Fernando González González, director de Entrada de la Escuela de Negocios en el Tec de Monterrey Campus Saltillo, creó una empresa de agua embotellada cuyo envasado es capaz de degradarse 25 veces más rápido que una botella de PET convencional. La marca lleva el nombre de Maka, que significa “dar” en náhuatl, y sus botellas están fabricadas con un aditivo orgánico que reduce el tiempo de oxidación del plástico a entre dos y seis años.
“Una botella de plástico normal puede tardar hasta 150 años en desintegrarse. Somos la única marca de agua en el país que usa este aditivo para reducir el tiempo de degradación; los basureros tienen una alta concentración de bacterias. Al añadir este aditivo, las moléculas del PET se expanden permitiendo la entrada de la bacteria para acelerar el proceso de descomposición”, explicó Fernando González.
En 2019, Maka obtuvo dos premios internacionales por el diseño de sus botellas, compitiendo contra marcas de alimentos y bebidas de todo el mundo: Primer lugar en el Dieline Awards, dentro de la categoría Mejor diseño de botella de agua y segundo lugar al Mejor diseño de empaque, en el Latin American Design Awards.
De acuerdo con Fernando, la parte más compleja en la creación de su producto fue el diseño del envase, ya que el equipo de trabajo decidió fabricar desde cero un molde que los diferenciara de otras marcas.
“Estuvimos cerca de un año a prueba y error de fabricación del molde para obtener el diseño que queríamos; nos interesaba también plasmar el arte mexicano y por ello en la parte posterior del envase vamos cambiamos constantemente los colores y las figuras”, señaló.
Actualmente trabajan en conjunto con el movimiento “Hecho con Capacidad”, donde personas con discapacidad intelectual se preparan para realizar trabajos y posteriormente son insertadas en el sector laboral. Maka distribuye sus productos en estados de la República Mexicana como Coahuila, Nuevo León, Baja California Sur, Querétaro, Guanajuato y Sonora.
México ocupa el segundo lugar en el consumo de envases de plástico, por lo que el también docente vio una oportunidad para reducir la cantidad de este material en el ambiente. De acuerdo con las estimaciones de las Naciones Unidas, cada minuto se compran un millón de botellas de plástico. Casi una tercera parte de todos los envases de plástico salen de los sistemas de alcantarillado y 8 millones de toneladas acaban en los océanos cada año, amenazando a la vida marina.