadamente 30 por ciento de esta memoria histórica. No obstante este avance, si no se cuenta con la tecnología y el recurso económico de forma permanente en los próximos años podría perderse. Esta labor no es algo dado, se requiere mantenerla de forma sustentable.
En numerosos casos las colecciones digitalizadas carecen de presupuesto permanente para su perpetuación. Cuando se habla de digitalización debemos pensar en dos grandes componentes: la tecnología para transferir y reproducir los contenidos y el equipo necesario para su almacenamiento y protección.
Estos son algunos de los datos que hemos obtenido mediante diversas investigaciones realizadas en el IIBI en 2020 y a través de la Red Iberoamericana de Preservación Digital de Archivos Sonoros y Audiovisuales (RIPDASA), coordinada por la UNAM y constituida por nueve países en el marco del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED).
“Hemos realizado un primer acercamiento al estado de los materiales analógicos que se han perdido, así como a aquellos que están a punto de perderse en Iberoamérica”, alertó.
Por lo tanto, entre los desafíos destacan: la digitalización de los soportes analógicos, el acopio sistemático de materiales de origen digital y la creación de archivos, indica la también maestra en Ciencia Política.